El acuerdo de la cesta de la compra a precios reducidos sigue sin concretarse con la inflación de los alimentos disparada
Los precios de los alimentos crecieron en octubre al ritmo más alto desde que hay registros. De media, se dispararon un 15,4%, el nivel récord desde que en 1994 se empezó a calcular este componente básico del gasto familiar. Un dato que esconde subidas aún más significativas. Por ejemplo, el azúcar se ha incrementado más de un 27% en el último mes y más de un 42% en lo que va de año, según los datos publicados este martes por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Los aceites despegan casi un 60% y la mantequilla, un 34%. Pero no son solo los alimentos elaborados. El precio de las legumbres y hortalizas frescas o refrigeradas, básicas en cualquier carrito de la compra, ha crecido desde hace un año más de un 25%. El mismo porcentaje que sube la leche (entera o desnatada) y los huevos; y que rozan la pasta o los yogures.
En ese contexto de precios de los alimentos en plena escalada, de momento, sigue sin concretarse el acuerdo de la cesta de la compra a precios básicos que al inicio de septiembre reclamó la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz en una entrevista con elDiario.es.
Puerta abierta a nuevas reuniones
Entonces, Díaz y el ministro de Consumo Alberto Garzón se reunieron con los representantes de las principales asociaciones de súper e hipermercados. Su objetivo, “determinar una cesta de productos básicos, en torno a 20 o 30 productos, en los que, como hemos hecho con el gas y otras materias, topemos los precios. 20 o 30 productos que son básicos: la leche, el pan, los huevos, la fruta…”, enumeró la vicepresidenta en la citada entrevista.
Tras ese encuentro, según indican fuentes del Ejecutivo y de las empresas de distribución, se han mantenido reuniones de carácter técnico pero, de momento, no se ha concretado una cesta básica que alivie la renta de las familias.
Una opción que tampoco se ha descartado. Fuentes del Ministerio de Trabajo y Economía Social abren la puerta a nuevas reuniones con las empresas de distribución en un entorno como el actual, donde los precios de los alimentos no se han tomado un respiro, como sí ocurre con el conjunto del IPC.
Díaz declaró este martes que “el dato del IPC de hoy es de gran importancia, indica que cuando el Gobierno actúa como hemos hecho en los precios de la energía, los precios bajan. Hay dos sectores donde no hemos actuado. Uno de ellos es la alimentación y no solo no bajan sino que se disparan, están en el 15,4%. Este es el problema real de nuestro país junto con la vivienda. Vuelvo a decir que se están incrementando como nunca los beneficios de las grandes distribuidoras. Pido que se actúe ya. Cuando no actuamos estamos poniendo en riesgo a muchas familias. Le vuelvo a pedir a las grandes distribuidoras que tomen medidas con carácter inmediato, que están engrosando sus beneficios”.
El coste de hacer la compra también llegó este martes a la rueda de prensa del Consejo de Ministros. La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, descartó que el Gobierno tenga sobre la mesa un impuesto específico para las cadenas de híper y supermercados como se ha planteado en Portugal. También, confía en que la inflación de los alimentos frescos comience a atemperarse en los próximos meses.
Un futuro respiro a la inflación subyacente
“Es cierto que el impulso inicial [de la inflación] viene dado por los precios de la energía pero este impulso se ha visto sustituido por el alza de los precios de la alimentación, sobre todo los elaborados e industriales”, asumió Calviño en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros. “Espero que en los próximos meses veamos como empieza a bajar esa inflación subyacente que va con retraso respecto a los precios de la energía. En ese ámbito ya tenemos tipos impositivos especialmente reducidos”.
Respecto a esto último, a bajar los impuestos de la alimentación, esa es una de las peticiones de los distribuidores, una rebaja del IVA o, incluso, su supresión. Sin embargo, los expertos ponen en duda la efectividad de esta medida, porque no repercute en el precio y porque se carga sobre las cuentas públicas.
En cuanto a la opción de tomar más medidas para bajar el precio de los alimentos, de momento, Calviño no ahondó en esa dirección. “Lo más importante para enfrentarse a esta situación es apoyar las rentas de las familias, seguir con un política de refuerzo de las rentas, como hemos venido haciendo desde que se inició la escalada inflacionista; apoyando la creación de empleo, la mejora de las condiciones salariales, aliviando la situación de las familias afectadas por el alza acelerada del coste de las hipotecas”, enumeró. “Medidas para apoyar a los más vulnerables que son los que se pueden ver más afectados por el alza de los precios de los alimentos”.
Respecto a qué hay detrás de estas subidas de la alimentación básica, fuentes del sector de la distribución aseguran que se trata de un tema de costes, que las empresas están repercutiendo el aumento de precios en origen. En concreto, afirman que hay proveedores que han subido precios en cinco ocasiones en lo que va de año y que, tras la puesta en marcha de la Ley de la Cadena -que prohíbe vender a pérdidas- tienen que repercutir esas subidas.
En algunos productos, como el azúcar, la subida de precios no es local, sino que se trata de un insumo que está encareciéndose a escala global y donde no ven una minoración en el futuro más cercano, porque existe escasez en los mercados internacionales.
Respecto a las subidas en sí, hay vegetales como los calabacines que han triplicado su precio en origen -el que se paga a los productores- desde hace un año. Y hay otros productos que, en ese primer eslabón, también están creciendo por encima de la inflación media de los alimentos, por ejemplo, el cerdo o los huevos, que suben más de un 60%.
Sin embargo, hay otros, como el aceite de oliva virgen extra que en el IPC que pagan los consumidores, al final de la cadena, se ha encarecido casi un 60%, pero en origen, a los productores se está pagando un 30% más que hace un año, según los cálculos que ha publicado la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG). Al cierre de octubre, también hay frutas por las que se paga menos, en origen, que en otoño de 2021. Por ejemplo, la uva de mesa, que se está pagando a los agricultores a 0,74 euros/kilo, cuando al cierre de octubre de 2021 eran 0,77 euros.
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