Apenas habían pasado quince días desde la caída de Lehman Brothers, el 15 septiembre de 2008. El pánico se había adueñado de los mercados, las bolsas de todo el mundo caían en picado y los capitales salían despavoridos de los fondos de inversión. Pero el 9 de octubre de 2008, al buzón del correo electrónico del presidente de Caja Madrid llegó un sosegado mensaje de la gestora de su cartera de inversión, la directora de la Banca Privada de Caja Madrid.
En él, la asesora le recomendaba invertir en acciones de las principales compañías del Ibex 35. En concreto, en Iberdrola, Telefónica, Repsol y FCC. “El Ibex ha perdido los 10.000 puntos y puede ser un nivel muy importante”, aseguraba la directora de Banca Privada de Caja Madrid, al tiempo que reconocía que era imposible saber lo que iba a suceder en el futuro. En cualquier caso, el miedo general de aquellos días no iba con ellos. “Es imposible saber lo que va a pasar. Hemos visto cotizaciones muy atractivas en varios valores y he decidido realizar parte de las compras”, le informaba su gestora.
Era el peor momento de la bolsa desde el crash de 1929 y Blesa decidió invertir medio millón de euros más que añade a su cartera de acciones repartido entre los valores más potentes del Ibex 35, Telefónica, Repsol, Iberdrola y FCC, aunque en esta última, en la que Blesa es consejero, sólo invierte 50.000 euros porque, como le recuerda su gestora, “ya tienes más”.
Su optimismo chocó con la realidad del mercado, que siguió en caída libre desde aquel mes de octubre y hasta marzo de 2009, cuando el Ibex 35 marcó 6.900 puntos, el nivel más bajo de su historia hasta esa fecha. Pero ser pesimista –o realista– no estaba en el perfil inversor del entonces presidente de Caja Madrid ni en el de su gestora. Sólo hay otra explicación para este comportamiento y es que su conocimiento de lo que estaba ocurriendo en el sector financiero mundial y su capacidad para entenderlo estuvieran al mismo nivel que el de los miles de españoles que compraron las preferentes que vendía su entidad.
Pese a la poca pericia a la hora de invertir, Blesa incrementa significativamente su patrimonio en plena crisis. En diciembre de 2008 tenía en inversiones patrimoniales 3,3 millones de euros y a 31 de noviembre de 2009 (semanas antes de dejar el cargo) ya había superado los 5 millones de euros. Aunque la cifra parece abultada, revela que Blesa le fue dedicando a otros destinos muy diferentes los 20 millones de euros que se embolsó en sus últimos ocho años al frente de la entidad (si bien los últimos 3,5 millones los recibió como parte de la indemnización en 2010, fecha para lo que no hay reflejo de sus inversiones patrimoniales). Con todo, ante el juez Elpidio Silva, apeló a sus escasos ingresos.
En cualquier caso, en lugar de salirse del mercado o agazaparse y esperar a que pasara la tormenta, Blesa hizo todo lo contrario. En el año posterior a la quiebra de Lehman Brothers, además de mantener lo que tenía invertido, inyectó en total más de 1,2 millones de euros nuevos a su cartera de inversiones. El 4 de Marzo, el Ibex ya había perdido un 40% de su valor. La caída estaba a punto de frenarse, pero eso entonces no lo sabía nadie, ni siquiera Blesa, ni su asesora. Aun así, ambos intercambian emails con toda tranquilidad y aparentemente indiferentes al caos que había en los mercados. Blesa le bromeaba asegurando que “el arcángel protege mis inversiones”.
Blesa necesitaba colocar nada menos que otros 600.000 euros sobrantes (de origen desconocido). La asesora le recomendó invertir 200.000 euros en un bono de Caja Madrid con vencimiento en 2011 y 250.000 euros en otro de Telefónica que tendría vida hasta 2014. Ambos con cupones (una suerte de dividendo de la renta fija) periódicos superiores al 5%.
¿Conservador, kamikaze o simplemente desconocedor?
¿Conservador, kamikaze o simplemente desconocedor?Si analizamos aisladamente la cartera de inversión de Blesa en ese periodo, podría parecer que era un inversor conservador, pero en el peor momento del mercado tira por los suelos esta teoría. Y es que sólo alguien a quien perder el dinero no le preocupara mucho, podía arriesgarse a invertir en aquellos convulsos días. Incluso aunque, como hizo Blesa y su gestora, lo hiciera en valores conservadores.
Además de invertir en sus dos principales competidores (BBVA y Santander), Blesa confía en las participadas de Caja Madrid, donde ostenta el asiento de consejero. Mapfre, Iberdrola, FCC e Iberia son sus principales apuestas. La comunicación de estas operaciones está registrada en la Comisión Nacional de Mercado de Valores. También invierte en Gas Natural, Repsol y Abertis.
Energías de Portugal y Royal Bank of Scotland son sus únicas apuestas extranjeras, según la cartera de inversiones que tiene encomendada a la gestión de Altae (la banca privada). El banco escocés fue una de las entidades financieras más perjudicadas por la caída de Lehman y que tuvo que ser rescatada por el Banco de Inglaterra. Por ello, es la única que le reporta números rojos a su balance. La decisión de invertir en la entidad la toma el 22 de abril de 2008, y da cuenta de la poca idea que tenía el presidente de una de las mayores entidades financieras españolas de la que se venía encima.
Aunque su gestora le advierte de los riesgos de la inversión, el director de Caja Madrid hace caso omiso a la advertencia y da su visto bueno. “Te llamaré, que no cunda el pánico. No sé cuándo pero la crisis pasará y tú me harás rico, y yo te invitaré a lo que quieras”.
Pese a esta alocada decisión, a Blesa le cuadran los números. Entre septiembre de 2008 y noviembre de 2009, ganó algo más del 11% en su cartera de bolsa, frente a una revalorización de la bolsa española del 23%. Pero bien es cierto que la vena conservadora del amigo de Aznar también se refleja en su cartera, ya que sólo el 29% de sus inversiones eran directamente acciones.
A corto plazo, su principal apuesta son los depósitos de su propia entidad. A medio plazo, se decanta por los bonos corporativos de BBVA y Telefónica. Llegó incluso a comprar 150.000 euros en participaciones preferentes de Caja Madrid, con vencimiento en el año 2051. Lo que se desconoce es si consiguió deshacerse de ellas en el momento adecuado para esquivar las cuantiosas pérdidas que estos productos financieros han llegado a provocar.
El apartado de fondos y sicav tiene grandes clásicos del mundo de la inversión: como el fondo mixto Carmignac Patrimonie, uno de los más demandados entre los inversores noveles. Pero, en general, deposita su confianza y su dinero en fondos de la entidad que él dirige, Gesmadrid, la gestora de fondos de Caja Madrid donde tuvo un asiento Luis Bárcenas. En este tipo de productos llegó a tener 2,4 millones de euros.