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Cada vez comemos menos 'verde': el consumo de fruta cae un 14% en diez años

Los españoles ya no comemos tanta fruta como antes. En diez años, el consumo per cápita —kilos por persona al año— ha pasado de 105 kilos a 90, lo que supone una caída del 14%. Es una tendencia que también siguen la carne, el pescado e incluso las hortalizas, con una caída del 12%. “Nadie se lo espera, excepto los que seguimos las cifras”, comenta Andrés Suárez, presidente de la Asomafrut, la asociación de mayoristas de Madrid. “Tenemos la mentalidad de que debemos alimentarnos bien y de que consumimos más fruta y verdura. Pero cuando ves los datos te das cuenta de que no es así”.

Pese a que infinidad de campañas nos hablan del auge de la comida saludable y de la importancia de comer fruta y verdura a diario, la realidad es que poco a poco dejamos de lado los frescos. Las razones son diversas. La caída de la carne se ha relacionado con su “demonización”. La del pescado, con los cambios en el canal de venta, ya que la tienda tradicional lleva años perdiendo peso frente al supermercado. De fondo aparece siempre la misma cuestión: un cambio en las costumbres de la gente, que cada vez tiene menos tiempo para comprar, cocinar y comer. Quizá por eso el sector mira con optimismo los datos del confinamiento, que reflejan subidas en carne (26,3%), fruta fresca (20,6%) y pescado (19%), aunque la palma se la hayan llevado la harina (+138%) y las bebidas alcohólicas (75%).

“Los hábitos han cambiado mucho, no solo en los diez sino en los últimos veinte años”, continúa Suárez. “La fruta era antes el producto estrella del postre. Ahora compite con lácteos, helados y todas esas cosas. Y es más perecedera: un helado lo metes al congelador pero una fruta, no. Se estropea. Requiere ir a comprarla y consumirla en un período mucho más corto. Esa es la primera razón: más competencia en el postre”.

Hay una segunda posibilidad que tiene que ver con el precio, aunque, como veremos, depende mucho de la categoría y no es concluyente. Durante la crisis, los precios medios de la fruta se mantuvieron más bajos que antes y después. Y el consumo aumentó. La tendencia se invirtió a partir de 2016, cuando en plena recuperación empezó a subir el precio y a caer el consumo. “El precio de frutas ha subido un 12% desde 2013 hasta 2019, más o menos lo mismo que ha bajado su consumo”, señala Carlos Fernández, especialista en salud pública del Instituto de Salud Carlos III. “Me inclinaría por esa hipótesis, pero para tener un mínimo de certeza tendría que hacer un análisis multivariante controlando con otros factores. A primera vista, en bruto, hay una correlación entre el cambio en el precio y el cambio en el consumo”.

“No creo que deba asociarse”, considera el portavoz de Asomafrut. “En España producimos mucho. La experiencia de la crisis nos dice que no va a haber tensiones de precio por falta de producto: aunque nos pongamos a consumir todos los españoles, habrá fruta suficiente. Probablemente se bajaron los precios porque había mucha demanda. Cuando las cosas van bien, te decantas por un helado prémium. Eso es así”.

De hecho, en los datos ofrecidos por el Ministerio de Agricultura aparecen ciertas frutas con demanda inelástica: da igual lo que suba el precio que el consumo se mantiene e incluso aumenta. Es el caso del kiwi y del popular aguacate, cuyo precio se han disparado en los últimos años pero que aún no ha tocado techo de demanda.

Por el contrario, y como apunta el último informe de consumo del ministerio, las categorías que más caen —con independencia de su precio— son los cítricos y la fruta de pepita (manzana, pera y uvas).

“Este tipo de frutas son cada vez menos demandadas por los hogares”, señala el documento. La fruta de hueso (albaricoques, melocotones, ciruelas) no cae tanto, pero tampoco se consume en grandes cantidades. En opinión de Antonio Moreno, responsable de fruta de hueso en la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), la diferencia tiene que ver con el aburrimiento del consumidor. “La manzana y la pera la tienes todo el año y te cansas”, comenta. “La de temporada la coges con más ganas”.

¿Tienen la culpa los supermercados?

Moreno cree que los culpables de esta caída del consumo son los supermercados. El 34% de la fruta que se vende en España se hace en ellos, frente al 31% de la tienda tradicional, al 12% de las tiendas descuento (DIA, Aldi, etc.) y al 9% del hipermercado.

“Antes la venta de fruta estaba muy cerca del ciudadano. Hoy es el supermercado el que marca cómo la quiere. Y por descuido o vagancia, no prestan el cuidado necesario”, considera. “En un supermercado, te atienden en la carnicería y pescadería. La fruta está desatendida. Además, solo quieren productos bonitos, pero rompen la cadena del frío y hacen que pierdan calidad, sabor y azúcares. Evidentemente el envasado lo hace más cómodo y atractivo al consumidor, pero no es un proceso sano”.

Los supermercados ven los frescos como la última frontera por conquistar, de ahí que estén invirtiendo en mejorar su calidad y lineal. “Más que rentabilidad, lo que buscan es recurrencia”, consideran en Asomafrut. “La venta de producto fresco implica una visita diaria o cada dos días: vas a comprar manzanas y ya de paso compras salchichas. Incluso hay determinados establecimientos que diferencian y venden un tipo de fruta en bandejas y luego tienen una isla con frutas a otro precio, para captar a clientes diferentes”.

Las campañas de fomento de la fruta no están consiguiendo retener ni crear nuevos consumidores. Tampoco las nuevas fórmulas de presentación, como la fruta envasada (quinta gama), compensan la caída de volumen general. Pese a que varios productores y mayoristas hacen acciones de promoción bajo el eslogan “cinco al día”, con talleres para niños y anuncios dirigidos a los responsables de compra del hogar, son precisamente los hogares con hijos los que menos fruta consumen, frente a los jóvenes y adultos independientes, parejas sin hijos y retirados.

¿Qué papel juega la promoción en el consumo de fruta? Hace pocos meses, el Ministerio puso en marcha una campaña para promocionar el pescado y paliar su cuesta abajo, que contaba con la imagen de un chef. El responsable de Asomafrut indica que tanto estas acciones, como los “descubrimientos” que la prensa reproduce (de las bondades de los llamados “superalimentos” a las supuestas cualidades rejuvenecedoras del aguacate), tienen impacto en el consumidor. “Influye mucho”, concluye. “Si un cocinero hace una receta, si se descubren las propiedades de un producto y se pone de moda... El mercado está atomizado y es virgen, así que todo lo que sea publicidad tiene mucho recorrido”.

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