El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha revisado al alza la previsión de crecimiento económico de España, al 2,4% este año, por el avance “de la demanda interna”. Es decir, por el repunte del consumo de las familias, gracias a los aumentos salariales y a la moderación de la inflación, y por la reactivación de la inversión de las empresas, gracias a “la flexibilización de las condiciones financieras” y “al despliegue del Plan de Recuperación”.
La revisión es de cinco décimas arriba en este 2024, desde el 1,9% anterior, mientas que deja la estimación de 2025 en el 2,1%. El organismo multilateral rebasa incluso el optimismo del Gobierno de coalición, que proyecta un 2% para este ejercicio y un 1,9% para el próximo, y resalta la creación récord de puestos de trabajo (y de más calidad), la fortaleza del turismo y del resto del sector exterior (principalmente de los servicios no turísticos) y “el consumo público”. Estos fueron los principales factores (los pilares) que apoyaron el crecimiento en 2023, según el propio FMI.
“La economía española ha demostrado una destacada resiliencia en un incierto contexto global y pese al endurecimiento de las condiciones financieras [por las subidas de los tipos de interés del BCE]”, incide el comunicado del FMI, publicado este jueves.
Esta buena noticia sobre la actividad en nuestro país coincide, precisamente, con la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de recortar los tipos de interés oficiales. Una bajada del 'precio' del dinero desde el 4,5% —un máximo desde 2008, en el que lo mantenía desde otoño— que, efectivamente, supondrá un alivio para las familias hipotecadas, para las empresas y para economía en general.
Fortaleza del mercado laboral
“El mercado laboral ha mantenido su fortaleza, debido a importantes flujos migratorios”, apunta el FMI en su informe. Eso sí, recuerda que “a pesar de su importante descenso, la tasa de desempleo sigue siendo la más alta de la eurozona”.
Otra nota negativa es la inversión privada, principalmente de las empresas. “A pesar de su repunte más reciente, la inversión aún está por debajo de los niveles de 2019, y esta debilidad ha contribuido al bajo crecimiento de la productividad”, observa el organismo.
Sobre la inflación, el FMI pronostica que “disminuirá aún más a lo largo de 2024-25, acercándose al objetivo del 2% del BCE antes de mediados de 2025”. Las amenazas para la inflación “incluyen un posible repunte de los precios mundiales de la energía y aumentos más rápidos de lo esperado en los costes laborales”.
Por otra parte, “los riesgos para el crecimiento incluyen la fragmentación política interna, la posible subejecución de los fondos del Plan de Recuperación, una desaceleración global y la fragmentación geoeconómica”, enumera el informe.
Al margen de estos riesgos, el FMI elogia “el compromiso del Gobierno de coalición con la disciplina fiscal, a pesar del difícil entorno político [ahora que vuelven las reglas fiscales a la Unión Europea]”. Y avisa de que “será necesaria una consolidación fiscal sostenida y favorable al crecimiento, integrada en un plan fiscal explícito de medio plazo, centrado en reducir las ineficiencias tributarias y ampliar la base impositiva”.
Por otro lado, enfatiza “la necesidad de garantizar que los impuestos sobre las ganancias inesperadas a los bancos y las empresas de energía, si se hacen permanentes [es el compromiso del Gobierno de coalición], estén diseñados apropiadamente para minimizar posibles distorsiones”.
Por último, el organismo hace dos recomendaciones conocidas. Primero, destaca “la importancia de adoptar un conjunto equilibrado de medidas necesarias para garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones”. Segundo, recuerda “que aumentar la oferta de vivienda es clave para mejorar la asequibilidad”.