En contra de la imagen que se pueda tener, las cafeterías, las heladerías, los bares y las maquinas de vending son hoy por hoy los lugares donde más comercio justo se vende en España. En 2013, sus ventas crecieron un 10% más que el año anterior, hasta los 31,1 millones de euros, impulsadas precisamente por los nuevos canales de distribución, que han permitido a este tipo de comercio, basado en la sostenibilidad y el respeto a los derechos laborales, llegar a nuevos consumidores.
“Lo que ha ocurrido es que el estallido de la crisis coincidió en el tiempo con las primeras experiencias de empresas convencionales que comenzaban a certificar sus productos con el sello Fairtrade”, constata el último informe de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo. Este sello nació para garantizar que los productos proceden efectivamente del comercio justo y se ha convertido en una las principales certificaciones mundiales.
Es decir, si antes los productos certificados eran distribuidos por las entidades que se dedicaban al comercio justo, desde 2009 comienzan a sumarse las empresas privadas. Eso ha permitido que lleguen a nuevos canales de venta y que productos como el café, el cacao, el té o el azúcar puedan encontrarse en supermercados o grandes cadenas. Es, además, la alimentación la que representa el 90% de la facturación de todo el comercio justo.
Este fenómeno tiene, sin embargo, otra cara: la crisis de las tiendas de comercio justo gestionadas por las organizaciones especializadas, que han perdido un tercio de su facturación en cuatro años. “Nos preocupa mucho esta situación, ya que las tiendas son el núcleo del movimiento. La bajada de ingresos dificulta su actividad de movilización y sensibilización, que es una parte esencial del comercio justo”, explica la presidenta de la Coordinadora, Mercedes García de Vinuesa.
Más gasto, pero lejos de Europa
Hay un dato que muestra que el impacto del comercio justo es aún muy pequeño en España: el gasto anual por habitante fue en 2013 de apenas 0,7 euros, una cantidad que, sin embargo, no ha dejado de crecer en los últimos años. La Coordinadora destaca que, aunque el conocimiento sobre esta opción comercial por parte de la población española ha crecido, este no se traduce en compras periódicas.
La explicación a este fenómeno, dicen las organizaciones, se puede encontrar en factores como la escasez de puntos de venta o la ausencia de alternativas de comercio justo para muchas gamas de producto. También, destacan, en “el apoyo relativamente menor que los diversos actores privados y públicos han dado al comercio justo en España” respecto a otros países europeos.
Es más, el informe también señala que España sigue a la cola de Europa, junto con países como República Checa o Letonia. Su gasto por habitante dista mucho de estados como Suiza, Reino Unido o Finlandia, donde los consumidores gastan entre 39 y 28 euros anuales de media, lo que demuestra que el comercio justo forma parte de la cesta habitual de la compra.