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El Banco de España eleva al 6,2% su previsión de crecimiento para la economía española en 2021

Buenas perspectivas para la economía española. El Banco de España ha hecho público este lunes su segundo informe trimestral de la economía española en el que aprecia una mejoría en todos los indicadores. Si en el primer trimestre de 2021 el PIB sufrió una contracción del 0,5% debido a la tercera ola de la pandemia y el retraso en la llegada de los fondos europeos, desde entonces se ha dado un notable repunte de la actividad en el segundo trimestre de manera que se espera que el crecimiento del PIB alcance el 6,2% este año, dos décimas más que en la anterior previsión. Lo más relevante de estas nuevas perspectivas es que el Banco de España es que la menor incidencia de la pandemia y la ejecución de los proyectos de los fondos europeos del programa Next Generation EU (NGEU) tendrían un impacto positivo elevado sobre el avance del PIB en 2022, hasta el 5,8%. En 2023, la tasa de crecimiento de la economía española sería del 1,8%, volviendo a los niveles previos a la pandemia.

El director general de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce, ha señalado que la actividad podría recuperar los niveles prepandemia a finales del 2022.

Hay factores adicionales que impulsan a la economía española. En primer lugar, los socios comerciales de España están experimentando una mejoría gradual, favorecida por el apoyo continuado de las políticas económicas a nivel global. La mejora de los mercados de las exportaciones españolas ha sido particularmente pronunciada en el caso de Estados Unidos, donde las perspectivas de la actividad económica se han visto favorecidas por los anuncios recientes de política fiscal, y, en menor medida, en el Reino Unido.

En las nuevas proyecciones para 2021, se incorpora en torno al 50% del importe de los fondos europeos anunciado por el Gobierno para este año, que suponen unos 27.000 millones de euros. Para el conjunto del horizonte de proyección, la absorción se situaría ligeramente por encima del 80% de los fondos totales disponibles en forma de transferencias, concentrándose el mayor impulso en 2022.

Pese a la evidente mejora económica, el Banco de España apunta dos claros riesgos en el futuro. Por un lado, el grado de incertidumbre continúa siendo alto por la posibilidad de que la elevada circulación del virus en amplias regiones del mundo pueda dar lugar a la aparición de nuevas variedades que sean resistentes a las vacunas, lo que puede provocar nuevas restricciones sobre los flujos turísticos. Por otro lado, un hipotético repunte de las insolvencias empresariales conduciría a una pérdida de empleos y a un deterioro del capital de las instituciones financieras, lo que podría incidir desfavorablemente sobre su capacidad para la concesión de crédito.

Sin embargo, los investigadores del Banco de España recuerdan que la política monetaria adoptadas por el BCE y las actuaciones de política fiscal en España “seguirán proporcionando un importante respaldo a la demanda agregada y a la renta de los agentes privados”. Ambas medidas limitarán “las huellas que dejará la crisis sobre el tejido productivo y laboral en términos de destrucción de empresas y de aumento del desempleo estructural. De este modo, sería asimismo reducida la magnitud de los fenómenos de amplificación financiera de la crisis, resultantes de la realimentación entre el deterioro de la solvencia de empresas y hogares, por un lado, e instituciones financieras, por otro.

Con estos datos, la tasa de paro en 2021 se reduciría desde el 16% que se vaticinó en la primera parte del año al 15,5%, en un contexto en el que también se recuperaría la tasa de actividad. Un elemento importante es que las secuelas de la crisis sobre el tejido productivo “tendrán una relevancia modesta” ya que la tasa de paro en 2023 será del 13,7%, cuatro décimas inferior al observado en 2019, “sin que ello sea el reflejo de un descenso en la población activa que se espera que crezca un 0,4% entre 2019 y 2023”.

En mayo la afiliación total creció en casi 212.000 personas —aumento muy similar al que se produjo en el mismo mes de 2019— y el número de trabajadores en ERTE registró un nuevo descenso, hasta situarse en 573.500 en el promedio del mes. Como resultado de todo ello, en mayo la afiliación efectiva se situó un 4,4% por debajo de su nivel precrisis.

Aunque el IPC llegó al 2,7% en mayo, desde el Banco de España se apunta que las presiones inflacionistas en el área del euro siguen siendo modestas, y están asociadas a factores de carácter temporal como el incremento de los precios de la energía. Así, se espera que el impacto de este componente sobre la tasa de inflación general sea transitorio y transcurridos unos meses, esta descendería de nuevo por debajo del 2%. 

Respecto al déficit público, el Banco de España estima que en 2021 se quedará en el 8,2% del PIB, pero se verá drásticamente reducido en los años posteriores: el 4,9% en 2022 y al 4,3% en 2023. La deuda superará el 120% del PIB este año (120,1%), mientras que bajará al 117,9% en 2022, volviendo a subir ligeramente al 118% en 2023.