El 'colchón' extraordinario que acumularon las familias durante la pandemia se ha agotado en España. La tasa de ahorro media cayó a niveles previos a los confinamientos por la COVID en el tercer trimestre. Volvió a quedarse por debajo del 6% de la renta disponible de los hogares, según Eurostat, tras alcanzar el 25% en el segundo trimestre de 2020. Es decir, la economía de nuestro país y, en concreto, el consumo ya no cuentan con un apoyo crucial para soportar el golpe de la inflación al poder adquisitivo.
Las familias han reducido sus ahorros en todos los países de la eurozona, pero la tasa de ahorro en conjunto de los socios europeos permaneció todavía en el 13%, algo más del doble que en España. Mientras, en Alemania o en Francia, aunque también se ha reducido en los últimos trimestres desde los máximos de la pandemia, se quedó en el 19% y en el 16%, respectivamente, al cierre de septiembre del año pasado.
Estos datos estarían mostrando, por un lado, que en todos los estados se ha gastado el dinero acumulado en los últimos trimestres. Por otro, que las familias de nuestro país tienen ahora menos 'colchón' que en las otras grandes economías de la eurozona para sostener el gasto ante las fuertes subidas de precios. Aunque hay que detenerse en varias claves para sacar conclusiones sobre el impacto del ahorro en esta crisis de inflación.
Se puede empezar por la definición que hace Eurostat de este ahorro. “La tasa de ahorro aumenta cuando la renta bruta disponible crece a un ritmo superior al consumo”, explica el servicio de estadística. Con esta definición se entiende que, en los confinamientos por la COVID, cuando la capacidad de consumir se redujo a su mínima impresión, con las excepciones de las productos básicos y el comercio online, el ahorro tuvo la ocasión de crecer como nunca.
Las familias no podían gastar y los gobiernos desplegaron medidas extraordinarias (como la financiación de los ERTE en España) para evitar despidos y proteger las rentas. Resultado: un récord de la tasa de ahorro en el segundo trimestre de 2020 en toda la eurozona. En el caso de España alcanzó el 25%. En cifras redondas, el exceso de ahorro atesorado por las familias en España durante 2020 y 2021 fue de cerca de 130.000 millones de euros.
Desde este techo de la primavera de 2020, y a medida que las restricciones se iban relajando, permitiendo poco a poco más opciones para consumir, los hogares fueron reduciendo el montante ahorrado. Una tendencia que se aceleró sobre todo con la escalada de la inflación desde febrero de 2022, hasta borrar casi por completo todo el ahorro extraordinario en nuestro país.
Dos factores pueden explicar esta reducción del ahorro. Primero, una explosión de demanda por la apertura de la vida social y económica tras la pandemia y la necesidad de recuperar el tiempo perdido de las familias que se lo podían permitir. Segundo, el gasto obligado para contrarrestar las subidas de precios según estas iban arañando el poder adquisitivo, hasta provocar una caída de la renta disponible de cerca de 8 puntos en 2022.
La caída de la tasa de ahorro en el tercer trimestre de 2022 en España “refleja un crecimiento del consumo nominal (12% interanual) muy superior al de la renta bruta de las familias (1,6%)”, detalla el equipo de economistas de Caixabank Research, que en esta correlación no incluye la inflación desbocada, especialmente dolorosa para los hogares más pobres.
De hecho, en un informe publicado recientemente, el Banco de España concluyó que el exceso de ahorro de 130.000 millones se concentró en las familias más ricas, que mantuvieron los ingresos prácticamente intactos durante la pandemia pero que no pudieron gastar con normalidad. Además, la institución asegura que el uso de esta bolsa de dinero no está apoyando la resistencia del consumo ante las subidas de precios.
En concreto, dos terceras partes del ahorro extraordinario por las restricciones que fueron necesarias para contener la COVID las acumularon las rentas altas, según la misma institución. Las familias con ingresos medios y bajos ahorraron menos o no ahorraron nada por la pérdida de poder adquisitivo, pese a los impedimentos para consumir y pese a la respuesta del Gobierno, con la financiación de los ERTE, el diseño del IMV o las ayudas directas a las empresas como principales medidas de choque.
Menos ahorro en España
De vuelta a los últimos datos de Eurostat, en ellos también se observa que las familias tienen una capacidad de ahorro históricamente más baja en España, respecto a las otras grandes economías de la eurozona.
El diferencial es de alrededor de 10 puntos con Alemania o Francia en las tasas de ahorro medias previas al COVID. Una consecuencia de un mercado de trabajo que soporta un paro estructural mucho mayor y que hasta la reforma laboral de 2021 sufría de elevadas tasas de temporalidad y, en definitiva, de precariedad.
Esta misma semana, el Banco Central Europeo (BCE) recogió que los salarios han crecido en España por debajo de la media de la eurozona desde 2019. Según los datos recopilados por la institución, los sueldos por empleado en nuestro país se han incrementado cerca de un 6,5% desde el nivel previo al shock de la COVID, mientras que el aumento es de casi un 8% para el conjunto de los estados que comparten el euro.
El BCE justifica el menor incremento de las remuneraciones de los trabajadores en España en la tasa de paro más elevada respecto a la mayoría de socios europeos. “En los países con mayor desempleo, el crecimiento de los salarios ha sido el más moderado durante todo el período posterior a la pandemia”, explican Katalin Bodnár y Julien Le Roux, economistas de la institución en un informe.
Menos inversión
Otra revelación en los datos de Eurostat de las consecuencias de la inflación en los bolsillos de las familias y en su capacidad de ahorro se ve en la tasa de inversión, que se realiza “principalmente en vivienda”, según el propio servicio de estadística.
Esta tasa de inversión de los hogares también se calcula en relación con la renta disponible y en nuestro país se ha mantenido estancada en los últimos meses. Mientras, se ha incrementado en las otras grandes economías de la eurozona, y eso que la media en la eurozona prácticamente duplica a la de España, como se observa en el gráfico.