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Blackstone estudia empezar a hacer caja con las viviendas públicas adquiridas al Ayuntamiento de Madrid a precio de saldo en 2013

El fondo de inversión Blackstone ha iniciado la venta de una serie de bloques de vivienda que en la actualidad tiene en alquiler a través de su socimi Fidere. En este grupo se plantea incluir, por primera vez, un paquete proveniente de los 1.860 inmuebles sociales que adquirió al Ayuntamiento de Madrid en 2013, informa el periódico Cinco Días. La entonces alcaldesa Ana Botella y otros miembros de su gobierno fueron condenados por el Tribunal de Cuentas al pago de 25 millones de euros por aquella polémica operación. La sentencia concluye que permitieron la enajenación de las viviendas por 128 millones de euros, 23 millones menos de su valor real.

El fondo que representa en España Claudio Boada estudia añadir al lote entre un 10% (186) y un 15% (279) de las viviendas públicas que le vendió la Empresa Pública de Vivienda y Suelo (EMVS) del consistorio madrileño cuando era controlado por el PP.

La idea de Blackstone, que en estos años se ha convertido en uno de los mayores caseros de España al controlar más de 20.000 viviendas para alquilar, es acabar deshaciéndose de todas los inmuebles que compró al ayuntamiento, casi todos destinados en origen a alquiler para jóvenes. Estas viviendas han perdido en estos años su protección pública y al pasar al mercado libre han aumentado su valor.

Este tipo de gestoras de fondos funcionan comprando activos en países de todo el mundo cuando están a precios de derribo, y los venden unos seis o siete años después, cuando consideran completado el recorrido al alza de sus precios, y en previsión, en ocasiones, de un cambio de ciclo.

Según Cinco Días la cartera residencial de Fidere que sale al mercado tiene un valor de entre 150 y 200 millones, y además de las viviendas sociales incluye otras libres de los municipios madrileños de Torrejón, Getafe, Móstoles y Colmenar, además de Barcelona y Guadalajara.

El mayor dueño de ladrillo del mundo

Blackstone tiene un dominio absoluto entre las socimis (sociedades dedicadas a la gestión de viviendas en alquiler que disfrutan de un beneficioso régimen fiscal) en España. Una vez adquirió Testa en 2018, pasó a controlar las cuatro empresas de este tipo más grandes de España, todas ellas cotizadas en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB): Albirana, Fidere, Torbel y, ahora, Testa. Sus carteras suman más del 80% de las casas que están bajo control de las socimis cotizadas en este mercado alternativo y suman más de 20.000 viviendas, con un valor conjunto que ronda los 3.500 millones de euros.

Pero el dominio de Blackstone en España va más allá del mercado residencial. En los últimos cinco años la compañía ha creado, a través de distintas sociedades, un gigante en el sector inmobiliario valorado en más de 20.000 millones de euros. El gestor estadounidense está considerado el mayor propietario de ladrillo del mundo y uno de los mayores fondos de capital riesgo.

Hace unos meses, el representante de Blackstone en España, Claudio Boada, amenazó al Gobierno con una caída de sus inversiones si el Gobierno llevaba a cabo su plan de Vivienda, que inicialmente incluía un posible control de los precios del alquiler por parte de los ayuntamientos, y que finalmente ha supuesto un aumento de la duración de los contratos y límites en las fianzas, entre otras cosas.