El presidente de Banco Popular, Rodrigo Echenique, que accedió al cargo tras la adquisición por parte del Banco Santander, ha reconocido este miércoles que la compañía abordará, dentro de un año, un programa de cierres de oficinas tras la fusión de ambas entidades. El directivo ha asegurado que este proceso y los posibles recortes de plantilla lo harán “de acuerdo con los sindicatos”.
En este sentido, el directivo ha señalado que Banco Santander siempre ha pactado con los sindicatos las condiciones de este tipo de reajustes. “En la reordenación de oficinas y plantilla nos hemos puesto de acuerdo siempre con los sindicatos, no hemos hecho nunca nada sin llegar a un acuerdo”, ha asegurado. El directivo ha defendido también que “no tenemos ningún interés en mantener la marca” y ha señalado que su estrategia será mantener la “marca única”, como se ha realizado en otros países.
El directivo ha cerrado el análisis que ha realizado el Congreso de los Diputados este mes sobre el proceso de resolución y venta del Banco Popular, ocurrido en junio del año pasado. Echenique ha defendido que el proceso fue “el mejor posible para una mala situación” ya que a su parecer “no ha costado ni un solo euro público”.
La compañía abonó un euro por la entidad, después de que esta reconociera que su situación era “inviable”. A este respecto, el directivo ha defendido que “precio y coste no era igual”, ya que según ha argumentado, Santander ha tenido que hacer “grandes esfuerzos” para poder mantener en funcionamiento al Popular. “El banco estaba condenado si no se hacía nada, sin ninguna duda”, ha apuntado.
El directivo ha asegurado que la entidad “era buena hace 30 años”, pero que arrastraba problemas que “no venía de los últimos meses” sino de años y que así lo han atestiguado las organizaciones de supervisión. “No nos hemos encontrado ninguna joya en el cajón, pero era lo que esperábamos”, ha defendido Echenique. Sí ha señalado a las anteriores direcciones del grupo, asegurando que “los sistemas de control eran francamente mejorables”.
El directivo ha achacado a la falta de liquidez el destino que tuvo la entidad financiera. Sin embargo, ha señalado que esto era una muestra de “falta de confianza” por parte del mercado y de los clientes y que esto es “signo” de otros múltiples factores. Sobre la salida de depósitos del banco, Echenique ha asegurado que se reparte casi a partes iguales entre administraciones, otras entidades financieras, clientes y empresas.
Echenique ha reconocido que un mes antes de la resolución de Popular, Santander, junto con otros competidores, participó en un proceso de venta que se abrió. “Desde hace tiempo mirábamos al Popular, pero nunca fue una prioridad para nosotros”, ha apuntado. El directivo ha señalado que la operación obtiene sinergias para Santander, debido a su presencia en Portugal, en regiones donde Santander tiene escasa cuota de mercado y por su fortaleza en pymes y autónomos.
Pese a este interés, ha defendido que en aquel proceso se apreció que los riesgos eran mayores que las ganancias en el caso de una posible compra privada. Echenique ha subrayado en este sentido que no existe ninguna conspiración para que Santander se hiciera con Popular. “Esto no hay nadie que pueda defenderlo, como sí han apuntado los anteriores gestores del grupo”, ha apuntado.
El directivo ha “lamentado” que durante este proceso los bonistas y accionistas hayan perdido su dinero pero ha señalado que “eran conscientes de los riesgos que tienen estas operaciones”. “Los bonos rendían al 8% cuando los tipos estaban en el 0%, que no digan que no conocían los riesgos”, ha apuntado. El directivo sí ha defendido el programa de bonos de fidelización que lanzó para retribuir a aquellos inversores que eran a la vez clientes de Popular. “Son la fortaleza de la empresa”, ha señalado.
Echenique ha criticado el mensaje lanzado por Ángel Ron, expresidente de la entidad, que defendió que se había vendido un banco de un patrimonio de 11.000 millones por un euro y que esto había sido un buen negocio para Santander. “La entidad valía 0”, ha zanjado con rotundidad. En este sentido, ha señalado que Santander habría preferido una mayor transparencia en el proceso. “Somos los primeros interesados en que no haya dudas”, ha subrayado.
Echenique es el tercer presidente de la entidad que ha pasado por la comisión de investigación de la crisis financiera. La semana pasada Ángel Ron y Emilio Saracho se enzarzaron en un cruce de acusaciones sobre las causas que llevaron a la entidad a su resolución. Ambos directivos y el auditor se encuentran imputados en un proceso en la Audiencia Nacional que dirimirá las responsabilidades en la gestión.