Queda menos de una semana para que el ERE de las embotelladoras de Coca-Cola sea una realidad y los trabajadores afectados empiecen a empaquetar años de trabajo. A la espera de ver si las negociaciones dan algún tipo de fruto, sigue sobre la mesa una duda fundamental: ¿quién manda en este proceso de reestructuración? Y otra más: ¿quién ha decidido el ERE?
Hasta hace sólo unos días, el problema esencial era de ausencia de comunicación. La embotelladora Coca-Cola Iberian Partners, la que formalmente lleva a cabo el recorte de 750 trabajadores, a los que pretende sumar otros 500 traslados forzosos y el cierre de cuatro plantas, no ofrecía a la opinión pública explicaciones detalladas sobre el porqué de este proceso. Y tampoco lo hacía la filial española de la multinacional de Atlanta, The Coca-Cola Company, que trataba de quedarse al margen de lo que sucedía con su socio para no salpicarse. Algo que, a estas alturas, resulta imposible.
Y así parece haberlo asumido el presidente de Coca-Cola en España, Marcos de Quinto, que esta semana ha reaparecido para añadir aún más confusión al proceso. Primero alegó ante varios medios de comunicación que la embotelladora tiene el mismo derecho de realizar una reestructuración que el sector financiero. Y después calentó los ánimos al detallar, en una entrevista en el diario El Economista, que los despidos podrían reducirse a 250, sumando otras 500 bajas en forma de prejubilaciones, y que al mismo tiempo se podrían mejorar las indemnizaciones de los despedidos, haciendo suyo el proceso de negociación del que supuestamente se desentiende.
No sólo eso. De Quinto también asumió que el objetivo del ERE es dejar a la embotelladora impoluta de cara a una futura salida a bolsa de Iberian Partners para lanzarla a comprar en el exterior. Por ejemplo, para hacerse con la embotelladora de Coca-Cola en Alemania. Dejó así claro que la multinacional sí tiene mucho que decir sobre el futuro de su embotelladora ibérica. De hecho, fue la compañía de Atlanta la que impulsó la fusión de sus siete embotelladoras españolas, materializada hace menos de un año, para facilitarse la interlocución y el día a día.
“A nosotros nos llama mucho la atención las declaraciones de De Quinto, más aún cuando Coca-Cola Company, desde el principio, se ha desmarcado del ERE”, asegura José Vicente Canet, secretario de acción sindical de Feagra-CCOO. “Pero la vinculación es obvia, porque fue la propia Coca-Cola la que cedió su marca a la embotelladora”, añade. “Ahora el presidente de Coca-Cola intenta rebajar el conflicto pero es un mensaje bastante cínico porque no es lo que está transmitiendo la embotelladora en la mesa de negociación. La asintonía entre ambos es bastante clara”, concluye Canet.
Los sindicatos pretenden echar atrás el ERE, entre otros motivos, porque creen que las embotelladoras no consolidan como unidad laboral, ya que, pese a la fusión, funcionan de manera independiente. Iberian Partners asegura que todavía hay tiempo para alcanzar “un acuerdo que satisfaga a todos” y que está dispuesta a rebajar la cifra de despidos hasta las 400 personas, con una indemnización de 30 días por año trabajado y con un tope de 18 mensualidades.
Mientras, siguen el boicot y la huelga, por ejemplo, en la fábrica de Fuenlabrada, la única que la empresa tiene en Madrid, y que ha llevado a abastecer a los establecimientos de la capital con productos esquiroles procedentes de Barcelona o Sevilla e, incluso, según los sindicatos, de Bélgica y Portugal.
El choque de personalidades entre Daurella y De Quinto
El choque de personalidades entre Daurella y De Quinto
Uno de los motivos que pueden estar detrás de estas diferencias de discurso entre multinacional y embotelladora es la “asintonía” que también parece existir entre Marcos de Quinto y la presidenta de Iberian Partners, Sol Daurella. Un directivo del empresariado madrileño, él, al que le encantan las redes sociales y las apariciones en medios de lo más variopintas, y una representante de la alta burguesía catalana, ella, que hasta ahora ha optado por un perfil mediático bastante bajo.
Dos personalidades un tanto antagónicas, según fuentes próximas a las negociaciones, lo que se ha hecho más evidente cuando las circunstancias hacían necesario el consenso y el manido reclamo de que todas las partes, en un proceso de este tipo, deben remar en la misma dirección.
A De Quinto se le conoce, en gran medida, por las entrevistas que ha concedido a varios medios de comunicación en las que no se muerde la lengua, por sus mensajes y sus críticas a otras empresas a través de la red social Twitter o, incluso, por haber participado en el Rally Dakar. Hace casi tres años, por ejemplo, aseguró en una entrevista a La Razón que nunca se había hecho un calimocho. “Yo soy más de tinto de verano. Pero no es por no estropear el vino, sino la Coca-Cola”, aseguró, provocador.
Incluso ha llegado a comentar que la filial española de la multinacional es un tanto anárquica y “desobediente”. “Un poco de anarquía es bueno [...] Funcionamos como un barco pirata, indisciplinado, creativo y con una diversidad absoluta… Nada que ver con un ejército. Aquí cada uno viste y piensa como le da la gana. E ir por libre nos ha llevado a acertar en muchas ocasiones”, afirmaba De Quinto, en septiembre del año pasado, a la revista Actualidad Económica.
También en Twitter ha sido polémico. Por ejemplo, cuando criticó a Telefónica por hacer un ERE cuando sus cuentas daban beneficios. “Hay quienes hacen dinero AQUÍ con tarifas altas y lo reinvierte fuera con bajas. Luego sacrifican el empleo del lugar que les da cash”, escribió. Su perfil en Twitter desapareció temporalmente, aunque ha vuelto para valorar en este medio el ERE de su socio.
“El ERE de Iberian Partners resulta de la fusión de 8 empresas españolas. Apoyamos su lógica empresarial aunque nos duela su impacto laboral”, afirma, y luego matiza en respuesta a otra usuaria: “Ni he dejado Twitter, ni mi empresa ha hecho ningún ERE: lo ha hecho una embotelladora independiente”.
Mientras, Sol Daurella ha optado por la discreción, pese a que hasta su vida personal puede dar pie a un perfil mediático. Está casada con Carles Vilarrubí, vicepresidente del FC Barcelona y considerado amigo personal del expresidente de la Generalitat de Cataluña Jordi Pujol. Además, Vilarrubí es vicepresidente del banco de inversión Rothschild en España, presidente de la correduría de seguros Willis y del grupo CVC, y también está presente en el consejo de administración de Fira de Barcelona y Catalunya Comunicació.
El perfil profesional de Sol Daurella la sitúa como una de las empresarias con más influencia de Cataluña. De hecho, forma parte del top 20 del empresariado español que atesora mayor riqueza, según la revista Forbes. En concreto, la coloca en el puesto número 19 (por detrás de Emilio Botín, presidente del Banco Santander; y por delante de José María Entrecanales, presidente de la constructora Acciona). Según la revista, su patrimonio asciende a los 1.600 millones de euros.
Daurella, según han publicado varios medios de comunicación en los últimos días, controla su patrimonio a través de una sociedad domiciliada en Luxemburgo denominada Indau Sarl. Además de presidir Iberian Partners (era la máxima responsable de Cobega –fundada por su abuelo–, la embotelladora que pilotó la fusión), es consejera de Acciona, Banco Sabadell y Ebro Foods, y copresidenta de Cacaolat, según consta en su perfil como consejera de la constructora.
Según fuentes próximas a la empresa, estas diferencias, y quién sabe si también la “anarquía” que De Quinto mencionaba al hablar del modo de operar de Coca-Cola en España, han llegado a resonar en los pasillos de la multinacional en Atlanta, que ya se ha interesado por lo que ocurre en el patio trasero de su filial ibérica.