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Batalla en Prisa por el control accionarial y editorial de la compañía

El presidente de Prisa, Javier Monzón.

Rodrigo Ponce de León

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Guerra accionarial por el control de Prisa en tiempos de reconstrucción de la economía española. La designación de Javier Moreno como nuevo director del diario El País en sustitución de Soledad Gallego-Díaz ha destapado la contienda larvada que se dirime entre los accionistas de uno de los principales grupos de comunicación en España. Por un lado está el mayor propietario y vicepresidente no ejecutivo de la empresa, el armenio Joseph Oughourlian, que a través del fondo Amber Capital controla el 29,8% del capital de la compañía, frente a Ana Patricia Botín, presidenta del Santander, la entidad financiera que suma un 4,1% de las acciones de Prisa. El próximo campo de batalla tendrá lugar en la Junta general de Accionistas el 29 de junio donde se decidirá si el actual presidente de Prisa, Javier Monzón –que es también consejero del Banco Santander España y presidente de la la filial digital del Santander Open Bank–, sigue en el cargo como pretende la máxima directiva del mayor banco español.

Esta guerra no es solo por controlar una empresa deficitaria (Prisa perdió 182 millones de euros en 2019), sino también por dominar a uno de los principales medios de comunicación cuando se está diseñando la recuperación económica tras la pandemia. A pesar de que Oughourlian tiene bajo su poder un tercio de la compañía, ha sido Javier Monzón quién ha designado a Javier Moreno como director de El País, la principal cabecera del grupo.

El objetivo del nombramiento es blindar una línea editorial marcada por una parte de los propietarios de El País, incluso en el caso de que Monzón no sobreviva a la próxima Junta General de Accionistas. Fuentes de Prisa hacen esta interpretación del cambio en la cabecera del rotativo cuando solo quedan dos semanas para decidir quién está al frente de la empresa.

Fuentes conocedoras del nombramiento de Moreno aseguran que Oughourlian no se ha enterado de este movimiento hasta pocas horas antes de que se hiciera efectivo. Monzón se habría apoyado para tomar esta decisión en los consejeros independientes que entraron con él en Prisa, una maniobra urdida por el expresidente de la compañía Juan Luis Cebrián, que utilizó en 2017 su influencia en el Gobierno de Mariano Rajoy para presionar a Telefónica y que votara a favor de los consejeros independientes alineados con el Santander: Javier de Jaime, socio director de CVC Capital Partners y vinculado a Ana Botín; Sonia Dula, ex Merrill Lynch y ex Goldman Sachs, a quien Monzón hizo presidenta de un puesto clave en el consejo: la Comisión de Nombramientos y Retribuciones; y Javier Gómez Navarro, íntimo amigo de Monzón y exministro de Turismo y Comercio con Felipe González.

Felipe González toma partido

La figura del expresidente no es baladí en estos juegos de poder. Felipe González tiene un papel preponderante en las decisiones de los consejos editoriales de Prisa en los que participa cada semana. Fuentes de la compañía explican a eldiario.es que el ex presidente del Gobierno ha mostrado en reiteradas ocasiones su posición contraria a Pedro Sánchez, una postura que se ha acrecentado en los consejos editoriales contra el Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos, con duras críticas a la posible subida de impuestos a los bancos y a las grandes fortunas que debate el Gobierno, entre otros asuntos.

El ex dirigente socialista tiene una relación histórica con el actual presidente de Prisa. El Gobierno de González nombró a Monzón presidente de Indra en 1993, cuando era una compañía pública –hoy el Estado aún es su principal accionista, a través de la SEPI–. Años después, la empresa tecnológica le compró al hijo de González su compañía, Oyauri Investment, que incluía un contrato blindado para el hijo del expresidente del Gobierno.

González lleva años mostrando su oposición a Pedro Sánchez. En 2016 se opuso frontalmente a su elección como secretario general del PSOE ante Susana Diaz, le ha recriminado en reiteradas ocasiones su voto en contra en la investidura de Mariano Rajoy y, por ejemplo, la semana pasada se refirió al Ejecutivo del socialista con Unidas Podemos como el “camarote de los hermanos Marx”. Juan Luis Cebrián es quien más fielmente recoge las posiciones de González en sus artículos en El País. Este lunes, bajo el título de Sobre cómo afrontar la crisis constituyente asevera que “si el partido socialista y la derecha moderada no son capaces de volver a ser fuerzas dominantes del cambio y garantía del funcionamiento de la democracia, no habrá otro camino para la estabilidad política. España volverá entonces a ser un país prescindible en el diseño de la gobernanza global”. De nuevo, las llamadas a la gran coalición entre el PSOE y el PP.

¿Tiene Monzón posibilidades de sobrevivir como presidente de Prisa en la próxima Junta General de Accionistas? Sí. Por un lado cuenta con el apoyo del consejero delegado de Prisa, Manuel Mirat, cuyo cargo tendrá que ser revalidado en la Junta General de Accionistas y que se ha posicionado con el presidente de la compañía. Fuentes de El País aseguran que Monzón compartió con Mirat la designación de Javier Moreno como nuevo director del periódico.

La influencia del Santander

Pese a que el Santander sólo cuenta con el 4,1% del accionariado es un jugador decisivo en Prisa. El banco que preside Ana Botín financió a la familia Polanco, otros de los principales accionistas y herederos del fundador del grupo de comunicación, en las dos últimas ampliaciones de capital a la que se vio obligada la empresa por su desastrosa situación de tesorería. Los Polanco tuvieron que meter 47 millones para que su presencia en el consejo no se diluyera por debajo del 8,3%, aunque finalmente se quedaron con un 7,6% a través de su inversora Rucandio. El préstamo del Santander fue de 38,6 millones a devolver en cuatro años y está avalado por las propias acciones de Prisa, que en estos últimos meses se han devaluado enormemente. En caso de que no abonen el préstamo, el Santander pasaría a controlar un 12% de la compañía de medios de comunicación.

Por otro lado, están los inversores mexicanos. El empresario de transportes Roberto Alcántara, que ha cedido sus derechos de voto a los Polanco, también recibió financiación del Santander en las últimas ampliaciones de capital y podría perder sus acciones a favor del banco, que cuenta con un 5% a través de su vehículo GHO Networks; Carlos Fernández González, que fuera consejero del Santander, tiene un 4%, y el magnate Carlos Slim, que con Inversora de Carso domina otro 4% .

Otro de los jugadores es el banco HSBC, con un 9% del accionariado de Prisa. Fuentes de la compañía aseguran que Ana Botín se reunió el lunes de la semana pasada con un grupo de directivos del banco británico para sondear la posibilidad de comprar su paquete accionarial y comprobar si mantenían el apoyo a Monzón.

De todas maneras, todas las miradas estarán puestas en José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, compañía que cuenta con un 9,4% de Prisa y es el segundo mayor accionista, y en el jeque catarí Khalid Al-Thani, con un 5,1%, que sin ataduras en España puede inclinar la balanza. Según fuentes de Prisa, Álvarez-Pallete habría mostrado su voluntad de desvincular la propiedad de la línea editorial de los medios de la compañía con un equipo profesional al frente que no estuviera ligado a empresas del IBEX 35 y evitar un conflicto entre Amber y el Santander. El banco presidido por Ana Botín ha preferido no hacer comentarios a las preguntas de eldiario.es.

Monzón no solo tiene en su contra la oposición de Amber. El directivo estuvo imputado en el caso Púnica, aunque finalmente la causa fue archivada pese a que Indra admitió que se hicieron pagos ilegales a compañías que financiaban irregularmente al PP. Bajo su presidencia, Indra también participó en el AVE a la Meca, un negocio que hoy investiga la Audiencia Nacional por las comisiones millonarias que cobró el rey Juan Carlos.

En caso de que la operación Monzón fracasara, fuentes relacionadas con el Grupo Prisa han señalado que se baraja como posible sustituto a Joaquín Almunia, ex ministro de Trabajo y de Administraciones Públicas en los Gobiernos de Felipe González.

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