“La renta básica universal es anticapitalista pero también puede hacer más equitativo al capitalismo”
“Tener a millones de personas sin ingresos de ningún tipo puede dar lugar a un grave problema social y la renta básica universal puede ser una solución”, argumenta Juan Torres López (Granada, 1954), catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla. El economista acaba de publicar La renta básica (Editorial Deusto), un libro donde explica y analiza una medida que se empieza a pergeñar en la Grecia clásica y ha llegado hasta nuestros días como una posible solución social al proceso de robotización del mercado laboral.
Torres desarrolla en su libro los argumentos de detractores y partidarios de la renta básica universal cuando admite que El debate político, que a veces no es muy riguroso, ha amplificado esa confusión alrededor de la renta básica porque se ataca sin saber a qué se refiere“.
¿Por qué hay tanta confusión a la hora de definir la renta básica?
Es un concepto que se ha introducido en el debate de las políticas económicas y sociales con un sentido muy amplio. El problema es cuando se utiliza la expresión renta básica y nadie sabe a qué se está refiriendo. Inicialmente cuando se hablaba de renta básica se hacía referencia a la renta básica universal, que se establece sin condiciones a todas las personas solo con el hecho de ser ciudadano, pero hoy día el término encubre incluso a normas jurídicas que están en estatutos de autonomía en España, tipos de rentas mínimas o garantizadas que no deberían ser definidas como renta básica universal. El debate político, que a veces no es muy riguroso, ha amplificado esa confusión porque se ataca sin saber a qué se refiere.
En su libro se define la renta básica como una propuesta moral, un proyecto ético de justicia y libertad, una postura difícil de establecer en una época dominada por el utilitarismo mal entendido.
El utilitarismo es una propuesta moral también. Todas las propuestas que se hacen que tienen que ver con la forma de vivir son propuestas morales y éticas. La defensa y el ataque a la renta básica tiene que ver también con posiciones éticas, ya que responde a la idea de repartir lo común, pero aquí se puede plantear: ¿qué es lo común?¿Es necesario repartir lo común o está ahí para que se lo apropie quién quiera?¿Es justo que se reciba algo sin dar nada a cambio? Realmente son preguntas que no tienen respuesta objetiva ya que dependen de los criterios morales de cada persona, algo extensible a cualquier medida de política económica. La Economía no aporta soluciones sino políticas, siempre hay detrás un juicio moral.
Finlandia ha realizado un experimento cediendo una renta a un grupo de personas. Las conclusiones del experimento es que los beneficiarios se han sentido más seguros, al mando de sus vidas y con mejor salud mental y física, pero no ha tenido grandes efectos sobre la situación laboral de estas personas. ¿Es un fracaso? Por qué se relaciona siempre con el empleo?
Las teorías que explican el desempleo y cómo se crea empleo se pueden ubicar en dos extremos: en un lado, las más neoclásicas o liberales que establecen el trabajo como una mercancía más y que para crear empleo lo que hace falta es que los mercados sean flexibles. Algunos defensores de la renta básica dicen que gracias a la ella los mercados puede ser más flexibles y contribuiría a crear empleo. Desde otro punto de vista, el paro se origina por escasez de demanda de bienes y servicios, si se le da a todo el mundo la capacidad de compra añadida se incrementaría esa demanda. Para criticarla se argumenta que va a convertir en más reacias a las personas para encontrar empleo o que puede crear un problema de precios si la mayor demanda no va acompañada de una mayor oferta. Se la vincula con la condición laboral porque hoy día es la mayor preocupación, pero incluso entre los defensores de la renta básica lo menos esperado es que haya más empleo, al menos del convencional, la renta básica no se justifica por la creación de empleo.
Dentro de la izquierda se postula el trabajo garantizado como alternativa a la renta básica. ¿Es preferible?
Volvemos a entrar en una preferencia ética. En los países donde hay más nivel de empleo, como Japón o EEUU, nos encontramos trabajos que nos parece que tienen poco contenido, pero se trata de proporcionar ingresos a personas que por su capacidad o por su formación no tienen opciones para alcanzar otro empleo. Se entiende como una fórmula para facilitar una renta mínima o decente o garantizada a personas que no tienen otra fuente y hacerlo con un prerrequisito moral en forma de “a cambio de”.
Comparte la idea del sector más liberal que apunta que la renta básica podría sustituir al resto de medidas de protección social.
No comparto la propuesta, ya que el efecto podría ser más negativo porque sería más caro, pero ciertamente se podría hacer. Una renta básica podría sustituir a todas las demás prestaciones, incluídas las educativas y sanitarias, y ofrecer esos bienes públicos como privados. Con la experiencia que tenemos, sin sanidad pública la sanidad privada sería más cara y no se podría garantizar el acceso a todo el mundo. Si se deja en manos del mercado no habrá igualdad de condiciones porque dependerá de la renta. Detrás de este planteamiento hay un posicionamiento ideológico en contra de todo lo que gestiona el Estado porque lo asocian a una coerción pero no hay razones objetivas que lo avalen.
Desde hace unos años se está replanteando si medidas económica como el PIB sirven para medir adecuadamente el desarrollo ya que no tienen en cuenta el bienestar de las personas. ¿Habría que dar un salto y redefinir los elementos que deben formar estas herramientas para que la renta básica sea aceptada?
Cada día está más claro que el Producto Interior Bruto es muy bruto: no refleja adecuadamente la actividad económica. No permite conducir la economía contemplando todos los factores. Con un conjunto o una cesta de indicadores diferentes —porque es muy difícil tener un indicador complejo que refleje al completo el bienestar humano y la eficiencia económica— veríamos que la renta básica sería fácilmente encajable como política económica.
Con la robotización de la economía se ha puesto la renta básica como una solución.
Si la robotización, como otras revoluciones tecnológicas, se acompaña de un mantenimiento de la jornada laboral se va a producir un paro masivo. Si los beneficios de los incrementos de productividad se distribuyen de una manera desigual se producirá una situación social explosiva. Esta amenaza lleva a que personas defensoras del capitalismo en su forma más libre contemplen la necesidad de la renta básica. Lo lógico sería no dejar a un ejercito de personas condenadas a no tener una asistencia que garantizara un mínimo de bienestar sino abordar esta revolución tecnológica para que beneficie a todos. Lo que está ocurriendo es que todas estas innovaciones van de la mano de la una legislación que favorece jornadas de trabajo aun más largas, con independencia del sueldo, sin que se dé una negociación laboral simétrica.
En su libro destaca los comentarios de Karl Polanyi sobre la medida de Speenhamland, una especie de complemento salarial que Ciudadanos parece haber recogido en su programa.
Polanyi explica que se trata de una medida que daba tantos derechos a los trabajadores frenó el desarrollo del capitalismo porque estaba en contra de la liberalización, de la mercantilización del trabajo.
¿La renta básica es una medida contra el capitalismo?
Filosóficamente es contraria al capitalismo, al igual que la sanidad pública. El capitalismo se basa en la libre compra y venta de la fuerza del trabajo y los recursos naturales. La renta básica supone llevar una retribución a un factor con independencia del valor que esté creando, en este sentido es anticapitalista. Otra cosa es que sea perfectamente compatible con el capitalismo, porque lo puede hacer más eficiente, más equitativo y crear más paz social.
El debate de la renta básica es cómo se financia. Recoge en su libro un estudio de Arcarons, Raventos y Torrens por el que el coste neto estaría sobre los 187.870 millones de euros, un 17,4% del PIB español.
Hay varios errores a la hora de calcular su coste. El coste bruto de la renta básica es fácil de calcular: cuánto dinero le queremos pagar a un número determinado de personas. Ahora bien, ese montante total que es una cantidad bruta hay que definirlo posteriormente en términos efectivos. Esa cantidad de 187.870 millones va a generar una serie de ahorros como subsidios o subvenciones que se van a eliminar. Además, hay que tener en cuenta cómo se va a financiar porque si se financia con el IRPF estamos haciendo una transferencia de renta que va a suponer también una serie de ahorros, con lo que el coste final sería mucho menor.
¿Una herramienta como la renta básica solo tiene sentido si es universal?
Puede ser una renta condicionada a lo que se decida, desde la nacionalidad a la renta, pero una renta básica universal sí se puede instaurar en un territorio concreto, aunque creo que sería desnaturalizarla. Deben percibirla todas las personas que son ciudadanas de un territorio. No soy partidario de entender un Estado como el español repartido en 17 cuasi miniestados y que haya diferencias entre los diferentes territorios: hay derechos que deberían ser garantizados a escala estatal. Una comunidad autónoma podría poner en marcha una renta básica universal pero se produciría lo que los economistas llamamos votos con los pies, desplazamientos de población a esas comunidades.
¿No se debe aplicar criterios de renta para dar la renta básica?
La renta básica universal la debe recibir cualquier persona sin tener en cuenta su renta, sus ingresos o su situación laboral o personal. Es incondicional. Dependiendo de la edad si se podrían definir niveles para establecer cantidades diferentes. A la hora de financiarla es cuando entran los matices porque si se hace con el Impuesto sobre la Renta había un grupo de pagadores y otro de receptores, con lo que en términos netos los que la financian no recibirían esa renta básica.
Si una renta básica es tan positiva ¿por qué fue rechazada en referéndum en Suiza?
Los porcentajes de apoyos y rechazos a la renta básica universal están muy igualados en la sociedad europea. En las últimas encuestas se ofrecen razones un tanto sorprendentes para su rechazo, por ejemplo hay un porcentaje mayor entre los católicos en España que se posicionan en contra de la renta básica porque alegan que hay otras fórmulas para evitar la necesidad. Pesa la idea de que es muy caro y cuesta asumir el razonamiento de que se le dé la misma cantidad de dinero a cualquiera que sea la persona independientemente de lo que haga, cuando lo que se hace es repartir un acervo común, una herencia común. Estamos vivienda el conflicto que ocurría en las primeras ciudades cuando se planteaba hacer canalizaciones que eran costosas y había grupos de ciudadanos que defendía que solo bebiera agua limpia el que la pagase hasta que se razonó que sin canalizaciones y saneamientos se expandía más fácilmente el cólera, una enfermedad que cuando se extienda no va a hacer una diferencia por renta. Tener a millones de personas sin ingresos de ningún tipo puede dar lugar a un grave problema social y la renta básica universal puede ser una solución.