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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Más del 60% de las gasolineras ha subido precios que diluyen la bonificación del Gobierno

La bonificación de los carburantes no está funcionando como se esperaba. Más del 60% de las estaciones de servicio están subiendo los precios de la gasolina y el diésel de manera que la subvención de 20 céntimos que aprobó el Gobierno como ayuda dentro del plan de choque por la guerra de Ucrania ha quedado diluida. La medida no está consiguiendo rebajar el coste de los hidrocarburos para los ciudadanos y es uno de los factores clave de la cesta de productos que está impulsando la inflación.

La vicepresidenta de Asuntos Económicos y para la Transformación Digital, Nadia Calviño, reiteró varias veces la semana pasada que el Ejecutivo pondrá fin a la bonificación si los operadores la absorben y siguen con el alza de precios. “Tenemos que ver si están funcionando como deberían para lograr amortiguar los precios. Puede haber un riesgo de que las empresas internalicen esas subvenciones y al final no bajen sus precios. He instado a Competencia para que lo analice, y están en ello”, advirtió.

Otro miembro del Gobierno como Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica, explicó que ante la posibilidad de la ampliación de la bonificación por el alargamiento del conflicto en Ucrania “si hay que mantener el sistema de apoyo a los consumidores de combustible de automoción, lo justo y lo razonable es intentar centrar cuáles son las familias y cuáles los niveles de renta que merecen más apoyo. Hay que buscar que sea un sistema parecido a una tarjeta para concentrar el esfuerzo fiscal para ayudar a esas familias”.

La realidad es que la subvención de 20 céntimos no ha atenuado el impacto en los bolsillos de los consumidores como se esperaba. El precio del diésel en las gasolineras españolas alcanzó niveles récord que nunca se habían visto en España, superando al coste de la gasolina, al llegar hasta los 1,9 euros/litro el pasado 5 de mayo. Ese mismo día la gasolina 95 escaló hasta 1,86 euros/litro, de manera que pulverizó la máxima marca a la que llegó a mediados de marzo.  

Los carburantes venían experimentado un incremento de precios desde el inicio de 2022. Hasta el 24 de febrero, día en el que se inicio la invasión de Ucrania, desde el 1 de enero la gasolina 95 había pasado de 1,48 a 1,59 euros/litro (subida del 7,4%), mientras que el diésel se incrementó de 1,35 a 1,48 euros/litro (un 9.6%). Este impulso se justificó por el alza del petróleo, que en diciembre de 2021 cerró con un precio medio de 74,17 dólares/barril y en febrero de 2022, ya con la guerra de Ucrania en marcha, terminó con un precio medio de 97,13 dólares/barril.

El salto brutal de precios se da en marzo, cuando en solo 12 días la gasolina y el diésel escalan hasta 1,85 y 1,84 euros/litro respectivamente. El 29 de marzo el Consejo de Ministros aprobó la bonificación de 20 céntimos para los carburantes, que provocó un descenso de precios hasta el 13 de abril (gasolina : 1,77 euros/litro. Diésel: 1,78 euros/litro). Desde ese día, los precios de ambos carburantes no paran de subir hasta las cotas máximas alcanzadas la semana pasada. Según datos del INE, el diésel y la gasolina se han encarecido en lo que va de año un 45,6% y un 33,6% respectivamente.

La bonificación del Gobierno ayuda, pero no rebaja el impacto lo suficiente. Con la subvención, el precio del diésel queda en casi 1,7 euros/litro, mientras que la gasolina se sitúa a 1,66 euros/litro, un importe muy superior al montante de los carburantes antes de la invasión de Ucrania.

La Confederación Española de Estaciones de Servicio ha salido en defensa del sector y reivindica el incremento del importe de los carburantes por el alza del petróleo en los mercados internacionales. Nacho Rabadán, director general de la patronal de las gasolineras, rechazó las acusaciones de la vicepresidenta primera con la explicación de que las subidas de precio obedecen a la coyuntura internacional: “Al final los datos son los datos, ella sabe cuáles son las cotizaciones internacionales de los productos refinados y sabe que están absolutamente disparadas, que hay un problema de escasez de gasóleo, sobre todo en Europa”.

“Si miramos los mercados internacionales, el dólar se sigue apreciando respecto al euro, la cotización de gasóleo y gasolina sigue creciendo. Europa toma medidas respecto al petróleo ruso que van a tener consecuencias en los precios, mucho me temo que los precios energéticos van a seguir subiendo. Tenemos que asumirlo, es un escenario que no gusta a nadie: a los consumidores no nos gusta y a los empresarios tampoco. Son las cartas que tenemos en estos momentos”, añade el director general de la asociación de gasolineras.

Sin embargo, el comportamiento de precios que están siguiendo en las gasolineras obedece a otros parámetros. Es cierto que el precio de petróleo subió en marzo, con una media de 117,25 dólares/barril, pero en abril bajó a 104,58 dólares/barril y en lo que llevamos de mayo el precio medio está en 108,99 dólares/barril. En teoría, el precio que paga el consumidor final en una estación de servicio debería reflejar la evolución del petróleo con dos meses de diferencia, pero las gasolineras aplicaron la subida en marzo inmediatamente.

El economista Juan Luis Jiménez achaca este comportamiento a la falta de competencia en el sector, ya que las empresas minoristas siguen “el modelo de 'cohetes y plumas' (rockets and feathers)” que “afectan negativamente a los consumidores”: “Ante subidas del coste de la materia prima, el precio minorista sube casi de inmediato (aunque no hayan comprado petróleo a precios altos aún). Pero, cuando ese mismo coste baja, el precio minorista tarda mucho más en actualizarse y bajar”.

De hecho, atendiendo a los datos que proporcionan las gasolineras al Ministerio de Transición Ecológica, desde el 1 de abril en el que se inició la bonificación de los carburantes hasta el 6 de mayo, el 66,1% de las gasolineras ha subido los precios del diésel entre cinco y más de quince céntimos, es decir, han dejado sin efecto el subsidio que pagaba el Gobierno. Solo un 13,4% de las 11.650 estaciones de servicio han rebajado el precio del diésel. Una reducción del precio de más de 10 céntimos solo lo han aplicado 99 gasolineras.

En el caso de la gasolina 95 los datos son muy parecidos. Desde que se puso en marcha la ayuda del Ejecutivo hasta el 6 de mayo, el 62,9% de las estaciones de servicio ha incrementado el importe de este carburante entre cinco y más de quince céntimos, diluyendo el efecto de la bonificación. En este caso, un 16,3% de las gasolineras en España ha rebajado el precio de la gasolina. Solo 98 estaciones de servicio han reducido el precio más allá de los 10 céntimos/litro.

Lobby en el Congreso

A pesar de estos incrementos, la patronal de las gasolineras está haciendo lobby en el Congreso para que se modifique la normativa de la bonificación de los carburantes para que en la tramitación como proyecto de ley se añadan buena parte de sus reivindicaciones. Según los empresarios de las estaciones de servicio la medida ahoga al sector por falta de liquidez, por ello solicitan que las liquidaciones no se hagan de forma mensual, sino que optativamente puedan ser quincenales; líneas ICO al 0% de liquidez (para poder seguir funcionando con relativa normalidad) y de avales (para garantizar el suministro por parte de proveedores); e incluso ayudas directas a cada estación de servicio, entre otros.

No hay datos para saber si el 70% de las 11.650 gasolineras que son pequeñas empresas, según la Confederación Española de Estaciones de Servicio, están sufriendo problemas de liquidez o su negocio está empeorando. Donde sí se pueden encontrar datos que demuestran que el negocio de los carburantes no va nada mal es observando la cuenta de resultados de las petroleras.

Repsol duplicó su beneficio neto con 1.392 millones de euros en el primer trimestre del año 2022 respecto al año anterior; Cepsa ganó 58 millones en el primer trimestre, un 9,4% más, aunque su beneficio bruto de explotación (ingresos antes de impuestos, amortizaciones e intereses) creció un 87%, hasta los 605 millones. La petrolera portuguesa Galp, con una red extensa de gasolineras en España, obtuvo un beneficio neto de 155 millones en los tres primeros meses del año, lo que supone casi seis veces más que en el mismo período de 2021.

El Gobierno tiene que tomar la decisión sobre si amplía tres meses más el plan de choque por la guerra de Ucrania, que incluye la bonificación de los carburantes. Tanto el FMI como el Banco de España o la Comisión Europea han solicitado que las medidas de este tipo se apliquen solo sobre los colectivos más vulnerables o a determinados sectores como los transportistas, para que estas ayudas no degeneren en regresivas o sean absorbidas por las empresas sin que tengan impacto real en el bolsillo del consumidor.

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