El gran acelerador del crecimiento económico de España, crucial ante el impacto de la guerra en Ucrania, despierta poco interés entre las empresas. La última encuesta del Banco de España refleja que solo el 16,6% de las compañías de la muestra (5.798 concretamente) está interesado “en acudir a las convocatorias relacionadas con los proyectos financiados con los fondos europeos”.
Esta proporción, según los datos recabados entre el 23 de febrero y el 10 de marzo –Rusia inició la invasión de Ucrania el día 24 de febrero– es 7 puntos inferior respecto a la encuesta anterior, realizada a finales del último trimestre de 2021, según señala la institución. Un descenso de la disposición de las empresas a aprovechar el Next Generation de la Unión Europea (UE) que podría reflejar un menor atractivo por la rentabilidad más ajustada de estos proyectos por la subida de los costes, principalmente por la escalada de los precios de la energía, y la propia incertidumbre actual.
El limitado interés de las empresas por los fondos europeos contrasta con la intención del Gobierno de incrementar el ritmo de las convocatorias como respuesta al golpe de la guerra en la actividad económica, junto con el Plan de choque aprobado la semana pasada. Exactamente, el Ejecutivo tiene el objetivo de movilizar 24.600 millones de euros con los convocatorias del primer semestre, como la última anunciada por el presidente Pedro Sánchez: 11.000 millones para impulsar la producción de chips.
La absorción de los fondos europeos se erigía antes de la guerra como uno de los principales aceleradores del crecimiento económico, con un impacto positivo de cerca de 1,5 puntos, según la previsión del Banco de España a finales de 2021, y que el Gobierno llegó a situar en 2,5 puntos. Ahora mismo, todas las previsiones están cuestionadas, y el margen fiscal sigue siendo muy estrecho para combatir el pico de inflación. Una de las últimas estimaciones, la de Funcas, dejó el crecimiento este año en el 4,2%.
Una senda de incremento de la actividad económica que se sostiene por la fuerte recuperación que venía de 2021, tras el shock de la pandemia, y que se reflejará principalmente en el primer trimestre, ya que en la previsión del centro de análisis, el PIB solo avanzará un 1,1% en los tres trimestres que restan de 2022, “aunque se evitará la recisión”.
Subida de los precios
La encuesta también refleja “una intensificación del encarecimiento de consumos intermedios al que se están viendo sometidas las empresas, en un contexto en el que un porcentaje creciente de ellas se verán afectadas por la persistencia de las dificultades de suministro a lo largo de todo este año”.
“Casi el 82% de las empresas declara haber detectado un aumento en los precios de sus consumos intermedios, casi 7 puntos porcentuales por encima de la cifra del trimestre pasado”, continúa Mario Izquierdo, economista de la Dirección general de Economía y Estadística del Banco de España, quien firma el análisis del sondeo y observa que, “por lo que respecta al precio de los bienes y servicios producidos por las empresas encuestadas [...], más de un 40% de las empresas afirma haber subido sus precios, un incremento de más de 10 puntos con respecto al trimestre anterior [...]”.
“En el caso de los costes laborales [salarios y cotizaciones], las previsiones a un año vista han aumentado levemente respecto al trimestre pasado. Casi el 70% de las empresas espera, en la actualidad, que se produzcan crecimientos de esta variable, unos 5 puntos más que a finales de 2021”, añade.
Menos ERTE y menos ICO
Entre las buenas noticias que recoge el sondeo, en general, el recurso a las medidas más estrechamente relacionadas con la gestión de la crisis sanitaria, como la solicitud de ERTE o de préstamos ICO, ha ido perdiendo relevancia.
“En cambio, aquellas actuaciones orientadas a favorecer la adaptación de las empresas al nuevo entorno económico tras la pandemia mantienen una incidencia elevada en esta edición. Así, el 36% de las sociedades planea realizar nuevas inversiones en tecnología, el 22% piensa en ampliar sus actividades a nuevos mercados o con nuevos productos, y algo menos del 20% pretende implantar nuevos canales de venta, porcentajes que, en todos los casos, se han reducido algo en el último trimestre”, incide Mario Izquierdo.
“Por su parte, las medidas orientadas a mitigar el impacto sobre la liquidez o la posición patrimonial de la empresa, como la reducción de inversiones ya planificadas, el recorte de los costes laborales (ya sea a través de los niveles salariales o del número de horas trabajadas) o las ampliaciones de capital, han mantenido una tendencia levemente descendente, en línea con la mejora de la situación económica”, concluye.