Las empresas dedicadas a la energía y, en mucha menor medida, otros como la hostelería y los transportes son los sectores no financieros que más tajada están sacando de la crisis de inflación. El Banco de España demuestra en un informe publicado este lunes que algunas firmas (la mayoría eléctricas, de refino de petróleo, pero también, aunque a gran distancia, restaurantes o de logística) subieron los precios más de lo que les aumentaron los costes de producción de 2021 a 2022.
Según los mismos cálculos, el resto de sectores (sin tener en cuenta los bancos) prácticamente han elevado los precios que paga el consumidor tanto como se les han encarecido los costes (entre ellos los que más se dispararon el año pasado fueron los carburantes, el gas o la luz), sin apenas excepciones. Es decir, las primeras mejoraron sus márgenes de beneficio, medidos en estos términos. Las segundas, los mantuvieron.
O lo que es lo mismo, las empresas en general han aumentado o conservado su capacidad de convertir en beneficios sus ingresos —su rentabilidad— por lo que, al vender más por la inflación, están ganando más, o mucho más. Es decir, están sacando tajada de esta situación.
En datos concretos, y según se puede apreciar en el gráfico, el Banco de España recoge que las firmas de “energía eléctrica, gas o vapor” elevaron sus precios de venta casi un 89% entre 2021 y 2022, mientras que sus costes de producción (incluyen los consumos intermedios y también los salarios) subieron un 56,9% en el mismo periodo. El diferencial es de 32 puntos porcentuales.
El siguiente sector que consiguió un mayor diferencial, de 16,7 enteros, es el del refino, dentro del que el Banco de España aclara que se encuentra “el comercio al por mayor de combustibles”. Estas empresas cobraron casi un 67% más a sus clientes pero sus costes aumentaron alrededor de un 50%. Cabe recordar que la primera petrolera española Repsol disparó el año pasado sus resultados un 70%, hasta 4.251 millones tras lograr los mayores márgenes de refino de su historia.
El caso de la hostelería y la restauración también destaca, aunque a gran distancia de las energéticas. Con un encarecimiento de los costes de apenas el 6% de 2021 a 2022, elevaron sus menús, sus cartas y sus habitaciones un 9,3%, según el mismo análisis. En la agricultura y la ganadería se sufrió uno de los mayores incrementos de los costes (combustibles, y también fertilizantes, piensos...), hasta el 25,6%, pero el sector subió los precios de venta un 23,8%.
La escalada de los costes energéticos y de las materias primas
El fuerte aumento del coste de la energía en este período “influyó de forma decisiva en la evolución de los costes de producción en aquellas ramas con una mayor intensidad en el uso de la energía”, explica el informe del Banco de España, que señala a la industria de la transformación de los metales o la química.
“No obstante, hay también algunas excepciones reseñables. Así, la rama que engloba la industria alimentaria y la textil habría experimentado incrementos sustanciales de sus costes de producción unitarios en 2022, a pesar de no figurar entre aquellas en las que los gastos de energía tienen un peso más elevado en sus costes”, prosigue.
“Ello sería indicativo de que estos sectores usan otras materias primas cuyos precios también habrían aumentado notablemente, en parte como consecuencia del encarecimiento de la energía, presionando significativamente al alza sus costes de producción”, observa la institución.
El observatorio de márgenes del Gobierno
Ante esta crisis de inflación, que exacerbó la invasión rusa de Ucrania y que algunas empresas han aprovechado para mejorar márgenes, el Gobierno ha tomado distintas medidas para intentar evitar que lo más duro del golpe recayera sobre los salarios de los trabajadores y sobre las empresas más pequeñas y con menos capacidad para subir precios.
En el ámbito fiscal, el Ejecutivo diseñó un impuesto temporal sobre los beneficios extraordinarios de energéticas y sobre la banca. Las entidades financieras no están incluidas en el análisis del Banco de España por sus características particulares. Pero los bancos también han incrementado sus márgenes por las subidas de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE).
Además, el Gobierno fue aprobando ayudas generales, financiadas en parte por la recaudación de estos tributos, como el tope al gas, las bajadas de impuestos en la factura de la luz o en los alimentos básicos o el descuento a los carburantes y en el transporte público; y otras más focalizadas en los más vulnerables, como el aumento del IMV (Ingreso Mínimo Vital) o los cheques para rentas bajas.
Y, finalmente, en julio de este año el Ministerio de Asuntos Económicos presentó un Observatorio de Márgenes junto con el Banco de España y la Agencia Tributaria para mejorar la información y las decisiones sobre este asunto. Y, tras constatar que casi todos los sectores han recuperado o han superado la rentabilidad previa a la pandemia, pidió a las empresas que moderaran sus márgenes de beneficio para culminar el proceso de bajada de la inflación, que España lidera en la eurozona.
Los creadores de este observatorio afirmaron que “ahora hay que esperar que en los próximos meses las empresas trasladen el abaratamiento, por ejemplo, de la energía”. Es decir, que dejen de aumentar la rentabilidad de sus negocios y que carguen sobre sus beneficios las subidas salariales, que también son considerados un coste, pero que han subido mucho más lentamente.
La “moderación” salarial fue un hecho en 2022, cuando las familias españolas sufrieron la mayor pérdida de poder adquisitivo de las vistas en las grandes economías de la eurozona por las subidas de precios. Este golpe fue de cerca de 6 puntos porcentuales, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). O lo que es lo mismo, para un sueldo de 22.000 euros, supuso una pérdida de 1.320 euros de media, casi una paga completa de las 14 habituales.
Los trabajadores están empezando a recuperar algo de capacidad de compra en estos últimos meses, con las subidas salariales que se están produciendo, mayores que el año pasado, y, sobre todo, con la caída de la inflación.
Precisamente, los sindicatos y también la líder de Sumar y vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo en funciones, Yolanda Díaz, vienen pidiendo un observatorio de márgenes que “esté vinculado” a las subidas salariales de los trabajadores y trabajadoras, con las alzas retributivas como la principal utilidad de este instrumento de transparencia.
En cambio, en su opinión, el enfoque de Economía es distinto, centrado en vigilar que existen mercados competitivos, “que no hay abusos de mercado” en ningún sector de actividad, con márgenes muy por encima de lo normal o de los promedios.
Crecimiento de los beneficios empresariales
Recientemente, en su última 'Memoria sobre la situación socioeconómica y laboral de España', el Consejo Económico y Social observó que “desde el repunte inflacionista se ha producido un aumento de los beneficios por encima del nivel pre pandemia, según todas las fuentes disponibles”.
Este informe está consensuado por los sindicatos y por la patronal, la CEOE, y asegura que, “en el conjunto de 2022, el aumento del excedente bruto unitario de las empresas [una forma de medir los beneficios] explica el 90,7% del aumento del deflactor del PIB [las subidas de los precios internos, que excluye lo que se compra y se vende fuera de nuestras fronteras], frente a un 10,9% que aportan las rentas del trabajo unitarios [los salarios] y una contribución negativa del 1,6% de los impuestos unitarios sobre la producción”.
Estas cifras definen técnicamente la inflación por las ganancias excesivas de las empresas, o la inflación de los vendedores. Y supone que “las rentas laborales se sitúan [a cierre de 2022] un 2,9% por debajo del nivel que tenían en 2019 a pesar del aumento del empleo, frente a un aumento del 3,1% del excedente bruto”, según añade el Consejo Económico y Social.