El comercio justo crece en España pese a la caída de las compras del sector público
“Un irrisorio 0,08% de toda la facturación”, y bajando. Es lo que aportaron en 2015 las compras de las distintas Administraciones Públicas al sector del comercio justo, cuyos productos registraron el año pasado unas ventas de 35 millones de euros, un 6% más que un año antes, según el informe El Comercio Justo en España 2015. Un movimiento en auge.
El aporte de las Administraciones Públicas a esta actividad sigue a la baja. Según el informe, elaborado por la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, la compra de estos productos por parte de las distintas Administraciones Públicas españolas, que “ya era marginal antes del inicio de la crisis (nunca llegó a superar el 1% del total)”, no ha parado de caer desde entonces y acumula un descenso del 84% desde 2009, año de inicio de la crisis.
Marta Lozano, directora de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, atribuye este descenso “sobre todo, a la falta de iniciativa de las Administraciones Públicas españolas en el apoyo del Comercio Justo, y la falta de legislación europea hasta el 2014”, cuando una directiva comunitaria incorporó una serie de leyes éticas en los distintos países miembros.
Como ya advertía el informe de 2014, una de las claves del fuerte retraso que vive España con respecto a sus competidores europeos es el escaso apoyo público. A diferencia de países como Francia y Reino Unido, España no ha cumplido la resolución sobre Comercio Justo y Desarrollo del Parlamento Europeo que desde 2006 recomienda a los países comunitarios apoyar esta actividad.
No obstante, este año administraciones como el Ayuntamiento de Madrid y la Generalitat Valenciana han puesto en marcha diversas iniciativas para impulsar este sector por lo que para 2016 “se prevé un leve ascenso en el porcentaje de participación” del sector público en las ventas del sector, reconoce Lozano. “Por ejemplo, en Madrid, será obligatoria la compra de al menos un producto de comercio justo en la utilización de catering y hostelería”, recuerda.
Pese a que las ventas no han dejado de crecer en España en plena crisis económica, el consumo anual por habitante es todavía 17 veces menor que la media europea y sólo por encima de los de República Checa, Letonia, Eslovaquia y Lituania. Mientras el consumidor europeo realiza un gasto medio de 12,43 euros al año en estos artículos, el español se queda en 0,75 euros anuales, a años luz de Suiza (48 euros) o Reino Unido (33) y también lejos de Suecia y Alemania (10,12 euros al año), Bélgica (9,41), Francia (5,95), Irlanda (3,83) e incluso Estonia (1,68).
Esta brecha se debe, en primer lugar, a la tardía llegada del comercio justo a España, que data de 1980, 20 años más tarde que en los países europeos más pioneros. Con todo, las ventas del sector han pasado de los 9 millones de 2000 a los 35 millones de 2015, lo que supone un ritmo de crecimiento anual del 9%, recuerda Mercedes García de Vinuesa, presidenta de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo.
Los productos más demandados en España son los de alimentación, con un 93% del total, y en particular, el café, con el 45% de las ventas generadas. Le siguen el azúcar (27%) y el cacao y otros dulces, que comparten a partes iguales el 9,8%.
El 36,8% de la facturación del sector en España procede de cafeterías, heladerías, bares y máquinas de vending. Los supermercados y grandes superficies, que han perdido tres décimas con respecto al 2014, continúan teniendo un peso significativo (34,8%). Los canales minoristas suponen un 23% del total (un punto menos que en 2014). En este apartado se incluyen las tiendas especializadas en comercio justo (15%) y otros establecimientos, como herbolarios, tiendas de productos ecológicos, etc.
95% de voluntarios
En cuanto al empleo, tan solo el 5% de las personas dedicadas al comercio justo en tiendas, oficinas y puntos de venta estaban contratadas en 2015. El resto (2.530 personas) trabajaban como voluntarios. Aun así, la proporción varía en función de la modalidad de trabajo: en las delegaciones territoriales y las sedes centrales, el 15% sí estaba contratado, mientras en las tiendas tan solo lo estaba el 2%.
Respecto al personal, en las tiendas del Comercio Justo, el 80% eran mujeres, mientras que en las sedes centrales y delegaciones territoriales, esta proporción alcanzaba el 69%. Es decir, que la proporción de hombres trabajando era mucho mayor entre el personal contratado que entre el voluntario, y viceversa para las mujeres.