España se le atasca al Banco Santander: es su mercado con la morosidad más alta y la rentabilidad más baja

Banco Santander anunció este miércoles sus resultados del ejercicio 2018 con un beneficio que se disparó por encima del 18%, impulsado por Brasil, su primer mercado, y España, su segundo. Sin embargo, pese a la mejora del resultado, el negocio en su país de origen guarda todavía ciertas sombras para la compañía, referidas a la morosidad y a la rentabilidad.

Santander España, la filial del grupo que gestiona el negocio español, obtuvo en 2018 un beneficio de 1.458 millones de euros, con un crecimiento del 28% respecto al ejercicio anterior. De este modo, esta división acumula el 17% del beneficio del grupo en su conjunto, por detrás de Brasil, que ya supone más de la cuarta parte del negocio de Santander.

Pese al avance de la división española en cuanto a resultados y en cuanto a ingresos –que crecen un 15%– la filial figura como la que tiene una tasa de morosidad más alta dentro de la entidad financiera. En concreto, Santander España, pese a los avances, todavía tiene una ratio de morosidad del 6,19%. Este índice se calcula cuantificando cuántos créditos sobre el total son de dudoso cobro, es decir, aquellos que acumulan más de tres meses de impagos. El nivel es casi el doble del total de la entidad, que se sitúa en el 3,7%.

La compañía ha avanzado trimestre tras trimestre en la reducción de su tasa de morosidad, una de las principales preocupaciones de los reguladores financieros después del estallido de la crisis de 2008. Pese a ello, no se ha recuperado el nivel de marzo de 2017, cuando estaba en el entorno del 5,2%. Nivel que se duplicó en junio de 2017, coincidiendo con la absorción de Banco Popular.

El total de los riesgos morosos del grupo financiero se cifra en unos 36.000 millones en sus resultados del ejercicio 2018. España supone el 42% de esta exposición a la morosidad, lo que se cifraría en unos 15.000 millones. Además, la filial española ha superado a Portugal, que hasta el pasado año tenía la morosidad más alta del grupo.

El otro punto que ensombrece de algún modo la evolución de Banco Santander en España es el de la rentabilidad. En la presentación a la prensa de los resultados de 2018, el grupo mostró una lista de sus distintas divisiones por rentabilidad. Para ello se servía de una ratio, conocida con las complejas siglas de RoRWA, que pone en relación el beneficio con el total de los activos cuantificados según su riesgo. 

La filial española aparece en penúltimo lugar, solo por delante de EEUU, con el 1,32%, muy lejos del 3,77% en México o del 3,7% en Brasil. Pese a ello, la compañía celebró en este encuentro que prácticamente todas sus divisiones mejoraban su rentabilidad respecto a 2015, cuando comenzó su último plan estratégico.

La división española del grupo se encuentra actualmente a la espera de conocer quién la dirigirá a partir del mes de marzo. El actual presidente de Santander España, Rodrigo Echenique, anunció su intención de retirarse, e iba a ser sustituido por José Antonio Álvarez, vicepresidente ejecutivo del grupo y consejero delegado, que a su vez se iba a ver desplazado por la llegada de Andrea Orcel.

Sin embargo, la frustrada contratación del directivo italiano frenó la llegada de Álvarez a Santander España, dejando a Echenique, que ha sido el responsable de la integración de Banco Popular en su entidad, sin sucesor tras su retiro. Ana Botín, presidenta de la compañía, evitó valorar y dar pistas sobre el relevo del directivo  a partir de marzo.