Cáritas advierte de que el 30% de los hogares no tiene ingresos suficientes para unas condiciones de vida dignas

Daniel Yebra

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“Cuando parecía que empezábamos a recuperarnos de la pandemia, llega una crisis de inflación”, lamenta Natalia Peiro, secretaria general de Cáritas Española. La organización católica advierte en un informe que las subidas de precios están provocando que “el 60% de los hogares vulnerables hayan reducido el consumo de electricidad, gas o agua. Y en los caso más extremos en alimentación básica o en medicamentos”.

Y desvela un dato demoledor: “El 30% de los familias no gana suficiente para tener unas condiciones de vida dignas”. “Esta nueva crisis supone un encarecimiento de la vida para toda la sociedad, pero es especialmente dura con los hogares más pobres”, continúa Peiro, quien detalló en la presentación del documento que “las familias con menos de 1.500 euros al mes gastan ya el 80% en vivienda y suministros, alimentación y transporte por las fuertes subidas de precios, desde el 70% previo respecto al presupuesto total”.

El informe se basa en una encuesta a 1.500 familias, “un 50% pobres y un 50% en una situación más holgada, realizada entre finales de 2020 y principios de 2021”, según explicó Thomas Ubrich, miembro del equipo técnico de la Fundación FOESSA, que también ha participado en la realización del informe. En base a los resultados de este sondeo, el estudio proyecta el daño de la inflación actual.

“La inflación constante de las últimos meses y la acusada incidencia en vivienda y suministros, alimentación y transporte está dibujando un escenario especialmente preocupante para las familias con menos recursos”, recalcó Natalia Peiro. “Tenemos un oportunidad de actuar con medidas urgentes sobre las consecuencias de la inflación, pero hay que abordar los problemas estructurales”, destacó.

“El miedo a gastar por la incertidumbre y por la persistencia de la inflación es no tener libertad para tomar decisiones”, reflexionó, por su parte, Thomas Ubrich.

Entre las medidas estructurales más importantes, los autores inciden en aumentar la oferta de vivienda pública y en reforzar el Ingreso Mínimo Vital (IMV). De hecho, la situación es todavía más complicada por la decisión de subir los tipos de interés del BCE (lo que encarece directamente la hipotecas) y porque apenas están subiendo los salarios en el sector privado por la negativa de los empresas a negociar pese la dolorosa pérdida de poder adquisitivo.

Condiciones de vida dignas

Para alcanzar estas conclusiones, el estudio propone la construcción del Presupuesto de Referencia para unas Condiciones de Vida Dignas (PRCVD). Se trata de un sistema de medición complementario, que permite abordar la pobreza no solo a partir de los ingresos disponibles, sino que los asocia a las necesidades básicas de los hogares.

“El PRCVD establece el presupuesto mínimo que necesita una familia para vivir con dignidad en un contexto concreto. La intención es adaptar dicho presupuesto a las características específicas de cada tipo de hogar, de forma que la pobreza no se defina de manera abstracta, atendiendo únicamente a los ingresos, sino de una forma concreta, en relación con las necesidades de los hogares”, precisó Thomas Ubrich.

Este indicador –sobre el que la UE también está trabajando con el objetivo de definir una metodología común de medición en los estados miembros– contempla no solo el acceso a los alimentos, sino también otros bienes necesarios tales como la vivienda, su equipamiento o suministros (energía o internet).

Además, toma en cuenta el acceso a derechos como la educación, el ocio, los gastos sanitarios o la atención a las situaciones de dependencia. En resumen, el presupuesto resultante es la suma de ocho partidas de gastos necesarios para que cualquier hogar pueda vivir en condiciones de vida dignas.

A partir de esta aproximación a las necesidades reales de los hogares, el estudio advierte que el 31,5% de los hogares en España (seis millones de familias) tienen unos ingresos muy por debajo de lo que necesitarían para vivir en condiciones de vida dignas –es decir que viven con ingresos inferiores al 85% de su presupuesto de referencia–. Ese porcentaje es superior a la tasa de pobreza relativa (20,7%) y a la tasa AROPE (25,3%), calculadas por el INE para el año 2019.

Importancia de la vivienda y del lugar de residencia

La metodología señala como asfixiante la realidad de los hogares que cuentan con menos del 85% del presupuesto de referencia. Se trata de hogares con graves dificultades, cuyo presupuesto varía muy sensiblemente según la presencia de menores y adolescentes en el hogar, así como por la ciudad de residencia.

Así, en el caso de un hogar unipersonal en Barcelona, supone vivir con menos de 1.400 euros mensuales frente a casi 1.000 euros en la ciudad de Cáceres. Para un hogar de una pareja con dos jóvenes mayores de 13 años en Madrid, el 85% del presupuesto de referencia implica no llegar a los 2.900 euros mensuales frente a los 2.400 euros en el caso de Orense. Para un hogar monoparental con dos niños menores de 12 años de edad supone vivir con menos de 2.200 euros en San Sebastián y cerca de 1.300 euros en Ciudad Real.

“Los hogares con graves dificultades para satisfacer sus necesidades básicas se encuentran, sobre todo, entre los que viven en alquiler, hogares con presencia de niños y niñas en edad de estudiar, personas con discapacidad o situación de dependencia, la existencia de deudas, la ausencia de ingresos estables y el desempleo de alguno o todos los miembros activos del hogar. Es crucial, además, considerar la brecha de género y el conjunto de dificultades añadidas que soportan los hogares encabezados por una mujer sola con la responsabilidad exclusiva de la crianza de los niños”, concluyó Thomas Ubrich.