Bravo Murillo es la calle con mayor número de locales de juego en Madrid: dieciséis en poco más de dos kilómetros. Una condición que le ha llevado a ser escenario de la manifestación de este domingo contra estos negocios, a la que han acudido cerca de 3.000 personas bajo el lema 'Ellos se lucran, la clase obrera se arruina'. Aunque la marcha se convocó inicialmente en la capital, ha tenido réplicas en otras ciudades como A Coruña, Granada o Cartagena.
“Esta calle simboliza la problemática que hay en todo el Estado”, explicaba Adrián Belaire, portavoz de la Plataforma contra las casas de apuestas en Madrid, a eldiario.es desde la cabecera de la manifestación. Se trata de la segunda marcha contra las casas de apuestas que acoge esta calle, que el año pasado reunió a varias decenas de personas bajo el lema 'Tetuán no es un casino'.
El objetivo, “denunciar a pie de calle y en la puerta de los locales esta problemática, que afecta a familias trabajadoras de barrios como Tetuán”. “Hay bastante gente y vemos cómo muchos vecinos se unen. Llevamos trabajando muchos meses, y este es solo el comienzo de una lucha”, celebra este joven madrileño. La marcha ha comenzado en la glorieta de Cuatro Caminos y ha llegado hasta la plaza del Canal de Isabel II. Ahí se ha leído el manifiesto, en el que se pide el fin de estos negocios: “No queremos que se regulen ni se limiten, queremos que desaparezcan. No pararemos hasta que se cierre el último de estos locales y la última web de juego online y se emita el último anuncio de casas de apuestas”.
Las organizaciones adheridas a la protesta se cuentan por un centenar. Entre ellas, hay partidos políticos (Podemos, Anticapitalistas e IU Madrid), sindicatos (CNT, Sección Joven CCOO), colectivos universitarios (Carlos Marx de la UC3M o Aula Social Autogestionada de la UCM), asociaciones de vecinos (FRAVM, Distrito 14 Moratalaz, Tetuán Resiste) y distintas asociaciones de familiares de alumnos de centros de enseñanza públicos, donde están previstas charlas y talleres informativos.
A lo largo del recorrido se han sucedido cánticos como 'Sportium, Codere, aquí no se os quiere', 'Ellos siempre ganan, los barrios siempre pierden', 'Si hay que apostar, que sea por luchar' o 'Ese local lo vamos a cerrar'. Cada casa de apuestas por la que pasaba la protesta iba siendo cerrada automáticamente cuando llegaban los manifestantes. Incluso han sido protegidas, una vez clausuradas, por varios agentes de la Policía Nacional.
Había manifestantes de todas las edades, aunque destacaba la presencia de jóvenes veinteañeros. Jesús e Irene son algunos de ellos. “Hemos venido para pedir el cierre de las casas de apuestas. Están degradando nuestros barrios y arruinando a la juventud”, espetaba el primero, mientras que su compañera recalcaba que se trata de “una lacra que afecta a la periferia de Madrid, a los barrios obreros”. “Tampoco hay que olvidar a los mayores: hay jubilados que se dejan la pensión en el bingo”, advertía.
Lourdes, de mediana edad, ha venido desde Carabanchel. Allí, denuncia, “todas las esquinas son casas de apuestas”. “Les dan comida y bebida a precios baratos, y en estas zonas hay muchas necesidades”, lamentaba sobre las ofertas de restauración. A solo unos metros de donde se encuentra, un local de juego promociona sus desayunos: 1,50 euros por un café con tostada o bollería. “Me parece una sinvergonzonería del sistema. Siempre con los más débiles y ahora les está metiendo en el juego, una adicción muy peligrosa que se genera con la esperanza de ganar unos pocos euros apostando”, disparaba.
“Muchos de estos locales están muy próximos a colegios e institutos y no tienen ningún tipo de control de acceso que impida que los menores entren”, denuncia también el manifiesto leído por los convocantes, que han recordado que a pocos metros de los negocios de juego de Bravo Murillo hay varios centros de enseñanza. “Tiramos el poco dinero que tenemos en estos sitios con la remota esperanza de que un golpe de suerte nos arregle la vida, pero la realidad es que los golpes de suerte no llegan: salimos de allí con menos dinero y ánimo, pensando que 'tal vez mañana'”, critican. Inciden en que “los dueños siguen frotándose las manos, porque cuanto más pierdes tú, más ganan ellos”.
Con todo, concluyen reivindicando “un ocio digno y alternativo para nuestra juventud, alejado del consumismo y la falsa ilusión de hacerse rico”, como puede ser el deporte o la música, algo que se complica “ante la inexistencia o malas condiciones de infraestructuras y recursos en los barrios obreros”.