Grecia es probablemente la prueba más dura a la que se ha enfrentado el euro desde su fundación y por eso ayer, agotados, los portavoces de la Comisión hicieron un receso de la interminable crisis helena para celebrar la eliminación del roamingroaming (el recargo por llamar y usar Internet en un país extranjero) en la Unión Europea a partir de junio de 2017.
Una victoria agridulce: en abril de 2014, la víspera de las pasadas elecciones europeas, la Comisión Europea con Neelie Kroes a la cabeza vendió la supresión del sobrecoste del roaming para finales del actual 2015. Pasadas las elecciones comunitarias y configurados los nuevos Parlamento y Comisión, las discusiones con el Consejo (los 29 países) se enfangaron. La solución: acabar con el recargo un año y medio después de lo previsto.
Las negociaciones se encarrilaron el lunes con una reunión de 13 horas en la que estuvo la ponente Pilar del Castillo (PP europeo), defensora siempre de eliminar el roaming cuanto antes. “El impulso de la Presidencia [semestral] letona ha sido fundamental para llegar a un acuerdo”, comentan fuentes de la negociación. El 15 de julio de 2017, ningún minuto por llamada superará los 5 céntimos desde el extranjero, ningún SMS los 2 céntimos y ningún megabyte los 5 céntimos al conectar la itinerancia de datos.
Pero los precios mayoristas van a empezar a bajar dentro de poco hasta junio de 2016, de acuerdo con la hoja de ruta que debe implementar la Comisión ahora. “Algunos bajarán hasta cuatro veces más, y en los países donde el coste de las llamadas es alto –como España- los operadores necesitan adaptarse cuanto antes, so riesgo de quebrar”, indican las mismas fuentes. El comisario de Mercado Único Digital, Andrus Ansip, celebró el acuerdo en un comunicado. “Los europeos han estado pidiendo y esperando el final de los cargos de roaming y han sido escuchados”.
Acuerdo sobre la neutralidad de la red
Ansip también valoró el otro gran acuerdo sobre la neutralidad de la red, que no es sino un principio básico que ha hecho de internet la red que es hoy. La neutralidad de la red presupone que no habrá prioridad ni barreras de acceso a la información o a los paquetes de datos que viajan por una red de telecomunicación.
“El acuerdo de hoy consagra por primera vez este principio, con el que los usuarios tendrán libre acceso al contenido según su gusto y éste no será injustamente bloqueado o ralentizado, ni tampoco será permitida la denominada paid prioritization [prioridad por pago, que da un mejor servicio a quien pague por él]”, rezaba este martes una nota de la Comisión.
Limitaciones
No todo será Jauja para el usuario debido a las limitaciones que se interpondrán: un puñado de pequeños países –estados bálticos, Malta- con unas tarifas muy bajas han forzado la incorporación de una “cláusula de suelo justo”. Esta cláusula, que está por definir aún, pretende evitar una especie de dumping telefónico: un ciudadano austriaco podría adquirir una tarjeta estonia sabiendo que las tarifas de ese país son mucho más bajas que en su país para realizar llamadas y conectarse a Internet pagando mucho menos.
Los miembros de la negociación trilateral (Parlamento, Consejo, Comisión) estaban el martes exhaustos. “Hemos tenido cuatro trílogos, 20 reuniones técnicas y otras 40 reuniones técnicas informales”, avanzaba otro negociador. “Hay que resaltar la contribución de Letonia. Italia ni se molestó en abordar esta cuestión tan importante, y por algunos momentos parecía que iba a tratarse de otro fiasco comunitario”.
Al tratarse de 29 estados, el roaming afectaba a 29 mercados con características muy diferentes. Los operadores españoles, por ejemplo, no son los más generosos con el usuario: España tiene una de las tarifas móviles más altas, y las compañías se benefician de la masiva entrada de turistas para ampliar sus servicios y su negocio. Suprimir el recargo por llamar o conectarse a Internet en otros países de la UE es una forma de cobrar a los que no viajan. Pero principalmente afecta a los operadores.
Tal ha sido así que tras las elecciones europeas y las reuniones a tres bandas, el Gobierno español ha recurrido a la CNMC para proteger a las empresas nacionales. Pero en esta última ronda negociadora España se ha mantenido al margen, de acuerdo con varias informaciones.