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Claves del fiasco de Gowex: quién pagará la factura de su hundimiento

Cuando el capitán Pescanova naufragó, pocos españoles no sabían quién era la primera empresa de congelados española. Pero la rocambolesca historia de Gowex, la empresa proveedora de wifi gratuito gracias a acuerdos con ayuntamientos que saltó el domingo por los aires, pilla a la opinión pública con el pie cambiado. Gowex marcará un antes y un después en las pymes cotizadas. Aquí algunos de los principales cambios para entender su historia:

¿Qué es Gowex?

Gowex es una empresa tecnológica dentro de la etiqueta de lo que llaman 'start-up'. De hecho, la más grande de España. Su principal negocio era proveer de wifi a entidades públicas, principalmente ayuntamientos que ofrecían su internet gratuito por las calles. En Madrid se puede enlazar en los quioscos y en los autobuses de la EMT pero muchas otras ciudades españolas firmaron contratos con Gowex para ofrecer este servicio (si quiere ver si su ciudad lo tiene, en la web de Gowex hay un buscador que permite buscar los puntos más cercanos).

La empresa saltó a cotizar en el mercado para pymes español (MAB) en 2011 con un valor de poco más de 86 millones de euros y durante este año ha superado los 1.400 millones de euros.

Un informe de una asesora independiente estadounidense, Gotham City, con mala fama -lanza informes que castigan a una empresa después de haber apostado a la baja por ella- desató la tormenta. El informe utilizaba fuentes anónimas, reconocidas por el regulador al otro lado del Atlántico, y decía que las cuentas eran falsas. La reacción inicial en España fue la de defender a la empresa, incluso por parte de los reguladores. Pero finalmente Gotham tenía razón.

¿Quién es el responsable del fiasco?

El presidente, consejero delegado y principal accionista de la compañía era Jenaro García. García aseguró el domingo en su cuenta de Twitter que las cuentas de la empresa eran falsas desde hace al menos cuatro años.

García es un apasionado del running y de Twitter, con un TL trufado de autobombo sobre la marcha de la empresa y con clásicas recetas de que de la crisis se sale trabajando, además de opiniones políticas conservadoras. La fulgurante ascensión de la empresa le llevó a estar el año pasado en el puesto 38 de entre los cien más ricos (en el parqué) que elabora El Mundo. Dice que trabajó en Telefónica y Morgan Stanley pero la consultora estadounidense que ha hecho saltar por los aires a la empresa, Gotham, sacó a relucir su paso por otra empresa defenestrada, Advanced Refractive Technologies, que terminó siendo expulsada de cotizar en Estados Unidos.

Al menos otro de los socios fundadores, Javier Solsona, que tiene además el 10% de las acciones, sigue al frente de la compañía.

¿Qué ha confesado y qué le puede pasar?

La confesión de Jenaro (como se le conoce popularmente) es solo constatable en su timeline de Twitter. A media mañana del domingo, aseguró en su cuenta que había realizado una “confesión voluntaria en los juzgados” y mostraba su disposición a colaborar con la Justicia. Solo los juzgados de lo penal están de guardia un domingo y cabe la posibilidad de que un juez de guardia tomara declaración a Jenaro. Sin embargo, fuentes bien informadas aseguran que la Fiscalía ayer no tenía conocimiento de este hecho pese a que el viernes un grupo de inversores ya había puesto una demanda por posibles delitos societarios.

No está claro por lo tanto qué ha confesado, ni a quién, ni si lo ha hecho, pero en el hecho relevante que la firma emitió también ayer, se asegura que Jenaro García, en la tarde del sábado, había reconocido ante el Consejo de Administración que las cuentas de los últimos cuatro años no reflejaban la imagen fiel de la compañía y que él era el autor de esta “falsedad”. Falsear cuentas es un delito societario, pero habrá que esperar en profundidad las investigaciones para ver si no se derivan otros. En casos similares, los accionistas suelen denunciar por estafa.

Por lo pronto, Asinver, la Asociación de Inversores Europeos, ya presentó el viernes denuncia ante la Fiscalía. Por los delitos que le acusan, le podrían llegar a caer hasta seis años de cárcel.

¿Qué pasará con la empresa ahora?

El consejo de administración dijo que “ha acordado presentar la solicitud de concurso de acreedores”, pero un domingo, como es lógico, eso no es posible. En cualquier caso, el papeleo para este tipo de trámites es muy extenso, y a no ser que la compañía ya se hubiera estado preparando para esta situación la semana pasada, pueden tardar días en reunir la documentación necesaria para formalizar el trámite.

Si los otros directivos de la empresa son rápidos y solicitan el concurso de acreedores de forma voluntaria, les será más fácil conservar el control, aunque con esta maraña delictiva que parece haber detrás es difícil prever si un juez les dejará seguir con las riendas de la compañía. Si el concurso lo insta un acreedor, se suspenden las “facultades” de la administración actual y puede derivar además en mayores responsabilidades patrimoniales.

El concurso congela las deudas pero no paraliza la actividad empresarial de la empresa que debe continuar como la mejor forma de garantizar que devolverá el dinero a los acreedores. Por lo tanto, el wifi seguirá funcionando con los mismo problemas de siempre en los puntos de conexión de esta compañía.

La cotización de la empresa en el MAB está suspendida desde el miércoles. Como ocurre con otras cotizadas en concurso de acreedores, no es probable que vuelva a cotizar hasta que se resuelva el proceso. No hay límite de tiempo para que una cotización esté suspendida.

¿Quién se ha quedado 'pillado'?

Los accionistas de Gowex han quedado atrapados en la acción. Al estar suspendida, no se puede comprar ni vender en el mercado negociado. Sin embargo, hay salvedades a esta posibilidad. En el caso de Pescanova, por ejemplo, Carolina Masaveu pudo comprar un paquete de acciones en el Mercado de Operaciones Especiales para entidades suspendidas de cotización.

Según refleja la empresa en su web, alrededor de un 38% de la compañía está en manos de accionistas que entraron por el mercado, el free-Float. Jenaro García tiene un 28% mediante una sociedad (Cash Devices), el segundo accionista es una sociedad sita en Luxemburgo, Biotelgy, y el tercero es del otro socio, Javier Solsona, que tiene casi un 10%.

Según Fundspeople, la revista especializada en fondos de inversión, las principales inversiones en ese 38% que circula libre las habrían hecho fondos de titularidad extranjera, sicav y planes de pensiones como el de Caja Duero (el Duero Acción Europa), que tenía casi un 2,7% de su inversión en esta compañía. De entre las entidades españolas, Santander AM es la que tenía una posición más importante, con un 1,65% del patrimonio de uno de esos fondos invertido en la entidad.

Algunos minoritarios se estaban ya organizando por las redes sociales ayer para iniciar acciones legales contra la empresa. En el orden de cobro, los accionistas son de los últimos en cobrar en un concurso pero ante la imputación de delitos es difícil prever cómo se desarrollarán los acontecimientos. Desde Asinver calculan que puede haber entre 4.000 y 5.000 accionistas minoritarios. La cifra no es muy alta porque al final, esta es una compañía desconocida para el gran público.

En cuanto a los acreedores de créditos, se ha hablado mucho estos días de que el ICO, el Instituto Público de Crédito, es el primer responsable. Sin embargo, ayer la propia entidad salió a aclarar que ellos no asumen los riesgos de estas operaciones de crédito. Eso corresponde a la banca que canaliza los préstamos. Aún no se sabe quiénes son esas entidades pero tendrán que encargarse de devolver al ICO el dinero prestado en su nombre.

No están tan claras las condiciones de otros préstamos de dinero público con los TSI (unos créditos blandos concedidos por Industria) y que ascienden a 4,8 millones de euros, los del Banco Europeo de Inversiones o los de CDTI (también de Industria pero en este caso solo 400.000 euros). La relación de estos créditos está en la página 22 de estas cuentas.

En cualquier caso, y si el concurso acaba en liquidación, todos estos acreedores estarían por delante para cobrar que los accionistas, que son los últimos de la cola.

¿Quiénes son los responsables de este desaguisado?

Si Gowex no fuera una empresa cotizada, la lista de responsables sería muy corta, básicamente Jenaro García (el consejero delegado), el consejo de administración que también firma las cuentas -aunque García ha querido atribuirse toda la responsabilidad para liberarles-, y la auditora, una pequeña compañía de nombre M&A. Pero el hecho de que la compañía cotizara le somete a un escrutinio de los reguladores públicos que también están 'pringados'.

El siguiente responsable en el escalafón podría ser EY (Ernst & Young) la asesora registrada del MAB. Como resume la patronal de las empresas de consultoría, las funciones de su cargo son “comprobar y asistir a la compañía en el cumplimiento de los requisitos necesarios para su posible incorporación al mercado, revisar la información presentada por la empresa en el momento de su incorporación y posteriormente, así como estar disponible ante el MAB para atender sus preguntas sobre el emisor, actividad y cumplimiento. En general, debe asesorar a las empresas para que cumplan con todos los requisitos de información y transparencia que un mercado regulado exige”.

Además, el regulador y el supervisor de la bolsa para pymes son el MAB (que depende de Bolsas y Mercados, la Sociedad gestora de los parqués españoles) y la CNMV. Todos estos actores están en la denuncia presentada por Asinver. Sin embargo, el tiempo ha demostrado que lograr probar la responsabilidad de los supervisores es muy complicado, como en el caso de las preferentes o del salto a cotizar a Bankia, donde la que sí está próxima de recibir una sanción es la auditora, Deloitte.

¿Qué consecuencias puede tener?

Aunque los mercados, y los inversores, son imprevisibles, la reacción lógica es que el MAB sufra una fuerte penalización los días siguientes a este escándalo. Las más afectadas, en general de la bolsa española, serán todas las empresas que los inversores relacionen con tecnología (startup) o que hayan tenido un ascenso demasiado fulgurante.

En general, que suceda algo así en una empresa cotizada es un descrédito para que las empresas españolas capten financiación en el extranjero. Pero no desespere. En todas partes cuecen habas. Aunque el verano y la carestía de noticias ha llevado este escándalo financiero español a las portadas, historias de empresas fulgurantes que se descalabran por mala gestión pasan a menudo al otro lado del Atlántico (y de este). Se puede recordar a Enron, WorldCom o Solyndra entre las más sonadas. Y la vida sigue y las startups, también.