Kike Sarasola, el empresario que aloja a Ayuso en dos apartamentos de lujo, puede permitirse ser solidario porque de momento no paga la cuenta él. Su compañía hotelera, Room Mate, pierde dinero desde hace una década y sobrevive solo gracias al respaldo de ROSP Corunna, la empresa de participaciones empresariales de Sandra Ortega, hija de Amancio Ortega y heredera de la fortuna de su madre, Rosalía Mera.
ROSP Corunna es dueña del 30% de Room Mate. La inversión inicial la hizo Rosalía Mera, a quien le gustaba el sector hotelero, en 2009, nueve años después del nacimiento de Room Mate. Con el tiempo, la compañía gallega aumentó su participación y siguió financiando por distintas vías a Sarasola. Hoy Room Mate es una bola de nieve completamente endeudada, incapaz de dar beneficios y a quien los bancos dejan dinero porque saben que ROSP Corunna está detrás.
La empresa de Sandra Ortega no solo participa en Room Mate. También presta dinero a Tafay 2000 S.L, la sociedad con la Kike Sarasola controla el 60% restante de Room Mate. Lo hace para que Sarasola no se diluya y pueda acudir a las ampliaciones de capital de su propia compañía. En 2017 unificaron la deuda de Tafay 2000 en un único préstamo que asciende a 6,6 millones de euros. En 2018, esta deuda se subrogó: Tafay 2000 pasó a ser deudor de Room Mate y Room Mate de ROSP Corunna.
Esta subrogación era parte de una operación de rescate a Room Mate, que a finales de 2017 se encontraba “en causa de disolución dado su patrimonio neto negativo”. La hotelera restableció su “equilibrio patrimonial” convirtiendo en préstamos participativos los créditos de la compañía de Ortega.
A cierre de 2018, Room Mate S.A —el grupo del que dependen hasta 19 sociedades, una por cada apertura internacional— debía 26 millones a ROSP Corunna, según consta en las cuentas presentadas en el registro mercantil. Y a cierre de 2019, según ha podido saber eldiario.es, otros 95 a los bancos, entre préstamos y pólizas de crédito. Dentro de estos, destaca un préstamo de 54 millones de Citi Bank que vence en junio de este año y otro de 10 millones de Société Générale que vence en 2023. Los préstamos tienen la garantía de ROSP Corunna: si Room Mate quiebra, la empresa de Sandra Ortega es la responsable última.
eldiario.es ha contactado con ROSP para entender por qué financian a una empresa tan deficitaria, pero no ha recibido respuesta al cierre de este artículo. El máximo responsable de ROSP es José Leyte, quien también forma parte del Consejo de Administración de Pharmamar. La hija de Amancio Ortega delega en él la gestión de su patrimonio.
Los préstamos se utilizan para financiar la expansión del grupo por todo el mundo. Room Mate tiene 28 hoteles operativos. A más hoteles abiertos, más ingresos. Pero también más gastos y más deuda. Actualmente, su patrimonio neto sigue siendo negativo, de casi 50 millones, lo que significa que debe más dinero del que tiene.
Un “gran empresario” en pérdidas
En los últimos días, Kike Sarasola ha sido noticia por alquilar —al módico precio de 80 euros la noche— dos enormes apartamentos en el centro de Madrid a la presidenta de la Comunidad. Sarasola, conocido por arrimarse a políticos de todo color (su padre era íntimo de Felipe González y él apadrinó a Albert Rivera cuando llegó a Madrid), fue el primer empresario que dijo que ponía sus hoteles a disposición de la región para albergar a enfermos, personal sanitarios y personas mayores.
Aunque le siguieron decenas de establecimientos —muchos coordinados por la Asociación de Empresarios Hoteleros de Madrid, otros no— Sarasola es quien más alabanzas y publicidad institucional gratuita se ha llevado.
El pasado 25 de abril, el Room Mate Óscar recibió la visita de Ayuso y Pablo Casado, el líder del PP. “Quiero mandar un abrazo muy fuerte a Kike Sarasola y a Carlos”, dijo Casado. Carlos Marrero es el marido de Sarasola, dueño del 4% de Room Mate a través de Ergocrático S.L. “Lo que están haciendo es de una tremenda generosidad. A todos los amigos de Room Mate, a todos sus clientes y socios, les quiero decir que se recordará siempre cómo estuvieron a la altura de la solidaridad. Room Mate empezó en Madrid, pero ya tiene establecimientos por todo el mundo”.
No era la primera vez que Casado alababa en público al empresario. En 2019 dijo que era un “ejemplo de combinación entre la empresa de éxito y la solidaridad”.
Pero ese éxito no es real. Solo dos de las 19 filiales de la empresa tuvieron resultados positivos en 2019: la holandesa y una de las estadounidenses. El hotel Aitana de Ámsterdam es uno de los pocos que va bien. El resto pierden dinero. Las cuentas de 2018 señalan a “la situación política en Barcelona”, a “la desaceleración de Madrid” y a la “actualización de los costes laborales en el sector” de los malos resultados en la filial española.
2018 fue otro año récord para el turismo en España. Si en tiempos de bonanza Room Mate no rentabilizaba su principal mercado, será complicado que lo haga con la crisis del coronavirus.
El agresivo plan de expansión, unos costes muy altos —Room Mate gasta 27 millones al año en alquileres porque no tiene propiedades, 1,4 millones anuales en los diez salarios de alta dirección...— y, en definitiva, una mala gestión, son parte de la causa que explica estos pésimos resultados. Preguntada por ellos, la empresa ha declinado ofrecer explicación.
Su negocio de apartamentos no va mucho mejor. En pleno 'boom' de Airbnb, Sarasola montó la que pretendía ser su competencia: la empresa de apartamentos turísticos Be Mate, con matriz en Holanda y que hasta la fecha ha recibido 3,4 millones en créditos públicos. Nacida en 2014, Be Mate va igual de mal que Room Mate. En 2018 perdió 2,3 millones; en 2017, 4,5. Su patrimonio neto también es negativo, según las últimas cuentas presentadas por Be Mate Community S.A.
Sarasola ha justificado el 'precio amigo' que le hizo a Ayuso diciendo que el confinamiento le ha dejado sin ingresos. “¡Conseguir una clienta y que esté dos meses y me reporte 5.000 euros!”, dijo en televisión. La situación de la compañía es mucho más complicada y ese dinero no la solventaría.