La banca ética reivindica su papel frente a la concentración del sector tradicional: “No beneficia ni a clientes ni a la economía”
El todavía pequeño sector de la banca ética sigue creciendo año tras año y reivindica su papel en el futuro de las finanzas, especialmente en un contexto de crisis económica provocada por la COVID. El ahorro gestionado por estas entidades alcanzó el pasado año los 2.200 millones de euros, el más alto alcanzado desde que comenzó esta actividad cuya inversión está centrada en proyectos sociales y medioambientales. El año terminó para este sector con una concesión de préstamos por valor de 1.488 millones de euros, lo que supone un ligero incremento respecto al año anterior, frente a un sector, el tradicional, donde los créditos llevan años cayendo.
El barómetro del sector presentado este jueves destaca que se trata de un segmento de las finanzas que cuenta con una morosidad muy inferior a la de la banca tradicional. En concreto, a cierre de 2019, el peso de los créditos morosos sobre el total se situó en el 1,84%, casi tres veces menos que el 4,6% que tenía de media el conjunto de la banca tradicional, aunque en algunas entidades esta cifra se sitúa por encima del 5%. Son en torno a 200.000 los clientes que suman bancos como Triodos, Fiare o Oiko Credit.
El sector ha reivindicado en un acto con varias entidades su papel en un sector bancario tradicional muy afectado por la crisis del coronavirus y en el que ha comenzado una tendencia a la concentración con el anuncio de fusiones como Bankia y CaixaBank o Liberbank y Unicaja. “Puede beneficiar a la rentabilidad a corto plazo, pero no beneficia ni a clientes, ni a trabajadores, ni a la economía real de las empresas y las organizaciones”, ha asegurado Sandra Catañeda, directora de desarrollo corporativo de Triodos Bank.
Juan Garibi, responsable comercial y de desarrollo estratégico de Fiare Banca Etica, ha animado al resto de entidades del sector de banca ética a presentar la “diversidad” de esta actividad y “demostrar que no necesitamos fusionarnos”. Los ponentes en este acto han defendido que, frente a la banca tradicional, hay que crear un sistema de colaboración entre las distintas entidades, manteniendo la complementariedad de todas ellas.
Sin embargo, en el sector se asume un cierto “estancamiento” en el avance de esta actividad, como ha planteado Xavier Teis, de Coop57, en el acto de presentación de este informe. “Hemos crecido mucho en la última década pero ha llegado el momento de hacernos preguntas sobre los límites de las finanzas éticas”, ha asegurado el representante de la entidad. Un sabor “agridulce” que comparten el resto de grupos de finanzas éticas, que apuntan a los problemas que pueden traer consigo la crisis del coronavirus y los retos para mantenerse en el sector.
Pese a ese estancamiento del sector durante el último año, se reivindica el dato de la morosidad como un valor de demostrar la seguridad de las finanzas éticas. “Somos entidades que trabajamos bien y este dato debería generar confianza”, ha apuntado Teis.
Los ponentes han coincidido en señalar que durante los últimos años la banca tradicional ha asumido parte del discurso que ha sido habitualmente defendido por la banca ética, especialmente en cuanto a la financiación de la transición ecológica. “Nos están llevando a la contradicción, asumen nuestro discurso como si fuera suyo. Tenemos que demostrar que el nuestro es de verdad. Tenemos un desafío de demostrar que somos útiles”, ha apuntado Garibi. “Que nadie piense que el cambio de modelo ecológico nos lo va a traer Iberdrola”, ha añadido.
Jorge Berezo, presidente de Oikocredit Euskadi, ha criticado a la banca tradicional por “haberse puesto de perfil” durante la crisis económica que ha traído la pandemia de coronavirus. “Han descansado toda la responsabilidad en las autoridades y en el ICO y hemos visto cómo algunas se aprovechaban de ello”, ha apuntado. “Espero que nuestro sector haya hecho justo lo contrario”, ha señalado.
Las críticas por la gestión durante la pandemia no van únicamente hacia el sector tradicional sino también al Gobierno. Teis, de Coop57, señala que se ha apostado únicamente por medidas de incentivo al crédito y moratorias y no tanto a la inyección de dinero en la economía. “Es una patada para adelante y veremos qué pasa. Es aplazar la deuda y hacerla crecer”, ha señalado. “Yo tengo pánico a que acabe la carencia del ICO”, ha reconocido Garibi, en línea con los problemas que pueden tener las empresas para pagar los créditos si no han recuperado la actividad.
Frente a las críticas al sector tradicional, también se producen llamadas a la colaboración para que su discurso vaya más allá de las entidades pequeñas que componen el tejido de las finanzas éticas. “Queremos influir en él para que no seamos los únicos porque solos no podemos, el reto es gigante, si siguen invirtiendo en activos fósiles no vamos a llegar a ningún sitio”, ha añadido Castañeda, de Triodos.
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