Una cosa es Italia. Y otra, el resto de la Unión Europea. Es el mensaje que se esfuerzan por trasladar las autoridades comunitarias desde que Roma anunció hace semanas que pretendía aumentar el gasto público con el fin de incentivar el crecimiento y, de tercera derivada, rebajar la deuda pública, que se encuentra en el 132% del PIB.
Pero Europa salió en tromba. Ahí no dijeron que había que esperar a que las cuentas estuvieran oficialmente entregadas el 15 de octubre. Al contrario, dijeron que amenazaban la zona del euro –dijo el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker–; que podía causar un efecto dominó como pasó con Grecia y que el resto de los miembros del club se rebelarían si no se actuaba con los “presupuestos expansivos únicos” –en palabras de Pierre Moscovici– que presentaba Italia.
Han llegado las fechas de los exámenes comunitarios, y la Comisión Europea se prepara para suspender a Italia. Y, mientras suspende a Italia, quiere dar un toque a España, Francia, Bélgica y Portugal. Pero también quiere que quede claro que no es lo mismo un suspenso que un toque.
Juncker ha afirmado este jueves: “Hay un puñado de países a los que queremos pedir más información, pero en contra de lo que se ha dicho, Bélgica, por ejemplo, no es un problema. Ni grande, ni mediano ni pequeño, no es un problema”.
Pero Italia... “Italia es Italia”, ha dicho Juncker: “No tenemos prejuicios negativos contra el presupuesto italiano, será examinado con el mismo criterio que el resto. Siempre hemos sido acusado de ser generosos, flexibles con Italia. Italia ha podido gastar en los últimos tres años 30.000 millones sin sanciones bajo el imperio del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Hemos sido muy amables, gentiles y positivos con Italia, porque Italia es Italia”. Para el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, sin embargo, “la manovra è molto bella [el proyecto de presupuestos es precioso]”.
Y los casos de España, Francia, Bélgica y Portugal son distintos. Por eso la dura carta a Italia fue hecha pública este jueves por la Comisión, mientras que la de los de los países restantes se esperan al viernes por la mañana.
En el caso de España, que se encuentra en el llamado brazo preventivo de la Unión y ya no está en el correctivo –aunque formalmente siga en la fase correctiva–, goza de la asunción comunitaria de que terminará 2019 por debajo del 3% de déficit. Eso quiere decir que pueden dejar cierto margen en Bruselas para el déficit –Mariano Rajoy anunció un ajuste estructural (fuera de ciclo) del 0,65% y Pedro Sánchez del 0,4%–, pero que la lupa no se ha levantado, toda vez que el borrador enviado a Bruselas no ha pasado por el Congreso.
Y eso es precisamente lo que no ha gustado en Bruselas, que pide por carta a España que reenvíe sus presupuestos una vez hayan sido sometidos al Congreso. Así lo explica la carta de Bruselas al Gobierno español a la que ha tenido acceso eldiario.es: “Aunque la presentación del proyecto de presupuestos de España cumple con el calendario establecido [...], la ausencia de una propuesta legislativa describiendo las medidas anunciadas en el proyecto hace que sea muy difícil evaluar su impacto presupuestario y señala algunos riesgos de aplicación de los objetivos presupuestarios”.
De acuerdo con el texto de Bruselas, España debe enviar “lo antes posible al Parlamento el proyecto de presupuestos detallando las medidas enviadas a Bruselas y asegurar que cumplen con los objetivos fiscales de España”.
“Para evitar que haya diferencias sustanciales entre el proyecto presentado en Bruselas y el presupuesto finalmente sometido al Parlamento”, concluye la carta, “le invitamos a enviar lo antes posible un proyecto de presupuestos actualizado a la Comisión y el Eurogrupo”.
Pero el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha mostrado tranquilo en Bruselas con la carta de la Comisión, y ha explicado que el mensaje que recibió tras reunirse con los presidentes del Consejo y la Comisión, Donald tusk y Jean-Claude Juncker, “es de confianza en España”. “Quizá para los ultraconservadores”, ha añadido, “las cuentas no cuadren, pero es una propuesta presupuestaria que por primera vez en 12 años recoge un superávit primario, que rebaja en un 0,4% el déficit estructural y en dos puntos, la deuda pública. Vamos a cumplir con los objetivos de déficit”.
Sánchez ha recordado que “España está bajo el procedimiento de déficit excesivo y lo que estamos planteando es que España salga del procedimiento de déficit excesivo. Es normal que las instituciones pidan más información. Verán que hay confianza en este Gobierno. Está y se percibe, pese a los enredos de la oposición: es impropio de un partido de gobierno ir trabajando en contra de los intereses de tu país fuera de España.