Opinión y blogs

Sobre este blog

Vivir en un país desigual

Gabriela Jorquera

Coordinadora EAPN Madrid @gabyjorque —

Crecí en Chile, uno de los 20 países más desiguales del mundo. Vine a España antes que la crisis reventara las costuras y mostrara la enorme fragilidad del crecimiento económico. Veo el avance de la desigualdad desde la perspectiva de quien ya ha vivido lo que está por venir.

¿Cómo es vivir en un país desigual? Es vivir en un país donde los derechos son bienes transables a un alto precio. El acceso a la salud, a la educación, a la jubilación, depende de cuánto tengas en el bolsillo y eso , no es ningún mérito personal. El esfuerzo que se le pide a una persona pobre para mejorar sus condiciones de vida es muchísimo más grande que el que necesita alguien con recursos económicos altos. En la escalera social, los primeros peldaños miden un metro y medio. Los últimos, pocos centímetros.

Pero en un mercado amplio, hay opciones para todos los bolsillos. ¿Pobre? Al “Todo a Cien” de derechos. Estudia, verás qué divertido. Si has cursadoun bachillerato de saldo,  puedes estudiar una carrera barata, y/o una que tu capacidad de deuda pueda pagar. O ninguna, claro. En las carreras que piden notas altas en las mejores universidades se sientan, en abrumadora mayoría, los mismos traseros que ocuparon los asientos de colegios de pago. Quienes logran colarse en el sistema universitario lo hacen aceptando una deuda larga como una condena. Mi generación aun está pagando por créditos universitarios de carreras que acabaron quince años atrás.

Vivir en un país desigual es que la principal preocupación de las personas entre 50 a 65 años sea encontrar un trabajo después de la jubilación, y donde la mayoría de los pensionistas trabajan porque su jubilación no les da para vivir. No es por falta de trabajo (sólo hay un 6% de paro) sino exceso de trabajo precario. Los bajos salarios se transforman en bajas pensiones y en una edad de jubilación efectiva que es varios años posterior a la real. Ser mayor es sinónimo de ser pobre.

España aún no está enferma de desigualdad, pero ésta ha iniciado un ascenso cuyo fin es difícil de prever. La desigualdad trae consecuencias nocivas al bienestar de las personas y a la cohesión social. Es mejor no recorrer ese camino. Pero para evitarlo necesitamos ser conscientes del riesgo al que nos enfrentamos y del papel fundamental que la resistencia ciudadana tiene. Es mejor prevenir que curar.

Crecí en Chile, uno de los 20 países más desiguales del mundo. Vine a España antes que la crisis reventara las costuras y mostrara la enorme fragilidad del crecimiento económico. Veo el avance de la desigualdad desde la perspectiva de quien ya ha vivido lo que está por venir.

¿Cómo es vivir en un país desigual? Es vivir en un país donde los derechos son bienes transables a un alto precio. El acceso a la salud, a la educación, a la jubilación, depende de cuánto tengas en el bolsillo y eso , no es ningún mérito personal. El esfuerzo que se le pide a una persona pobre para mejorar sus condiciones de vida es muchísimo más grande que el que necesita alguien con recursos económicos altos. En la escalera social, los primeros peldaños miden un metro y medio. Los últimos, pocos centímetros.