El escándalo de las tarjetas en negro de Caja Madrid se ha llevado por delante a un miembro histórico de Comisiones Obreras: Rodolfo Benito. Aunque hay otras cinco personas ligadas al sindicato que también fueron consejeros de la entidad y que están ahora bajo la lupa de su organización, es sin duda la salida de Benito la que más toca el núcleo de CCOO.
Su peso en la central va más allá de los cargos que representaba en la actualidad. Rodolfo Benito era miembro de la Comisión Ejecutiva de CCOO como secretario de Estudios, presidía la Fundación Primero de Mayo y lidera una de las tres corrientes del sindicato, Alternativa Confederal. De hecho, encabezó una de las corrientes alternativas dentro del sindicato durante la etapa en la que José María Fidalgo fue secretario general de Comisiones (entre 2000 y 2008). Sus partidarios eran conocidos como rodolfistas.
Benito ha sido una pieza clave en las negociaciones que el sindicato ha llevado a cabo en los últimos años. También en las movilizaciones, en las que apostó por acercar la organización a los movimientos sociales y abrirla a las redes sociales. Precisamente ayer, su cuenta de Twitter, que utilizaba desde hacía tiempo, aparecía borrada.
En los últimos meses ha estado implicado en la ofensiva que CCOO ha lanzado para reivindicar el derecho de huelga y la defensa de las decenas de personas encausadas por hechos que sucedieron en piquetes.
En 2004, Benito maniobró para disputar a Fidalgo la secretaría general en el VIII Congreso del sindicato, que se celebró en 2004. Finalmente el contrincante elegido fue Agustín Moreno que perdió contra Fidalgo. Cuatro años después apoyó la candidatura de Ignacio Fernández Toxo, que consiguió arrebatarle la secretaría general a Fidalgo por un margen de apenas unos votos.
Con el enfrentamiento con Fidalgo de fondo, Benito estuvo inmerso en una guerra de poder dentro de Caja Madrid. Sus partidarios controlaban la Unión Regional de Madrid, pero no Comfia (la federación de servicios financieros del sindicato), donde estaba al mando la entonces sindicalista María Jesús Paredes, cercana a Fidalgo.
La división de poder entre las dos organizaciones que tenían presencia en la entidad hizo que votaran por separado en el Consejo de Administración. Y fueron precisamente los votos de Comfia los que propiciaron la entrada en el Consejo de Caja Madrid de Ricardo Romero de Tejada, entonces secretario general del PP de Madrid, y los que permitieron que Miguel Blesa siguiera al frente de la entidad.
Tres años después de esta operación, entró en el Consejo Francisco Baquero, pareja de Paredes y también ligado a Comfia. El diario Público reveló que entre los dos acumularon un patrimonio de más de 600.000 euros en hipotecas entre 2002 y 2005. Paredes, finalmente, dimitió y se pasó al sector privado al incorporarse a una empresa de cazatalentos.
Rodolfo Benito ha asegurado que no usó la tarjeta que le dio Caja Madrid en beneficio propio ni de forma ilegal, pero que dimite porque es consciente del daño que este escándalo está haciendo al sindicato y a su propia persona.