La inflación aceleró un 9,8% en marzo, respecto al mismo mes de 2021, un récord de 1985. Un 47% de los bienes y servicios que componen la cesta de la compra con la que el Instituto nacional de estadística (INE) calcula el Índice de precios de consumo (IPC) registró subidas superiores al 4%, con la electricidad (107%), los combustibles (83%) y los alimentos disparados. El avance en febrero fue del 7,6%. Y ya van 6 meses por encima del 5%. El pico es asfixiante, sobre todo para las familias más pobres, pero podría empezar a desacelerar desde ya.
“La inflación habría tocado techo en marzo y se espera que comience a descender en abril, si bien se mantendrá en niveles muy elevados a lo largo de todo el año”, asegura el centro de análisis Funcas en una nota distribuida este mismo miércoles.
“Pese al resultado mayor de lo esperado el mes pasado, no varía la previsión de una tasa media anual del 6,8% en el escenario central debido a la caída del petróleo en las últimas semanas”, continúa. El Banco de España lleva esta misma estimación hasta el 7,5%. Mientras, la Autoridad independiente de responsabilidad fiscal (AIReF) la deja en el 6,2%.
El escenario central de Funcas “depende de la evolución de los precios energéticos”. Según sus cálculos, “en un escenario alternativo en el que el precio del petróleo sube hasta 120 dólares [actualmente está en 106 dólares por barril], la tasa media anual sería del 7,8%. Y si el precio del crudo desciende hasta 90 dólares, la tasa media anual sería del 5,9%”.
“A pesar de que es probable que la inflación subyacente siga aumentando levemente a corto plazo, pensamos que la inflación general puede haber tocado techo, o estar muy cerca de él, este mes de marzo”, insisten en Caixabank.
En el mismo sentido, la vicepresidente primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, ha explicado este mismo miércoles que “a nadie se le escapa” que la causa fundamental de esta inflación es la energía, tanto la electricidad como los hidrocarburos, ante lo que ha recordado que el Gobierno “ha puesto en marcha un descuento importante en las gasolinas, los gasóleos y el diésel”.
Así, ha considerado que “ahora es importante que también las empresas petroleras y gasolineras contribuyan a que baje el precio de la energía”, ya que según ha explicado, “en los mercados internacionales ya está bajando el precio del petróleo desde hace unas semanas, y esto tiene que notarse en los precios minoristas y llegar al bolsillo de los ciudadanos”.
De momento, las distintas instituciones coinciden en que las medidas del Plan de choque que ha podido aprobar el Gobierno -como el descuento a los combustibles- aliviarán cerca de un punto porcentual la inflación en promedio para el conjunto del año.
Faltaría incluir la propuesta conjunta de España y Portugal de un precio máximo de 30 euros por megavatio hora (MWh) para abaratar la electricidad, que “hundirá” la inflación, según vienen reconociendo los expertos.
Este límite al precio del gas “hasta diciembre” que quemen las centrales de ciclo combinado, en el marco del mecanismo para la “excepción ibérica” acordada por el Consejo Europeo, debe ser aprobado por la Comisión Europea y tendría “un impacto muy significativo y automático sobre el IPC” y la actual escalada de los precios, según Ignacio Conde-Ruiz, catedrático de la UCM y subdirector de Fedea.
Todos los escenarios más optimistas saltarían por los aires si se decide un corte de suministro del gas de Rusia, algo que está sobre la mesa.
Precisamente los precios energéticos (alrededor de un 70% de la inflación general) abren el diferencial de inflación de España con el resto de Europa. En conjunto, el IPC interanual de la eurozona aceleró un 7,5% en marzo. La brecha de 2,3 puntos porcentuales se explica por el cálculo parcial [se explica en este artículo] de la luz del INE (solo incluye el mercado libre y no el regulado, menos volátil) y por el impacto del paro del transporte.
Una escalada desde hace ya un año y el efecto base
La inflación venía aumentando el ritmo desde la primavera del año pasado por los cuellos de botella en el comercio mundial por las dificultades de la oferta mundial para reactivarse y atender la explosión de demanda tras la pandemia, teniendo que salvar restricciones intermitentes por razones sanitarias. La última importante, el confinamiento de Shanghái, la capital financiera de China, durante las últimas semanas.
Mientras que el IPC interanual de febrero de 2021 fue ligeramente negativo -respecto a 2020-, en marzo del año pasado avanzó un 1,2%, lo que agrava la aceleración de este mes de marzo de 2022.
En abril de 2021, ya se fue al 2,2%, en mayo al 2,7%, igual que en junio del pasado ejercicio. Esto quiere decir que los datos de los próximos meses de 2022 parten ya de cifras elevadas de inflación, que siguieron subiendo en la segunda parte del año, sobre todo con los primeros picos de la energía, que harán de freno este año en términos comparativos, en línea con las previsiones de los expertos y del Gobierno.
Récord desde la crisis del petróleo
En variación mensual, respecto a febrero de este mismo año, la inflación aumentó el ritmo en España cerca de tres puntos. En este caso se establece un máximo desde 1977, en plena crisis del petróleo.
Y si se observa el IPC subyacente, que mide la evolución de los precios extrayendo los productos más volátiles de la cesta de la compra, como son la electricidad y los alimentos, aceleró un 3,4% en marzo, respecto al mismo mes de 2021, un récord desde 2008, tras acelerar otro 3% en febrero. “La tasa subyacente, sin embargo, subirá hasta el final del verano, situando su media anual en el 3,5%”, inciden en Funcas.
“Los elevados precios de la energía y los alimentos han seguido filtrándose a los demás componentes de la cesta de consumo al aumentar los costes de transporte y producción. Esta tendencia, que se podría mantener los próximos meses, ha vuelto a empujar la inflación subyacente al alza”, detalla Caixabank.