La tercera ola de la pandemia y el retraso en la ejecución de los fondos europeos deterioran el PIB de 2021, según el Banco de España
La tercera ola de la pandemia ya ha pasado factura a la evolución económica española con repercusiones en el crecimiento del 2021. El Banco de España ha hecho públicas este martes sus proyecciones macroeconómicas correspondientes al primer trimestre del año en las que apuntan que el PIB crecería un 6% en media anual en 2021, con lo que se rebajan en un 0,8% las previsiones que emitió el organismo supervisor el pasado diciembre. No solo es un descenso provocado por la pandemia. El Banco de España también apunta que el Gobierno solo será capaz de absorber el 55% de lo presupuestado de los fondos europeos, un 15% menos de lo previsto por los investigadores del organismo en un primero momento, según ha explicado Óscar Arce, director general de Economía y Estadística del Banco de España.
Este retraso en la ejecución de los proyectos económicos de los fondos europeos hará que en lugar de un impacto positivo del 1,3% sobre el PIB, ahora sumaría un 1% al crecimiento de 2021. Esas tres décimas se trasladarían al año 2022. Las dudas en la ejecución de estas inversiones recaen en el Gobierno español, según ha explicado el director general de Economía y Estadística del Banco de España. “No es tanto los desembolsos de Bruselas, sino al observar el calendario que tenemos, la constatación de cómo va la elaboración de solicitudes de proyectos y reformas, la negociación con Bruselas. Este proceso va a ser más farragoso que lo que pensábamos diciembre”, ha añadido.
Aunque el Gobierno adelantó hasta 27.000 millones en los Presupuestos Generales del Estado de 2021 para adelantar proyectos cuya inversión se recuperaría posteriormente cuando llegase el dinero aprobado por la Comisión Europea, Arce ha puntualizado que pese a que “había una probabilidad de que el Gobierno pudiera ejecutar proyectos a principio de año, la impresión es que ese adelantamiento no se ha producido, todavía estamos con la recopilación de proyectos y negociación con Bruselas”.
De esta manera, el PIB crecería un 6% en media anual en 2021 bajo el escenario central, lo que, tras un primer semestre débil, sería consecuencia de la aceleración de la actividad en la segunda mitad del año. El pronunciado dinamismo del PIB en el segundo semestre de 2021 daría lugar a un potente efecto arrastre en 2022, de modo que el producto de la economía presentaría un avance también elevado el próximo año (del 5,3%), antes de moderarse en 2023 (1,7%). La recuperación de los niveles prepandemia del PIB no se produciría hasta 2023.
La tasa de paro empezaría a descender a lo largo de 2021, aunque se mantendría por encima de los niveles prepandemia hasta mediados de 2023. De esta manera, este año terminaría con una tasa de desempleo del 17%, que se reduciría al 15,1% y al 14,1% en 2022 y 2023, respectivamente.
Respecto al déficit, las previsiones son cerrar el año con un 7,7%, que se rebajaría en tres puntos en 2022, en el 4,8%, mientras que en 2023 los números rojos se estabilizarían en un 4,4%. Mientras, la deuda de pública se mantendría en el 117,9% del PIB en 2021 sin que se hubiera reducido en 2023, ya que las previsiones del Banco de España son que ese año los números rojos de las Administraciones Públicas lleguen al 117,6% del PIB, pese a los años de crecimiento. Pese a esta losa, Arce descartó problemas en este sentido para la economía española: “No estamos en la antesala de una crisis de deuda pública”.
Mal comienzo de 2021
2021 ha empezado peor de lo esperado. El endurecimiento de las medidas de contención para frenar la tercera ola de la pandemia habría provocado un debilitamiento de la senda de recuperación de la actividad durante buena parte de los meses de enero y febrero, según los indicadores relativos a la movilidad, a la demanda de energía eléctrica y al gasto realizado mediante tarjetas bancarias. Este frenazo habría tendido a revertir en marzo, siguiendo el patrón del grado de intensidad de las restricciones.
De esta manera, el Banco de España establece tres escenarios para la tasa de crecimiento del PIB entre enero y marzo que oscilaría entre una leve expansión del 0,4% en el escenario suave y una contracción moderada del 0,9% en el escenario severo, mientras que en el escenario central se prevé una ligera caída del producto del 0,4%, que reflejaría una contribución negativa de la demanda interna, mientras que la de la demanda externa sería ligeramente positiva, en un contexto de cierta recuperación tanto de las exportaciones como de las importaciones.
Prueba de este debilitamiento de la economía es que la senda de mejoría del empleo se debilitó en el primer trimestre, con la afiliación total a la Seguridad Social que cayó un 2,1% y el número de trabajadores en ERTE se incrementó a comienzos de 2021 hasta alcanzar los 900.000 en febrero.
La tasa de ahorro de los hogares se mantiene en niveles elevados y se convierte en un elemento fundamental para la recuperación en el segundo semestre. El ritmo al que podría liberarse el volumen de ahorro que las familias han acumulado —fundamentalmente, en forma de depósitos bancarios— desde el comienzo de la pandemia, una vez que la situación epidemiológica empiece a normalizarse, será un determinante clave para el comportamiento futuro del consumo y la actividad económica, según prevén los investigadores del Banco de España.
En próximos meses se espera un aumento en la tasa de inflación hasta valores superiores al 1%. Este incremento previsto reflejaría una mayor contribución de los precios energéticos, y del aumento reciente de los precios de las materias primas. Además hay un mayor avance de los precios de los alimentos (aunque sigue siendo modesto) y el ligero aumento de la inflación subyacente, pro el incremento de los precios relacionados con el turismo, con la perspectiva de cierta recuperación en los meses estivales. Sin embargo, Arce ha apuntado que el “shock inflacionario no tendrá recorrido” y y salvo sorpresas en 2022 la tasas de inflación bajará al 0,8% y en 2023 se situará en el 1,2%.
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