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Semana negra para el Banco Popular: sus acciones se desploman un 25%

Emilio Saracho, presidente de Banco Popular.

Marta Garijo

Banco Popular sigue en caída libre en bolsa. Sus acciones se han desplomado esta semana un 24,75% hasta los 0,61 euros. Un derrumbe que llevan a que los títulos de la entidad acumulen una caída del 31% en el año, comiéndose una gran parte de la capitalización en bolsa. En cuatro jornadas, el banco ha pasado de valer 3.600 millones a rondar una capitalización de 2.500 millones, una cifra similar a la de la última ampliación del banco. Un desplome que se produce después de que el presidente de la entidad, Emilio Saracho, abriera la puerta a una nueva ampliación de capital y no descartara una fusión.

“Parece que el diagnóstico general es unánime: estamos abocados a aumentar capital para seguir adelante”, dijo el directivo. Tras estas palabras, las acciones cerraron la sesión con una caída del 9,6%. La reacción al discurso de Saracho se han unido a los efectos de la rebaja de la calificiación de S&P que situó el viernes pasado en B desde B+.

En su primera intervención oficial como presidente de la entidad, en la junta de accionistas del lunes 10, Saracho admitió que la entidad necesitaba reforzar su capital para lo que sería necesario acudir al mercado a una ampliación de capital. Si finalmente se lleva a cabo esta sería la cuarta desde el inicio de la crisis, la última fue el año pasado cuando el banco realizó una por sorpresa de 2.500 millones.  Desde 2012, la entidad ha requerido 5.400 millones de euros a sus accionistas.

El presidente también admitió que tienen un tiempo limitado para tomar decisiones, y a tenor de los resultados de esta semana en el mercado la cuenta atrás estaría en marcha. Los analistas del banco de inversión Merril Lynch incluso ven el precio de la acción de Popular más bajo. Esta semana redujeron su precio objetivo desde los 0,75 euros hasta los 0,4 euros por título.

Saracho tampoco descartó una posible “operación de concentración” con otra entidad. Es una “opción” más, dijo el presidente. El runrún de una posible compra de la entidad lleva sonando meses aunque sin acabarse de cristalizar ninguna fusión.  “Les puedo asegurar que no gestionaremos el banco para prepararlo para una fusión. No debemos depender de terceros. Nuestro plan debe estar en nuestras manos”, dijo Saracho.

Mientras tanto en el mercado siguen sonando las voces que dicen que el futuro de la entidad pasa por una fusión. El diario económico Cinco Días señala que esta opción estaría ganando adeptos dentro de la cúpula del banco.

El Gobierno aseguró este miércoles que Banco Popular requiere una solución “privada” y que sigue de cerca lo que está ocurriendo. La secretaria de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, Irene Garrido, apuntó en la rueda de prensa sobre el IPC que requiere una “solución privada”, ya que se trata de una “entidad privada” y el Gobierno ha recibido indicaciones del Banco Central Europeo y del Banco de España respecto a que “no presenta problemas de solvencia”.

Las correcciones en las cuentas y posibles demandas

El discurso de Saracho se produjo después de que la semana pasada el banco (tras una auditoría interna encargada tras el cambio de presidencia) comunicara una corrección en sus cuentas de 2016, que si bien no necesitaban una reformulación si que eran necesarios ajustes en las provisiones que según el auditor externo PricewaterhouseCoopers  pueden llevarse a cabo en el primer semestre de este año. Concretamente,  el auditor veía insuficiencia en algunas provisiones por riesgos así como en provisiones por créditos dudosos.

A esto añadían la posible obligación de dar de baja algunas de las garantías asociadas a operaciones crediticias dudosas. Además, el auditor señalaba que podría haber correcciones que hacer en la ampliación de capital del año pasado porque se habrían podido dar créditos para que algunos inversores acudieran a la ampliación. Esto en unas cuentas en las que el banco perdió casi 3.500 millones de euros.

A este panorama se suman las posibles demandas de accionistas en Estados Unidos y en México. Según han informado varios medios, los accionistas estadounidenses estarían organizándose para presentar demandas colectivas tras las caída de las acciones al conocerse las correciones de las cuentas. Mientras que en el caso de México, el despacho de abogados al frente estudia “posibles filtraciones” que hayan podido perjudicado a los accionistas minoritarios.

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