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8487 historias exiliadas

Juventud Sin Futuro

Francisco Verdes-Montenegro y Pablo Padilla —

Dos años después de que saliéramos a las calles de Madrid, Berlín, París, Nueva York, Buenos Aires y tantas otras ciudades del mundo bajo el lema #NoNosVamosNosEchan, la problemática del exilio en nuestro país no se percibe de la misma forma. Si antes de la campaña que lanzamos desde Juventud Sin Futuro el exilio se sufría a nivel individual y familiar, gracias a la campaña y a la labor hecha desde entonces cada vez más personas son conscientes del carácter político de esta problemática, y de cómo el exilio es una de las tres alternativas que se nos plantean a la juventud española, junto con el paro y la precariedad.

La campaña #NoNosVamosNosEchan fue una semilla que creció con mucha fuerza y rapidez. Los nodos que se crearon para apoyar la campaña en diferentes lugares de la geografía del exilio, que se extiende por todos los rincones del planeta (tal como se reflejaba en el mapa de la web donde figuraban todas las personas inscritas), se asentaron en diferentes ciudades y se articularon en lo que hoy conocemos como la Marea Granate. Este movimiento transnacional, con autonomía y buenas dosis de creatividad, ha reivindicado la importancia del exilio en los últimos meses, señalado a sus culpables y trabajando en diferentes campañas para que nuestros exiliados y exiliadas no pierdan derechos fundamentales como el voto o la cobertura sanitaria.

Otro fruto del #NoNosVamosNosEchan, modesto pero que ha podido llevarse a cabo gracias a la financiación colaborativa, lo presentamos hoy: el estudio homónimo que analiza los datos recogidos en los formularios que cumplimentaron los exiliados adheridos a la campaña. Son los formularios de los 8487 exiliados que se inscribieron en la web hasta el 30 de junio de 2013. El estudio, realizado por Pablo Padilla, miembro de Juventud Sin Futuro, analiza de forma pormenorizada diferentes variables, e incluye dos estudios de caso de los exiliados en Alemania y Reino Unido y una batería de buenas prácticas para estudiar el fenómeno del exilio en nuestro país.

Como apunte sobre el estudio cabe subrayar tres datos que se recogen del mismo, y que hablan por sí solos:

  • El 89,54% de los jóvenes exiliados afirman que se habían visto obligados a irse del país.
  • Al 79,89% le gustaría volver.
  • El 81,30% no ven posible el retorno.

Se confirma nuevamente el carácter forzado de este fenómeno para muchos jóvenes que han tenido que coger las maletas y marcharse de su país, muy lejos de las retóricas que tratan de camuflar el problema apelando al espíritu aventurero de los emigrantes o a eufemismos como “movilidad exterior”. Estos datos también reflejan claramente la voluntad de muchos exiliados de regresar a un país que pueda darles la oportunidad que la España del PPSOE no les brinda.

Desde hace dos años nos estamos organizando cada día para que nadie más tenga que marcharse y que los y las exiliadas que lo deseen puedan regresar. Y desde todas partes estamos aportando nuestro grano de arena para lograr ese objetivo. Las recientes elecciones andaluzas ya han dado una señal: el voto del exilio castigó al PPSOE por primera vez. Vamos a seguir hasta que no nos echen, seguimos porque queremos recuperar nuestro presente y nuestro futuro.

Dos años después de que saliéramos a las calles de Madrid, Berlín, París, Nueva York, Buenos Aires y tantas otras ciudades del mundo bajo el lema #NoNosVamosNosEchan, la problemática del exilio en nuestro país no se percibe de la misma forma. Si antes de la campaña que lanzamos desde Juventud Sin Futuro el exilio se sufría a nivel individual y familiar, gracias a la campaña y a la labor hecha desde entonces cada vez más personas son conscientes del carácter político de esta problemática, y de cómo el exilio es una de las tres alternativas que se nos plantean a la juventud española, junto con el paro y la precariedad.