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Nos estás vendiendo, Carlos Andradas
El pasado dos de mayo se interpretó la primera escena de una comedia que va a durar. Carlos Andradas, rector de la Complutense, fue galardonado con la medalla de Oro de la Orden del Dos de Mayo por Cristina Cifuentes. Al acto acudieron muchos de los grandes nombres de la política de nuestro país, y Andradas y Cifuentes tuvieron la oportunidad de dedicarse unas palabras delante de todos ellos.
Cifuentes comentó “la labor e ilusión de los rectores, profesores, trabajadores y estudiantes” y aseguró que no pararía hasta que las universidades encabecen los rankings de excelencia internacional. Después le tocó a Andradas, quien pronunció un ligero discurso, delante de políticos como Mariano Rajoy, acerca de cómo esta medalla simbolizaba un cambio de paradigma en el gobierno regional, justo en el momento en el que se está “definiendo un nuevo marco de relación con las universidades”. Una nueva relación que permitirá a las universidades (cito) “trabajar conjuntamente con el tejido empresarial para incrementar el número de empresas innovadoras y mejorar la situación laboral de los estudiantes.”
Nada de cien mil estudiantes menos en la universidad. Nada de precariedad entre el profesorado y trabajadores o de los millones a deber por parte de la Comunidad (más de 75), sino más bien un discurso conciliador, acerca de lo que hemos “aprendido de la crisis” (de la que habla como si fuera un fenómeno natural). Es decir, vimos al responsable público de la universidad más grande de España hacer mutis por el foro.
Un lector cauto podría pensar que en estos actos lo que prima es la corrección, pero no debemos engañarnos, nada de lo que sucede bajo esta conversación pública es simple protocolo. Leyendo algo mejor la situación nos encontramos con que la relación entre Andradas y Cifuentes es especial.
El gobierno autonómico prepara para los próximos meses una nueva Ley de Universidades ante la expectación de toda la comunidad educativa. Una norma que ya comienza a ser conocida por su oscuridad. Y uno de los pocos colaboradores externos es, por supuesto, Carlos Andradas, que no parece estar presionando al ejecutivo.
Por otro lado, Andradas también está haciendo su trabajo. En la Complutense ha desarrollado una nueva forma de financiación a partir del Reglamento de Cátedras Extraordinarias, aprobado los primeros días después de navidades. Un reglamento pionero en su relación con las empresas y por la forma de implicación que tendrán las mismas dentro de la estructura universitaria.
Él mismo lo explicaba hace unas semanas en El País, donde comenzaba su artículo afirmando “Hay que cambiar el discurso de 'fuera empresas de la universidad' por el de cómo queremos que participen”. En su reglamento, en concreto, se establecen cinco formas de participación delimitadas exclusivamente por el precio, que suben desde las aportaciones desinteresadas hasta el millón de euros. Por esa cantidad tendrán la posibilidad de crear de títulos propios, institutos universitarios (con el nombre de la empresa), posgrados, proyectos de investigación y el cobro del 90% de las patentes desarrolladas. Es decir, liquidación completa de lo que puede vender la universidad sin la autorización del ministerio de Educación (que es quien concede los títulos de grado), sin apenas mecanismos de supervisión.
Aunque al rector no se lo parezca, hay verdaderas razones para la preocupación: La inmersión del capital privado permeará hasta los departamentos de la facultad, posibilitando que sus encargados partan a la búsqueda de “aliados estratégicos”, creando un nicho fértil para el cohecho y las puertas giratorias, porque estos responsables podrán trabajar en excedencia durante cinco años en la empresa contratante.
Claro, para una empresa resulta muy suculento. Todo se realizará con los recursos de la universidad: El profesorado, los materiales y espacios y el propio alumnado, que se verá obligado a formarse dentro del paraguas de un proyecto de investigación con el nombre de una marca conocida, como ya son los proyectos de Telefónica en la facultad de Informática o de Central Lechera Asturiana, en la de Medicina.
Estos últimos meses, hemos aprendido que Andradas cree sin ambages que esta forma de financiación, como afirmaba hace unas semanas en El País, supone el camino más rápido para conseguir un Premio Nobel y buenas calificaciones en los deseados rankings internacionales que, como decía Cifuentes, son el máximo objetivo. Cree que la intervención privada en los espacios más íntimos de la institución producirán resultados libres y valiosos para todos. Sin embargo, cabría preguntarse si los intereses de una empresa coinciden con los de toda la sociedad o tan solo con los de su propio beneficio, y dónde quedarán los proyectos que se salgan de las líneas más rentables. También cabe cuestionar quién vigilará esta puerta abierta hacia la corrupción, o dónde quedó aquello de la autonomía universitaria. O, por qué no, si lo que hace falta no es más inversión pública, en vez de tirarse a los brazos del sector privado.
Hace varias semanas, saltaron las alarmas de un grupo de estudiantes y profesores al conocer este reglamento. Después de un breve historial de artículos y reuniones, se acordó realizar un acto de debate con el rector Carlos Andradas y varios expertos para poner en cuestión el Reglamento. Se llevará a cabo el próximo martes 10 de mayo a las 11h, en el SALÓN DE ACTOS COFARES DE LA FACULTAD DE FARMACIA UCM, y podrá acudir toda persona que esté interesada. Trataremos el reglamento en particular y modelos de financiación de la universidad en general. Y, de paso, un poco sobre la toma democrática de decisiones en la Universidad. Que nunca está de más.
Toda la información podéis encontrarla en esta página.
El pasado dos de mayo se interpretó la primera escena de una comedia que va a durar. Carlos Andradas, rector de la Complutense, fue galardonado con la medalla de Oro de la Orden del Dos de Mayo por Cristina Cifuentes. Al acto acudieron muchos de los grandes nombres de la política de nuestro país, y Andradas y Cifuentes tuvieron la oportunidad de dedicarse unas palabras delante de todos ellos.
Cifuentes comentó “la labor e ilusión de los rectores, profesores, trabajadores y estudiantes” y aseguró que no pararía hasta que las universidades encabecen los rankings de excelencia internacional. Después le tocó a Andradas, quien pronunció un ligero discurso, delante de políticos como Mariano Rajoy, acerca de cómo esta medalla simbolizaba un cambio de paradigma en el gobierno regional, justo en el momento en el que se está “definiendo un nuevo marco de relación con las universidades”. Una nueva relación que permitirá a las universidades (cito) “trabajar conjuntamente con el tejido empresarial para incrementar el número de empresas innovadoras y mejorar la situación laboral de los estudiantes.”