El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, anunció este viernes más medidas para mitigar los efectos económicos del COVID 19, entre ellos el lanzamiento de una línea de crédito de emergencia para pequeñas y medianas empresas (pymes).
La línea de financiación estará destinada exclusivamente al pago de los sueldos de los trabajadores durante dos meses y tendrá un valor total 40.000 millones de reales (unos 8.000 millones de dólares).
“Las pymes están teniendo una dificultad de acceso al crédito más evidente”, explicó el presidente del Banco Central de Brasil, Roberto Campos Neto, en un pronunciamiento junto a Bolsonaro y los presidentes de las entidades públicas Caixa Económica, Pedro Guimaraes, y el BNDES, Gustavo Montezano.
El programa, que puede beneficiar a unos 2 millones de trabajadores, será financiado en un 85 % por el Tesoro brasileño, mientras que el 15 % restante será financiado por la asociación de bancos del país.
El beneficio cubrirá un máximo de dos salarios mínimos, que en Brasil equivale a 2.090 reales (unos 418 dólares).
“Toda la empresa que acepte la línea no puede dimitir al empleado por dos meses”, recalcó Campos Neto.
Anunció además que el emisor brasileño está elaborando una medida que permitirá la compra directa de créditos, siguiendo la línea de otros bancos en el mundo.
El presidente de la Caixa Económica, por su parte, recalcó que la entidad pública “está reduciendo los intereses de todas las líneas de crédito” y aumentando los plazos de pago.
Como ejemplo, Guimaraes citó que los intereses del “cheque especial”, una de las líneas de crédito más caras y usada por millones de brasileños, ha sido reducido paulatinamente del 14 % al 2,9 % al mes.
En los últimos días, el Gobierno ha anunciado diversas medidas para contener los efectos económicos del coronavirus, el cual ya ha provocado el cierre de comercios y fábricas en diversos estados de Brasil, entre ellos Sao Paulo.
Sao Paulo, donde viven cerca de 46 millones de personas, comenzó esta semana una cuarentena de 15 días para frenar el aumento de contagios en el estado más rico y poblado de Brasil, una decisión que ha sido duramente criticada por Bolsonaro.
El jefe de Estado, uno de los más escépticos con relación a la gravedad del COVID-19, ha criticado el confinamiento de los brasileños, contrariando las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y ha insistido en que es necesario “velar por la manutención de los empleos”.