El Banco de España mejora la previsión de crecimiento económico al 2,3% este año, también por encima del Gobierno

Daniel Yebra

11 de junio de 2024 13:00 h

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El Banco de España ha mejorado la previsión de crecimiento del PIB (Producto Interior Bruto) al 2,3% este año, y mantiene la de 2025 en el 1,9%. El aumento de la estimación en 2024 es de cuatro décimas, similar a la del Fondo Monetario Internacional (FMI) de la semana pasada, que alcanzó el 2,4%. Ambas proyecciones rebasan el optimismo del Gobierno de coalición, una anomalía histórica en estas cuestiones porque los ejecutivos son los más interesados en defender un visión positiva de la economía.

El cuadro macroeconómico que el Gobierno envió a la Comisión Europea a finales de abril contempla un crecimiento del 2% en 2024 y del 1,9% el próximo ejercicio. Las nuevas previsiones del último informe trimestral del Banco de España, del FMI y de otros organismo internacionales que superan este ritmo para este año demuestran la inercia de la actividad en nuestro país, que no ha parado de sorprender al alza desde 2021.

“El Banco de España señala el crecimiento diferencial de nuestro país entre las principales economías avanzadas. De hecho, España crecerá más que el conjunto de la zona euro durante todo el horizonte de previsión (2024-2026)”, incide Carlos Cuerpo, el ministro de Economía, Comercio y Empresa.

Los argumentos que aporta el Banco de España para justificar la mejora de su proyección son los mismo que los expuestos por el FMI. Primero, “la sorpresa positiva en el primer trimestre de 2024”, que “tiene mucho que ver con la fortaleza del turismo”.

Segundo, por el repunte del consumo de las familias, favorecido por “el incremento de las rentas reales —en consonancia con la evolución prevista de la creación de empleo, de los salarios y de la inflación—, el aumento de la población y la mejora de la confianza de las familias”.

Tercero, por la reactivación de la inversión de las empresas, que aún está por debajo de su nivel pre pandemia, “también aumentará a lo largo del horizonte de proyección, favorecida por el impulso procedente del Plan de Recuperación (cuyo despliegue se prevé que gane tracción en 2024 y 2025) y por una cierta mejoría en las condiciones de financiación”. De hecho, según añade el informe del Banco de España, “en todo caso, a finales de 2026, la inversión será el componente de la demanda que presente un menor crecimiento acumulado desde 2019”.

Por último, “la demanda exterior neta presentará en 2024 una contribución positiva al crecimiento del PIB que se tornará nula en 2025-2026”. Esta contribución positiva mana del turismo pero no solo, también de las exportaciones de otros servicios, una de las grandes transformaciones estructurales de nuestra economía, junto a la menor precariedad de nuestro mercado laboral gracias a las subidas del SMI (Salario Mínimo Interprofesional) y a la caída en picado de la temporalidad por la reforma laboral de 2021.

El informe de la institución monetaria no menciona el problema de acceso a la vivienda en las grandes capitales y en ciertos destinos turísticos, que otros organismos han señalado como una vulnerabilidad del crecimiento económico, por la amenaza que supone para el consumo de las familias o para el mercado laboral, al dificultar a movilidad de trabajadores.

Respecto a la inflación, el Banco de España eleva tres décimas la proyección media de subidas de los precios en este 2024 al 3%, aunque espera que, “en los próximos trimestre, la inflación de los alimentos continuará desacelerándose”. Eso sí, avisa de que “la reversión de la rebaja del IVA de los alimentos a partir de julio de 2024 [el Gobierno todavía tiene que decidir si lo prorroga o no, y lo hará cuando conozca el dato de mayo que se publica este jueves] ejercerá una cierta presión al alza sobre estos precios en la segunda mitad del año”. En 2025, por fin, ve la inflación normalizada, en el objetivo teórico del Banco Central Europeo (BCE) del 2%.

Con estas previsiones, la tasa de paro, que en 2023 se situó en el 12,2%, “continuará reduciéndose en los próximos años, aunque a un ritmo más lento que en los anteriores, debido tanto a la moderación esperada en el ritmo de creación de empleo como al avance previsto de la población activa —que, al igual que en los últimos años, seguirá viéndose impulsada por unos flujos de inmigración relativamente elevados—. Como resultado de todo ello, la tasa de paro de la economía española aún permanecerá por encima del 11% en 2026”, detalla el informe trimestral del Banco de España.

Bajada de los tipos de interés del BCE

“En sus últimas reuniones de política monetaria, el BCE y los bancos centrales de Canadá, Suiza y Suecia redujeron sus tipos de interés oficiales, un proceso que un gran número de economías emergentes ya habían iniciado en la segunda mitad de 2023”, explica el Banco de España. “Los mercados anticipan que el resto de las principales economías avanzadas —con la excepción de Japón— iniciarán este mismo proceso en los próximos meses”, prosigue.

“En todo caso, en economías como Estados Unidos y la eurozona, los mercados esperan que, de cara a los próximos meses, los tipos de interés —aun reduciéndose— se sitúen en niveles más elevados que los que se anticipaban a mediados del primer trimestre. Esta revisión al alza refleja, en buena medida, la percepción, por parte de los mercados, de que las presiones inflacionistas puedan ser algo más persistentes de lo contemplado unos meses atrás, en un contexto en el que la actividad, el empleo y los salarios siguen manteniendo un considerable vigor”, advierte.

“El pico del efecto negativo en la economía del endurecimiento de la política monetaria en España se habría materializado al final de 2023 [por la asfixia de las familias hipotecas y a las dificultades para acceder a financiación en general], ahora es menor”, comentó Ángel Gavilán, director general de Economía y Estadística del Banco del España, en la rueda de prensa de presentación de su informe trimestral.

“En los últimos meses (hasta abril) se ha reducido el ritmo de contracción del crédito a hogares para adquisición de vivienda, se ha mantenido la dinámica expansiva del crédito al consumo y ha comenzado a registrar ligeros incrementos la financiación a empresas”, recoge el documento.

Lo cierto es que crecimiento económico ayuda a rebajar el déficit presupuestario (el desequilibrio entre ingresos y gastos, en relación al PIB) y el endeudamiento (la deuda pública también en relación al PIB). Actualmente, el Gobierno confía en dejar el déficit en el 3%, según exige la UE, y seguir reduciendo la deuda.

Nuevas reglas fiscales

“En conjunto, el tono esperado de la política fiscal en 2024 —aproximado por la variación del saldo estructural primario— sería ligeramente contractivo. Sin embargo, en 2025 y 2026 la orientación presupuestaria se tornaría aproximadamente neutral. A este respecto, es importante tener presente que la aplicación de las nuevas reglas fiscales europeas —en vigor desde el pasado 30 de abril— implicará la necesidad de un tono contractivo de la política fiscal española a partir de 2025, que no está incorporado en este ejercicio de proyecciones”, añade el Banco de España.

Los supuestos fiscales con los que trabaja el Banco de España incorporan algunas novedades con impacto en el déficit público a lo largo del horizonte de proyección, en comparación con el ejercicio de previsiones de marzo. En particular, se incluye: la extensión de las medidas transitorias de ingresos relacionadas con los gravámenes temporales a las empresas energéticas y entidades financieras hasta 2025, que, junto con otros cambios de menor magnitud, supone una reducción del déficit de 0,1 puntos porcentuales de PIB en 2025 y un aumento de 0,1 enteros en 2026.

Por otra parte, introduce las recientes sentencias sobre el derecho a deducción por parte de algunos mutualistas en el IRPF y sobre la inconstitucionalidad de varios preceptos introducidos por el Real Decreto-ley 3/2016 relativos al Impuesto de Sociedades. “De forma conjunta, se estima que estas dos decisiones judiciales acarrean nuevas obligaciones de gasto para el Estado que podrían implicar un incremento del déficit de en torno a 0,2 puntos porcentuales de PIB en 2024”, calcula.

Los riesgos

“En el ámbito externo, las principales fuentes de incertidumbre siguen estando centradas en la evolución futura de los actuales focos de tensión geopolítica mundial, del crecimiento económico global, del sector inmobiliario chino y de los mercados financieros internacionales —con algunos índices bursátiles cerca de máximos históricos y con primas de riesgo relativamente reducidas—”, enumera el Banco de España.

“En el ámbito nacional, cabe resaltar la incertidumbre que existe en relación con el grado de persistencia del considerable dinamismo que los servicios, especialmente los turísticos, han mantenido en España en los últimos trimestres. También destacan los riesgos asociados a la reactivación de las reglas fiscales a escala europea. En particular, el cumplimiento de dichas reglas requerirá, en nuestro país, del diseño y la ejecución de un plan de consolidación fiscal a medio plazo que permita una corrección del déficit público estructural más acusada que la contemplada en estas proyecciones”, concluye.