Diego Borja (Quito, 1964) es un economista que fue ministro de Finanzas y presidente del Banco Central de Ecuador durante los años en los que el Gobierno de Rafael Correa decidió auditar la deuda que tenía el país con los acreedores exteriores, para posteriormente declarar parte de ella odiosa e impagable. Tal y como explica Borja, fue una “anulación de mercado”, es decir, una recompra de los títulos que los deudores sacaron al mercado con una fuerte devaluación debido a que el Estado había declarado su impago. De esa manera, consiguieron una drástica rebaja de la misma. Una “operación audaz” que el propio exministro destaca que “fue alabada años después por medios del establishment como The Wall Street Journal”.
Hoy, alejado del presidente Correa, del que dice que “se ha desmarcado hacia la derecha”, participa como asesor del Parlamento griego en la Comisión de auditoría externa de su deuda. Durante estos días, previos a la importante cita del referéndum del domingo, presenta en España algunas conclusiones acerca de la situación política y económica que enfrenta el país heleno.
Después de pasar por la Comisión de auditoría externa de la deuda griega ¿Qué conclusiones saca?
Es una deuda que tiene muchos visos de ilegalidad, de ilegitimidad y se ha convertido, por la manera en que se ha venido negociando con la Troika, en una deuda insostenible.
¿Por qué?
Un 85% del rescate que se aprobó para Grecia fue para recomprar títulos de deuda que tenían los bancos privados y que durante los años de 2009 y 2010 de la crisis europea y mundial perdieron su valor. Entonces, los bancos, particularmente franceses y alemanes, se deshicieron de títulos de deuda de alto riesgo con ese dinero público del rescate. Esta operación fue llevada a cabo por el Banco Central Europeo y el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera que adjudicó ese dinero para salvar a estos bancos como deuda al Gobierno Griego, cuando en realidad al presupuesto de Grecia apenas llegó un 10% del monto total. Eso muestra que fue una operación ilegítima, pero para ponerla en marcha se violaron normas, reglas, leyes, no sólo de la propia Constitución griega, sino también de la Unión Europea y de los gobiernos europeos partícipes. Por eso decimos también que la deuda además de ilegítima es ilegal. Por otro lado, asociada a ella vino la condicionalidad, es decir, la política de austeridad que impuso cantidad de medidas que terminaron siendo un desastre económico y social para Grecia.
¿Ve relación entre la situación que tuvo que vivir su país con la deuda y la que vive ahora Grecia?
En algunas cosas sí, salvando las diferencias (Ecuador debía alrededor de 10.000 millones en 2008 y Grecia debe más de 315.000 millones en la actualidad). Ecuador tenía el dólar y Grecia es un país con euro. Es decir, la moneda no la gestiona ninguno de los bancos centrales de estos países, sino la Reserva Federal estadounidense y el Banco Central Europeo. Eso ya generaba mucha rigidez. La diferencia es que nosotros optamos por una anulación de mercado, porque no fue una anulación de hecho. El Gobierno ecuatoriano, en el que me tocó a mí liderar ese proceso, lo que hizo fue recomprar deuda en el mercado, pero con una quita del 70%, o dicho de otra manera, con una anulación del 70%. Eso lo que significó es que se pudieron liberar recursos para dedicarlos a otras partidas de Gobierno, principalmente gasto social, educación, salud y también en áreas de infraestructuras y de capitales.
Visto con la perspectiva que da el paso del tiempo, ¿cree que fue una acción positiva para su país?
Sin lugar a dudas, fue una acción positiva y audaz porque contradijo el sentido común imperante en ese momento y eso al final se recompensa. Fue un éxito. Tanto es así que el propio establishment ahora, a través de varios artículos en medios como en The Wall Street Journal, ha alabado esa acción que realizó Ecuador en su momento. Claro que cuando lo hicimos fuimos atacados por todos los frentes, sobre todo mediáticos y políticos, pero años después vemos que fue una acción exitosa. Grecia ahora también está bajo ataque y las autoridades lo saben. Creo que están actuando con bastante lucidez y sobre todo con bastante coherencia después del apoyo que recibieron en las urnas. Por ello, apoyo un NO en el referéndum del domingo, que sea un no a la austeridad y a los chantajes europeos.
Usted sostiene que no sería un drama que Grecia saliera del euro.
Lo primero, decir que no necesariamente está asociado el problema actual de Grecia y su resolución a la salida posterior del euro. Incluso en el caso de que el referéndum convocado por el Gobierno ganara el NO, no significa que se vaya a producir una salida de Grecia de la moneda comunitaria. Puede reforzar la posición del Gobierno a la hora de negociar con las instituciones europeas. Pero en caso de que continuara la rigidez y la extorsión en el proceso de negociación con Grecia, considero que sí hay vida más allá del euro. Habría posibilidad de recuperar la política monetaria, fiscal, y el Gobierno griego estaría en una posición que le permitiría actuar. Aun así, esto sería algo ilegal porque la UE no dispone de tratados para que salga uno de sus miembros.
En el caso ecuatoriano también fuimos amenazados; decían que si hacíamos una negociación fuerte podríamos ser expulsados del dólar. No sucedió, y no sólo eso sino que al pasar los años, incluso determinadas personas del establishment aplaudieron la medida, porque si un país convierte su deuda en insostenible, no es conveniente para el propio capitalismo, que es lo que estamos observando en Grecia.
¿Qué le diría a un ciudadano griego que teme por sus ahorros?
Lo primero, que el peor consejero es el miedo, porque el miedo podría llevar a que todas las personas, actuando desde el temor, hagan una salida masiva de sus depósitos. Lo segundo que les diría es que confíen en la posibilidad de que el Gobierno de Tsipras negocie en mejores condiciones frente el Eurogrupo si la mayoría de sus ciudadanos mantienen una posición positiva hacia sus dirigentes. Y en tercer lugar, diría que en el peor de los casos, que podría ser la salida del euro, la situación no sería muy diferente del panorama que actualmente tienen con la austeridad impuesta. En este momento Grecia tiene una caída enorme de la producción, un desempleo gigantesco, que en el caso de los jóvenes bordea el 65%. Tampoco es que la situación actual sea la mejor, con lo que no tienen mucho que perder con esta acción que está llevando a cabo su Gobierno .
Si el 'Sí' gana el domingo y dimiten Tsipras y su Gobierno, ¿qué le espera a Grecia?
Los griegos ya han probado con un Gobierno de la derecha, de hecho, se puede decir que los dos gobiernos que precedieron a Tsipras son los que permitieron esta modalidad extremadamente perniciosa para el país. Lo que no han probado todavía es una negociación desde una postura democrática y soberana, que es lo que está ofreciendo el Gobierno de Syriza, a pesar de que todo el establishment europeo les está queriendo atar de pies y manos. Desde una perspectiva pragmática, convendría a la ciudadanía griega dejar actuar al Gobierno en condiciones de mayor soporte, para poder probar una política distinta a la que ya han probado en los últimos cinco años.
¿Quién es el responsable o culpable de que Grecia esté viviendo un control de capitales en los últimos días?
Hay que destacar que los grandes medios de comunicación en Europa han propagandizado el control de capitales en Grecia como un corralito, en referencia a lo que sucedió en Argentina en el año 2001. No es un corralito. El corralito argentino y la congelación de fondos en Ecuador en el año 1999 fue una incautación de depósitos de los depositantes de cuentas corrientes y de cuentas de ahorro a favor de los banqueros, para evitar que tuvieran pérdidas en los activos de los bancos y en sus ganancias. El caso griego no es así, porque en primer lugar se permite un retiro individual por persona de 60 euros, es decir, no es un congelamiento sino un control y lo que se evita es una salida a través de transferencias masivas de la economía doméstica griega al resto del mundo. Así se está evitando una caída monetaria y bancaria que sí podría culminar en una quiebra general de la economía helena. Esta medida está evitando que desaparezcan los depósitos de las personas porque si no se controlan los capitales, las grandes fortunas sacan los suyos y los pequeños depositantes no tendrían posibilidad alguna de recuperar su dinero.
¿Usted recomendaría a Grecia otro tipo de aliados?
Sin lugar a dudas, en el momento en que un gobierno está bajo ataque, como está el de Grecia, tiene que buscar otras posibilidades de alianza, no sólo económica sino también política. En un mundo que está cada vez más globalizado y cada vez más integrado no hay por qué evitar que los países periféricos de la unión europea puedan establecer alianzas con los emergentes como Rusia o China, cuando los países del centro de Europa, sobre todo Alemania, tienen alianzas muy potentes.
¿Apuesta por la alianza de países del sur de Europa?
Es absolutamente evidente que el problema que tiene Grecia con la deuda lo tienen otros países altamente endeudados como España, que podrían tener una resolución muy fácil. Hay varias propuestas, una de ellas es la que hace el actual ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis, en su libro El Minotauro Global, donde explica perfectamente cómo se podría resolver el problema de la deuda. No es que no haya solución posible, lo que no hay es voluntad política. Lo que ocurre es que el poder hegemónico en Europa, particularmente Alemania, no lo ha querido hacer. Por lo tanto, una acción conjunta de los países del sur de Europa no sólo es posible sino también necesaria de cara a pensar una integración europea distinta a la concepción neoliberal actual.