Alemania es la mayor economía de la Unión Europea. La que más músculo financiero tiene. Y ha decidido poner en marcha un “paraguas”, como lo ha bautizado el Gobierno para afrontar los disparados precios energéticos. Son 200.000 millones de euros por un periodo de dos años “para que los jubilados, los empleados, las familias, la gente del campo y de la ciudad puedan pagar sus facturas”, en palabras del canciller alemán, Olaf Scholz.
Mientras, junto con Países Bajos, está frenando la posibilidad de imponer un tope al precio del gas importado a la UE, algo que piden 15 países, entre ellos España, por temor que pueda ponerse en peligro el suministro y a sabiendas de que su músculo económico puede hacer frente a los precios disparados mientras se subvenciona a la ciudadanía para pagar las facturas. En efecto, Scholz quiere utilizar este dinero, que se suma a los 100.000 millones previos, para suavizar la factura energética de hogares y empresas.
Alemania, que todavía tiene mucho dinero, apuesta por una salida nacional y prefiere asegurarse el suministro, aunque eso signifique pagar un precio elevado. Y esta iniciativa divide a los 27, que ven en ello un riesgo para la unidad de mercado y la igualdad de competencia, algo que también preocupa a Bruselas.
“Frente a las amenazas comunes de nuestro tiempo, no podemos dividirnos según el margen de maniobra de nuestros presupuestos nacionales”, dijo Mario Draghi, el primer ministro italiano saliente.
El comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, por su parte, ha publicado en varios medios europeos un artículo este lunes firmado con el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, en el que expresan varias objeciones: “Para las empresas, debemos continuar nuestros esfuerzos coordinados de apoyo a fin de ayudarlas a preservar su competitividad y sus puestos de trabajo, teniendo mucho cuidado de mantener la igualdad de condiciones dentro de nuestro mercado interior. En este contexto, el plan de ayudas masivas de 200.000 millones de euros decidido por Alemania (5% del PIB) responde a esta necesidad de sostener la economía, lo cual deseamos, pero también plantea interrogantes. ¿Cómo pueden los Estados miembros que no tienen el mismo margen de maniobra presupuestario ayudar también a las empresas y los hogares? Porque, ahora más que nunca, debemos evitar que se fragmente el mercado interior, que se cree una carrera por las subvenciones y que se cuestionen los principios de solidaridad y unidad que son la base del éxito de nuestro proyecto europeo. Y más en un momento en que Estados Unidos está tomando, en el marco de la Ley de Reducción de la Inflación, medidas de un atractivo sin precedentes”.
Von der Leyen: “Grave riesgo de fragmentación”
¿Qué opina del paquete alemán?, le han preguntado al vicepresidente económico del Ejecutivo comunitario, Valdis Dombrovskis (miembro de la familia popular), a su llegada al Eurogrupo, este lunes en Luxemburgo: “Es algo que vamos a discutir. En cualquier caso, la directriz de la Comisión Europea es dar un apoyo temporal y específico a empresas y los hogares. Debemos tener cuidado con la forma en que procedemos con nuestras políticas económicas. No podemos continuar con un apoyo fiscal generalizado, tenemos que ser más específicos, más cautelosos. Y también tenemos que asegurarnos de que las medidas fiscales que estamos tomando no contradigan el objetivo del BCE de volver a la inflación del 2%. El consejo de la Comisión Europea es hacerlo de forma temporal y específica para que no acabe siendo una carga permanente para las finanzas públicas, y también de forma coordinada”.
La vicepresidenta primera, Nadia Calviño, ha afirmado, por su parte: “El impacto de la guerra en Ucrania es diferente en los distintos Estados miembros. Es evidente que hay algunos países, como Alemania, que se ven más directamente afectados y se enfrentan a riesgos diferentes en términos del suministro energético o de posible ralentización económica. Pero, en última instancia, todos nos enfrentamos al mismo reto, que es el de seguir conteniendo el alza de los precios, amortiguando el impacto negativo sobre las rentas de las familias y de las empresas, sin por ello dejar de lado la necesaria responsabilidad fiscal, la reducción del déficit y la deuda pública. Al igual que ocurrió con la respuesta a la pandemia, somos más fuertes cuando actuamos unidos, con decisiones importantes, con determinación y también con solidaridad”.
La propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, expresaba sus dudas este fin de semana pasado, hasta el punto de hablar de fragmentación. Von der Leyen, además, es de la CDU, el principal partido de la oposición en Alemania: “Sin una respuesta europea común, corremos un grave riesgo de fragmentación. Como en el pasado, tenemos que preservar la igualdad de condiciones y evitar las distorsiones del mercado único. Así que la tarea que tenemos por delante es clara, tenemos que hacer más para contener los precios disparados de la energía que están debilitando nuestra economía. Y tenemos que hacerlo como europeos, juntos, solidariamente”.
En una línea semejante se ha manifestado el ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, este lunes en Luxemburgo: “Es fundamental que ante la crisis energética hagamos las cosas juntos en Europa, necesitamos una estrategia económica global, estar más unidos y ser más rápidos en nuestras respuestas. Es esencial que preservemos las condiciones de competencia leal entre los Estados miembros. Si no hay coordinación, si no hay solidaridad, si no se respetan las condiciones de competencia leal, nos arriesgamos a la fragmentación de la zona euro. Ahora necesitamos un desacoplamiento rápido entre el precio del gas y el precio de la electricidad, para que tengamos un precio que sea más asequible para nuestras empresas, más razonable para nuestras industrias. Necesitamos una estrategia a largo plazo adoptada por todos, implementada rápidamente y que permita a Europa hacer frente al aumento de los precios de la energía”.
Así, el ministro francés defendió utilizar los fondos de la estrategia Repower EU de la Comisión Europea para desengancharse del gas ruso: unos 200.000 millones en préstamos sin usar del fondo de recuperación de la pandemia y otros 20.000 millones en subvenciones, según la propuesta de Bruselas que aún debe ser aprobada por los gobiernos.
El propio ministro de Finanzas alemán, el liberal Christian Lindner, ha afirmado: “Si nos fijamos en el tamaño de la economía alemana, no es un paquete demasiado grande. Alemania no está lanzando un paquete de estímulo económico ni de la demanda. Amortiguamos los precios, los disminuimos en relación con el tamaño de la economía alemana. Hemos puesto sobre la mesa un volumen económico muy importante hasta 2024, pero tiene el carácter de un escudo defensivo. Estamos mostrando que somos capaces de actuar, usamos nuestra fortaleza económica para protegernos. La mayoría no se ha dado cuenta de que nuestro paquete contempla hasta 200.000 millones y hasta el año 2024, no es para 2022. Otros Estados han hecho esto en la misma proporción con economías más pequeñas”.
Por último, el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni (socialista, como Scholz), ha expresado por su parte: “Creo que la reacción de los Estados miembros está plenamente justificada en sí misma. Al mismo tiempo, tenemos que preservar nuestro mercado único, evitando la fragmentación y fortaleciendo todas las herramientas que podamos tener para la solidaridad. La solidaridad es algo que tenemos que ofrecer a nivel europeo. Tenemos un muy buen ejemplo en la crisis anterior sobre cómo la solidaridad puede reaccionar ante la crisis y también tranquilizar a los mercados financieros. Creo que ese es nuestro objetivo”.
Al término de la reunión, Gentiloni ha dicho: “Las medidas adoptadas a nivel nacional tienen importantes repercusiones en otros Estados miembros, por lo que un enfoque coordinado a nivel europeo es más crucial que nunca. Necesitamos responder colectivamente a los desafíos actuales, en un espíritu de solidaridad y unidad entre los Estados miembros, salvaguardando el mercado único. Pudimos evitar el riesgo de fragmentación en las semanas más oscuras de la pandemia y debemos hacer lo mismo hoy”.
El presidente del Eurogrupo, Paschal Donohoe (del partido popular irlandés), ha terciado: “Por eso es tan importante la coordinación de la política económica nacional. Tenemos la iniciativa Repower EU y tenemos la implementación actual de los fondos de recuperación de la UE, que son herramientas muy, muy poderosas que están diseñadas para impulsar la convergencia económica y dar un efecto muy práctico a nuestro compromiso con la solidaridad europea. Confío plenamente en que el Eurogrupo, con el seguimiento de estas medidas y el compromiso en la coordinación de las medidas nacionales, garantizará que el euro, la zona del euro, siga siendo sólido a pesar de los efectos de la guerra”.
“Esto es el inicio del canibalismo en la UE. Bruselas debería hacer algo al respecto”, ha entrado en la polémica Viktor Orbán, el primer ministro de extrema derecha húngaro: “Los ricos apoyarán a sus empresas con sumas enormes, mientras que los pobres no podrán hacerlo, podría quebrantar la unidad de la UE”.