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Banco Santander se come al penúltimo de los “siete grandes” de la Transición

El 9 de enero de 1984 los presidentes de los “siete grandes” de la banca española se juntaron para homenajear a uno de los suyos. Con ese apelativo se conocía entonces a las mayores entidades españolas: Banesto, Central, Hispano, Popular, Vizcaya, Bilbao y Santander. Tras sucesivas fusiones y adquisiciones, hoy sólo quedan dos de aquellos gigantes bancarios que operaban en pesetas.

La última operación entre los sucesores de estos prohombres ha sido la compra de Banco Popular por parte de la entidad que hoy preside Ana Botín. Ella es hija de Emilio Botín, que ya logró unificar en torno a Banco Santander a cuatro de los siete grandes bancos españoles de la década de 1980: el propio Santander, Banco Central, Banco Hispano Americano y Banco Español de Crédito. Sólo se le escaparon Bilbao y Vizcaya, ahora unidos en BBVA.

Ana Botín es nieta de otro Emilio Botín, que es el banquero que aparece en la foto (1ºi). Aquel día homenajeaban al recién jubilado presidente de Banesto, José María Aguirre Gonzalo (5º d). Además de los “siete grandes” acudieron al almuerzo privado en un conocido restaurante madrileño el presidente de la Asociación Española de Banca, Rafael Termes (3º i) y el presidente del Exterior, Francisco Fernández Ordóñez (2ºi).

En la fotografía de EFE, de izquierda a derecha, se puede ver a Botín (Santander), Fernández Ordóñez (Exterior), Termes (AEB), Ángel Galíndez (Vizcaya), Luis Valls (Popular), Aguirre Gonzalo (Banesto), Luis Usera (Hispano), Alfonso Escámez (Central), Fermín Zelada y José Ángel Sánchez Asiaín (Bilbao).

Hoy, en España no se puede hablar de “siete grandes”, sino de “dos grandes”: Banco Santander y BBVA, seguidos de Caixabank y Bankia, provenientes de las fusiones de las cajas. Según algunos analistas, la crisis financiera habría sido la oportunidad del Gobierno español para acabar de consolidar un modelo de banca de gran dimensión, agrupando a la casi totalidad de las cajas de ahorros y a una parte importante de las cooperativas de crédito y cajas rurales en unos pocos bancos bancos privados, y eliminando gran parte de la banca de proximidad que existía en España.

El rescate bancario de 41.300 millones de euros impuesto por la Unión Europea para sanear la banca española podría haber sido una excusa perfecta para concentrar bancos, cerrar oficinas y despedir trabajadores, hasta llegar a un modelo basado en un mayor riesgo sistémico, que de producirse una nueva crisis financiera podría arrastrar a la economía española a la bancarrota.

Como explica Mauro F. Guillén en “Santander, el banco” (LID), esta entidad y Banco Popular “eran los más pequeños de los siete. El mayor –el Central– ocupaba el número cien en el mundo. Su tamaño no llegaba a la quinta parte de la Banque National de Paris (BNP)”. Ahora la entidad que preside Botín es la de más tamaño de España en activos, y una de las más voluminosas de la zona del euro.

No es lo único que ha cambiado. Juan Pedro Velazquez-Gaztelu afirma en “Capitalismo a la española” (Espera de los Libros) que “si hay un club cerrado en el mundo de los negocios, ese es el de los banqueros. Hace un cuarto de siglo, en la época de los llamados siete grandes, los jefes acostumbraban a pactar las grandes decisiones que afectaban al sector. La cosa parece haber cambiado con la crisis. En una entrevista publicada por XL Semanal en junio de 2014, Francisco González, presidente del BBVA, resumía así la nueva situación: ”Antes los banqueros nos juntábamos una vez al mes. Ahora ni nos felicitamos por Navidad“. Lo que no ha variado son las acusaciones por su supuesta influencia en el poder político.

Historia de Banco Popular

En el caso más reciente, el del Banco Popular, su absorción por Banco Santander acaba con 91 años de historia de la entidad. Fundada en 1926, su primera denominación fue Banco Popular de los Previsores del Porvenir, y su objetivo, cuyo enunciado se ha conservado hasta el final, “Proporcionar a cuantos utilicen sus servicios las mayores facilidades en toda clase de asuntos económicos y bancarios”. Dos años más tarde se fundó el Opus Dei, organización religiosa a la que se ha vinculado a este banco. Eran los años centrales de la dictadura de Miguel Primo de Rivera y reinaba Alfonso XIII. Ambos acudieron al acto de inicio de las operaciones de la entidad.

“Las vicisitudes y secuelas de la guerra civil española y de la mundial condicionaron el crecimiento de sus 20 primeros años”, afirma la web del banco, aún operativa. En febrero de 1947, finalizada la segunda contienda, cambió su primera denominación por la actual, Banco Popular Español. El capital social se elevó entonces a 100 millones de pesetas y adquirió importancia nacional.

En la década de los años 50 se sentaron las bases del desarrollo del Banco. Ahí termina el recorrido histórico que incluye la entidad en su página corporativa.

Hasta llegar a la situación en el que el Banco Central Europeo (BCE) lo ha declarado inviable y lo ha vendido a Banco Santander por el precio simbólico de un euro, la entidad que presidieron sucesivamente Ángel Ron y Emilio Saracho se ha enfrentado a variadas vicisitudes. Su problema más grave ha sido la exposición al ladrillo. En el balance cuenta con 34.000 millones en adjudicados.

Ron se hizo con el control del banco en 2004 y a partir de ese momento hubo cambios de estrategia que los analistas señalan como el origen de la crisis de hoy. La compra del Banco Pastor, la citada alta exposición a los activos inmobiliarios y el abandono de un perfil que había sido tradicionalmente muy conservador llevaron al banco a la situación actual.