La portada de mañana
Acceder
El jefe de la Casa Real incentiva un nuevo perfil político de Felipe VI
Así queda el paquete fiscal: impuesto a la banca y prórroga a las energéticas
OPINIÓN | 'Siria ha dado a Netanyahu su imagen de victoria', por Aluf Benn

Alemania vive una “ola de ataques racistas” contra los refugiados en la ciudad de Cottbus

Aldo Mas

Berlín —

Por las calles del centro de Cottbus hay más policías de lo habitual. Son días tensos en esta ciudad de Brandeburgo, región del este alemán que envuelve a Berlín. Desde enero, se han multiplicado los enfrentamientos y los ataques contra solicitantes de asilo y las marchas racistas contra la acogida de refugiados.

Cottbus es una ciudad de unos 100.000 habitantes. Sus autoridades estiman que el colectivo de refugiados y demandantes de asilo no supera las 4.200 personas. Un número pequeño si se compara con los refugiados que han llegado a otras ciudades alemanas: solo Berlín ha recibido cerca de 97.000 demandantes de asilo entre 2015 y 2016.

El pasado sábado, casi 2.000 manifestantes se pasearon por las calles de Cottbus contra la acogida de refugiados en la ciudad. La asociación convocante, Patria Futura, denuncia que son “demasiados” en la localidad y en el país, y también propaga que son “peligrosos”. En el céntrico Stadthalle Cottbus, se podían leer numerosas pancartas con mensajes xenófobos: “La islamización es como un cáncer y el mayor peligro para la humanidad” o “Pedimos la expulsión del islam”.

Repiten a gritos el lema “Merkel debe irse”, popularizado por el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD). Su rechazo a la canciller surge de la acogida de cerca de 1,5 millones de refugiados entre 2015 y 2016 durante su gobierno. Es también el país europeo que más solicitantes de asilo recibidos desde la llamada “crisis de los refugiados” en verano de 2015.

“Estamos ante una nueva escalada racista”

Patria Futura asegura que las movilizaciones son una respuesta a “dos brutales ataques con armas blancas llevados a cabo por grupos de jóvenes sirios en seis días”. Se refieren a dos incidentes ocurridos en enero. En el primero, tres jóvenes sirios atacaron a una pareja de alemanes, según Reuters. Pocos días después, otra pareja protagonizó una discusión con un adolescente germano, que acabó herido de arma blanca.

Sin embargo, las peleas entre jóvenes alemanes y solicitantes de asilo vienen produciéndose de forma recurrente en Cottbus desde mayo de 2017. En la pasada Nochevieja, tres afganos fueron perseguidos, insultados y atacados con botellas de vidrio por un grupo de alemanes que lograron entrar en el centro de acogida.

Las ONG denuncian una “ola de ataques xenófobos” en la ciudad. “Estamos ante una nueva escalada racista en Cottbus”, alerta en una conversación con eldiario.es Karl Kopp, responsable de Pro Asyl, una ONG que defiende los derechos de los refugiados. En 2017, se registraron cada día, de media, cuatro agresiones a refugiados, según estiman Pro-Asyl y la Fundación Amadeu Antonio, dedicada a la lucha contra el racismo.

Cottbus no es una excepción. Estos días, las autoridades de la ciudad, en manos del conservador Holger Keich, de la Unión Cristiano Demócrata –el partido de Ángela Merkel–, aseguran que tratan de poner orden. “La situación de la ciudad es tensa, pero tranquila”, señalan fuentes del consistorio a este medio. “Los refugiados están seguros, aunque la seguridad nunca se puede garantizar al 100%”, sostienen.

La Policía ha aumentado su presencia en las zonas afectadas por los altercados y también ha crecido el número de controles en el centro. En declaraciones a este medio, el Ayuntamiento asegura que va a aumentar el número de trabajadores sociales “para mejorar la asesoría y el apoyo a los refugiados”.

“Los migrantes no pueden moverse sin tener miedo”

Las autoridades locales restan importancia a lo que está pasando. “No difiere de lo que ocurre en otras grandes ciudades”, dicen. Para Kira Ayyadi, de la fundación Amadeu Antonio, Cottbus no es una ciudad como otra cualquiera. “A diferencia de otras, Cottbus goza de reputación dentro de la ultraderecha. Piensan que los radicales lo tienen todo controlado”, comenta.

Manifestaciones como la del sábado demuestran la comodidad con la que, denuncian, se mueven los ultras en la ciudad. Fue idéntica a la del 20 de enero, en la que se dieron cita 1.500 personas, entre ellos, políticos de AfD y miembros del Movimiento Identitario, el grupo que fletó un barco para impedir rescates de migrantes en el mar Mediterráneo. “Demostraciones de fuerza como esas contribuyen al hecho de que ahora los migrantes no pueden moverse por Cottbus sin tener miedo”, apunta Ayyadi.

“En Pro Asyl llevamos un par de décadas mirando con preocupación a Cottbus y a la región, hay un problema enorme de racismo allí”, sostiene Kopp. La ciudad es conocida por el arraigo de AfD. La formación de ultraderecha consiguió en las pasadas elecciones generales un 23% de sus votos en Cottbus. Fue el segundo partido más votado, por detrás de la CDU y por delante de los partidos de izquierda.

Protestas exigen más solidaridad con los refugiados

En medio de esta escalada de violencia, también hay quienes plantan cara a la extrema derecha y exigen que Cottbus sea una ciudad solidaria. El sábado, paralelamente a la manifestación de Patria Futura, había convocada otra marcha, más pequeña, en la que se dieron cita cientos de personas para reivindicar una ciudad “abierta al mundo”.

En ella participaban también jóvenes refugiados. “Nos duele que haya dos de nuestros compatriotas que hayan causado problemas con cuchillos”, dijo uno de ellos a las cámaras de Reuters. “Pero los alemanes tienen que saber que no todos los refugiados somos iguales”.