Más de 1.500 estaciones de servicio españolas venden ya el litro de gasolina por más de 2 euros. Esta barrera se ha roto por primera vez en España como consecuencia de la guerra en Ucrania.
De acuerdo con los datos remitidos por 11.566 estaciones de servicio españolas al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que se actualizan cada media hora, este miércoles por la mañana había ya 1.513 surtidores en los que la gasolina de 98 octanos costaba 2 euros por litro o más; también se vendía a más de 2 euros la gasolina de menor octanaje, la 95, en 22 gasolineras; y otro tanto ocurría con el gasóleo A en 59 puntos de venta. En este mapa puedes ver los precios en tiempo real:
La semana pasada, tras el veto de Estados Unidos al petróleo ruso por la invasión de Ucrania, apenas unas decenas de gasolineras en España se situaban por encima de esa cota psicológica de los 2 euros. La Casa Blanca hizo oficial ese veto a Rusia, tercer productor mundial de petróleo, el pasado 8 de marzo. Ese mismo día, Manuel Santiago, consejero delegado de la distribuidora de carburante low cost Petroprix, uno de los principales operadores independientes (más de 120 gasolineras), advertía de que los combustibles “van a seguir subiendo y, por desgracia, vamos a ver precios de 2 euros por litro”.
Las gasolineras que venden a ese precio se cuentan ya por centenares, a pesar de la fuerte bajada registrada en la cotización del petróleo en los últimos días.
La decisión de Estados Unidos de vetar las compras de crudo a Rusia, rápidamente secundada por Reino Unido, hizo temer una reacción similar (que no se ha adoptado hasta ahora) por parte de la UE, que sigue enganchada al petróleo y, sobre todo, al gas rusos. La incertidumbre sobre ese posible embargo europeo a la energía rusa llevó al petróleo Brent (de referencia para Europa) a llegar a rozar el 7 de marzo los 140 dólares, su precio más alto desde el máximo histórico de 2008, cuando llegó a alcanzar los 147 dólares.
Sin embargo, en los últimos días la cotización de esta materia prima se ha desplomado cerca de un 30%. Este martes, el Brent llegaba a caer más de un 7% durante la sesión hasta llegar a caer por debajo de los 97 dólares, el nivel más bajo desde el inicio de la invasión de Ucrania. Una de las explicaciones es el resurgimiento de los casos de coronavirus en China, que es el mayor importador de petróleo del mundo.
Habrá que esperar al próximo jueves para conocer el dato oficial sobre los precios medios de los combustibles en España en la última semana, información que se publica en el Boletín Petrolero de la Comisión Europea.
El último dato es del pasado 10 de marzo. Entonces, la gasolina y el gasóleo encadenaron su décima subida consecutiva y batieron un nuevo máximo histórico. El precio medio de la gasolina se situaba ya en 1,679 euros por litro, su sexto récord consecutivo, y el gasóleo se situaba en 1,581 euros, su cuarto récord consecutivo. Ese día el Brent rondaba los 117 dólares.
Medidas extraordinarias
Los máximos en los surtidores añaden todavía más combustible a una inflación que antes de la guerra en Ucrania ya estaba en máximos de tres décadas en España a causa de la subida de precios energéticos. Otros países europeos están adoptando ya medidas. Francia ha anunciado una subvención de 15 céntimos por litro de carburante a partir de abril, una vía similar a la elegida por Portugal, mientras que Eslovenia acaba de imponer un límite de precios a los combustibles en vigor desde este martes. Irlanda y otros países han reducido el impuesto especial sobre los carburantes.
Esta última es la vía que se ha mostrado abierto a explorar el Gobierno español, tras la conferencia de presidentes del pasado fin de semana, y tras iniciar el Partido Popular una campaña para exigir al Ejecutivo una rebaja impositiva de los combustibles y la luz. El presidente gallego y aspirante a presidir el PP, Alberto Núñez Feijóo, ha llegado a afirmar que con el encarecimiento de estos productos el Gobierno está “forrándose”, pese a que las comunidades autónomas tienen cedido el 100% de los impuestos especiales sobre la electricidad y el 58% de los tributos sobre hidrocarburos.
Esa posible rebaja impositiva iría en contra de las recomendaciones del informe del comité de expertos para la reforma fiscal presentado hace unos días al Ejecutivo. Y se produciría a pesar de que los españoles ya pagan menos impuestos por repostar que la mayoría de los europeos. Esto permite que los precios finales en España sean inferiores a los de la UE. Así, la gasolina sin plomo de 95 se vende un 11,1% más cara en la UE (1,867 euros el litro) y es un 16,4% más cara en el conjunto de la eurozona. En el caso del diésel, el precio en la UE es de 1,792 euros por litro (un 13,3% más caro que en España) y en la zona euro, de 1,848 euros por litro (+16,8%).
Cohetes y plumas
En opinión del economista Juan Luis Jiménez, de adoptarse esa rebaja de impuestos, es probable que haga “que ganen (aún) más los productores”, dado que el mercado de hidrocarburos es, en todos los eslabones de la cadena (desde la producción hasta los distribuidores y minoristas) un ejemplo “de libro” de falta de competencia. Está por ver si la tendencia bajista del Brent de los últimos días se mantiene en este escenario de enorme volatilidad. De ser así, se podrá comprobar si una vez más se cumple la vieja tesis de los “cohetes y plumas”, por la cual los precios de los carburantes se ajustan más rápidamente a las subidas del precio de las cotizaciones internacionales del producto que a sus bajadas.
Esta teoría fue formulada por primera vez en 1990 en Reino Unido. Y en el pasado la han comprobado en reiteradas ocasiones en España las extintas Comisión Nacional de la Competencia (CNC) y Comisión Nacional de la Energía y, posteriormente, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Un ejemplo es este estudio de 2015.
En el último informe anual de supervisión sobre la distribución de carburantes de la CNMC, de 2020, este organismo celebraba que la situación en España había registrado avances gracias a la entrada de nuevos operadores, si bien este mercado adolecía aún de un “mejorable nivel de competencia” y un “significativo alineamiento en precios entre las principales redes abanderadas”, que explicaban “ la posición elevada en la que permanece España en el ranking de precios antes de impuestos de la Unión Europea”. El organismo recomendaba evitar en lo posible normativas “que puedan desincentivar o dificultar la proliferación de modelos de instalaciones de suministro más sencillos que los que priman actualmente en España y, por tanto, con menores costes asociados. Es un hecho contrastado que modelos más eficientes en costes promueven la competencia en el mercado al poder ofrecer precios comparativamente más bajos”.
La CNMC siempre ha apoyado decididamente la instalación de las gasolineras automáticas. Estos surtidores, con menores costes que los tradicionales, presentan precios sistemáticamente inferiores a los de las tradicionales. Esa diferencia se ha ensanchado con esta crisis. Según la Asociación Nacional de Estaciones de Servicio Automáticas (AESAE), patronal del sector, a 1 de marzo, la brecha de precios entre estos puntos de venta (que ya suponen el 12,5% del mercado español) y las gasolineras tradicionales había crecido un 25% desde enero, hasta situarse la diferencia en media nacional en 15 céntimos por litro. Según Aesae, la diferencia de precios en las distintas provincias oscila entre los 9 y los 25 céntimos.