“Si tu única herramienta es un martillo, todos los problemas parecen un clavo”. La metáfora es del columnista de 'Bloomberg' Marcus Ashworth, en una versión de la teoría de Maslow. En ella, el martillo son las subidas de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE). Los clavos son las inflaciones de las distintas economías de la eurozona, que la institución monetaria intenta moderar ahogando el consumo de las familias y la capacidad de inversión de las empresas y de los Estados. Una estrategia que asume el riesgo de provocar una recesión y de aumentar el desempleo, como ya está ocurriendo en Alemania.
En octubre del año pasado, Óscar Arce, director general de Economía del propio BCE, empleó otro clarificador recurso literario: “La política monetaria es más un machete de pescadería que un bisturí”. Nacho Álvarez, portavoz económico de Sumar, viene utilizando su propia versión: “Lo que está haciendo es matar moscas a cañonazos”.
Este jueves, el consejo de gobierno del BCE seguirá a 'martillazos', 'machetazos' o 'cañonazos' (como cada uno lo entienda mejor) tanto contra la inflación del 6,8% de Alemania, del 7,8% de Austria o del 6,7% de Italia como para el 1,6% de España y Bélgica, según los datos interanuales y armonizados de junio de Eurostat. Al conocer estas cifras dispares de las subidas de precios del mes pasado, tirando de ironía, Ángel Talavera, economista jefe para Europa de Oxford Economics, escribió en Twitter: “¡Buena suerte al establecer la política monetaria! [Good luck setting monetary policy!, en inglés]”.
La política monetaria de la eurozona es única para todos los países. La que marca el BCE. Las dudas sobre la agresividad de las subidas de los tipos de interés y del resto de medidas para endurecer las condiciones de financiación se están multiplicando ante ejemplos de moderación de las subidas de precios sin dañar el crecimiento como el de nuestro país. Y el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha avisado del riesgo de que se repitan los sustos bancarios de marzo, debido a que los balances de las entidades financieras son vulnerables a los últimos movimientos del banco central.
Con los datos a cierre del primer trimestre de este año, el BCE ha metido ya a Alemania en recesión técnica (dos trimestres consecutivos de caída del Producto Interior Bruto). El FMI estimó este martes que la actividad en la economía más grande de la eurozona se contraerá un 0,3% en 2023. La 'voladura' parece todavía controlada, pero todas las expectativas apuntan a que la institución monetaria que preside Christine Lagarde dará otra vuelta de tuerca a la economía germana y al resto de la eurozona este jueves con otra subida de los tipos de interés oficiales de 0,25 puntos porcentuales. El BCE agravará así el ciclo de aumentos más intenso de su historia, de 4,25 puntos en total, desde el 0% de hace un año.
El encarecimiento de la financiación hizo saltar una alarma importante esta misma semana. En la última encuesta del BCE sobre préstamos bancarios sobresalió el desplome de la demanda de crédito por parte de las empresas de la eurozona en el segundo trimestre hasta un nuevo mínimo histórico. Entre abril y junio, la demanda neta de préstamos de las empresas que comparten el euro se redujo considerablemente, con un porcentaje neto del -42%, frente al -38% del trimestre anterior. Solo para España, el sondeo también muestra una caída de la demanda de crédito por parte de las empresas y de las familias (tanto para vivienda como para consumo), aunque más moderada que en la eurozona y menos acusada que en el primer trimestre.
La gran diferencia en nuestro país es la bajada más rápida de la inflación, gracias a medidas como el tope al gas (o excepción ibérica) y al abaratamiento del petróleo en los mercados internacionales. La moderación de las subidas de precios está aliviando la pérdida de poder adquisitivo de las familias y, por tanto, está sosteniendo el consumo. Por otra parte, está aumentando la competitividad de las empresas exportadoras, que afrontan costes menores, también por los salarios más bajos.
“España es un ejemplo de que se puede reducir la inflación, pero no con la política de austeridad monetaria que está imprimiendo el Banco Central Europeo, sino con un tope al gas que vaya al origen de esa inflación”, explicó Nacho Álvarez en una entrevista con elDiario.es. Nuestro país es el que tiene una mayor previsión de crecimiento por parte de todas las instituciones. La última, del FMI, ve un 2,5% este 2023 y otro 2% en 2024.
Pero el BCE está centrado en la eurozona en conjunto, y en la inflación subyacente o estructural, que excluye de su cálculo los precios energéticos y que está más elevada que la inflación general. “La presidenta Lagarde considera que la segunda fase del proceso de inflación está empezando a fortalecerse, en gran parte por un proceso sostenido de recuperación salarial”, señala Frederick Ducrozet, director de análisis macroeconómico de Pictet WM. “Además, considera que la demanda debe limitarse más tiempo”, según continúa, para que las empresas no puedan seguir trasladando el encarecimiento de los costes a los consumidores Y ensanchando sus márgenes de beneficio.
¿Fin de las subidas de los tipos de interés en septiembre?
“Así que es poco probable que el debilitamiento de indicadores de la actividad económica en la eurozona detenga el ajuste monetariO y el BCE parece dispuesto a subir tipos este julio. Ahora bien, la inflación se ha desacelerado y otro movimiento al alza en septiembre es menos seguro”, remata este experto. “Con un banco central que atribuye un peso desproporcionado a la inflación subyacente en sus decisiones, es poco probable que la evolución de los datos desde la reunión de junio [cuando anunció un incremento de otros 0,25 puntos, hasta el 4%] proporcione un desencadenante claro que supere el desacuerdo interno sobre qué hacer”, añade Rubén Segura-Cayuela, economista jefe de Bank of America para Europa.
Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research, recogió este miércoles que el FMI recomienda “un par de incrementos más de 0,25 puntos porcentuales en los tipos de interés en la zona del euro y que se mantengan ahí cuando menos hasta el primer trimestre de 2024”. Este escenario llevaría los tipos de interés oficiales hasta el 4,5%.
Para José Ramón Díez, director de economías y mercados internacionales de Caixabank Research, la duda es precisamente “durante cuánto tiempo será necesario mantener los tipos de interés en zona restrictiva y qué coste en términos de empleo y actividad habrá que pagar antes de ver señales concluyentes en la inflación. Todo dependerá de la evolución de los factores que han apoyado la actividad en los últimos trimestres: ahorros acumulados en la pandemia, política fiscal expansiva [ayudas a empresas, descuentos para los consumidores...], retardos en los efectos de la política monetaria, normalización de los cuellos de botella [en el comercio mundial] y resistencia de los mercados laborales”.
En su opinión, “los efectos positivos de los tres primeros factores se irán diluyendo en el tiempo, y difícilmente podrán ser compensados por las mejoras en la oferta agregada [por la mejora de las cadenas de suministro globales] y por la solidez del mercado de trabajo”.
Este martes, una información de la agencia de información económica Bloomberg destacó que en los mercados de derivados financieros, los especuladores apuestan ya a que la última subida de los tipos de interés oficiales será la de este jueves, y que en septiembre comenzará a bajarlos “para evitar un golpe demasiado duro al crecimiento”.
La Reserva Federal retoma las subidas de tipos
Mientras, en Estados Unidos, la Reserva Federal (Fed) decidió este miércoles retomar las subidas de los tipos de interés tras el descanso de junio. El banco central norteamericano incrementó otros 0,25 puntos el 'precio' oficial del dinero, hasta el rango entre el 5,25 y el 5,5%, un máximo de los últimos 22 años.
La Fed ha reiniciado el ciclo de incrementos del 'precio' del dinero que empezó en marzo de 2022 en el 0%-0,25% para luchar contra la inflación y que es ya de 5,25 puntos. Su presidente, Jerome Powell, subraya la necesidad de moderar el ritmo de las subidas para evaluar mejor los efectos retrasados de la política monetaria y el impacto del endurecimiento del crédito. Sin embargo, con el aumento de este miércoles enfatiza su preocupación por una inflación general que sigue por encima del objetivo del 2%, concretamente en el 3%, y una inflación subyacente (que excluye de su cálculo los precios de la energía) que está en el 4,8%, según los datos interanuales de junio.