Los impuestos tienen una función social, afirma la Comisión Europea. Y lo dice en unos tiempos en los que los discursos de rebajas radicales de impuestos pueden tumbar a una primera ministra británica, a la vez que se generaliza la idea de que grandes empresas eléctricas y energéticas deben pagar más por los beneficios extraordinarios que están logrando por la crisis energética agudizada por la invasión rusa de Ucrania.
En ese contexto, se celebran en Bruselas unas jornadas sobre impuestos con vistas a cómo planificar los tributos de aquí a 2050 organizadas por la Comisión Europea. Y el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, ha hecho una defensa de los impuestos como herramienta económica y social fundamental para los Estados.
“Tradicionalmente”, ha dicho Gentiloni, “hemos analizado la política tributaria con un enfoque un tanto estrecho, centrándonos en los detalles, en los tecnicismos. Eso no es malo en sí mismo, pero deberíamos complementarlo con un enfoque general. Debemos mirar más ampliamente las nuevas realidades a las que nos enfrentamos, y las tendencias a largo plazo que dan forma a nuestras economías y sociedades. Y debemos reflexionar sobre el papel que puede desempeñar la tributación para abordar estos desafíos y ayudar a cumplir nuestros objetivos comunes”.
“La función principal de los impuestos es generar ingresos para los gobiernos”, ha proseguido el comisario de Economía: “Pero la fiscalidad es, por supuesto, mucho más que eso. La tributación puede garantizar que los recursos para el Estado se recauden de manera justa y sostenible. Es una herramienta crucial para abordar la desigualdad y garantizar una asignación social más justa de los recursos. Y puede cambiar los patrones de producción y consumo, algo que es particularmente relevante cuando pensamos en la transición verde”.
Gentiloni ha añadido: “Vale la pena tener en cuenta estas funciones al considerar cómo los impuestos pueden contribuir a abordar el cambio climático o la desigualdad, y cómo pueden apoyar nuestro objetivo común de lograr un crecimiento sostenible e inclusivo”.
En este sentido el comisario ha recordado “la histórica reforma fiscal global del año pasado, acordada por 136 países” sobre un impuesto de sociedades internacional mínimo del 15%, que aún está pendiente de aplicarse: “Traerá importantes mejoras al panorama fiscal internacional, haciéndolo más justo y mejor adaptado a la economía moderna. Seguimos comprometidos con esta reforma crucial: debe convertirse en una realidad. Tanto la imposición mínima como la reasignación de los derechos impositivos deberán implementarse a su debido tiempo para proporcionar un sistema global de impuestos empresariales más justo y más estable. Pero mientras avanzamos en la UE, también debemos asegurarnos de que todas las partes del acuerdo hagan lo mismo”.
Así, Gentiloni ha hablado también de la lucha dentro de la UE contra seudo paraísos fiscales, como Holanda, Luxemburgo o Irlanda: “Dentro de la UE, también hemos estado avanzando en un ambicioso programa de reforma fiscal. Hemos instalado un marco de transparencia fiscal. Hemos reforzado nuestras defensas contra el abuso fiscal. Y estamos trabajando para que nuestros sistemas de impuestos directos e indirectos se ajusten a la era digital. En el campo del IVA, por ejemplo, los Estados miembros perdieron 93.000 millones de euros en ingresos por IVA en 2020. En un momento en que las necesidades de inversión siguen creciendo y las finanzas públicas están limitadas por altos niveles de deuda, estas son pérdidas que no podemos permitirnos”.
Según Gentiloni, “la introducción de sistemas de declaración tributaria electrónica permitirá a los Estados miembros recuperar 11.000 millones de euros más cada año durante los próximos diez años en ingresos por IVA actualmente no recaudados”.
“Cuando reflexionamos sobre el futuro de la política fiscal en la UE”, dice Gentiloni, “debemos tener en cuenta una verdad ineludible: Europa ya es la región con los impuestos más altos del mundo. La relación impuestos/PIB en la UE es de alrededor del 40% en comparación con un promedio del 33% en la OCDE. Por lo tanto, el alcance para aumentar aún más los ingresos fiscales en el futuro podría ser limitado. Pero lo que podemos hacer es considerar cómo podemos adaptar nuestra combinación de impuestos para que sea más justa, más ecológica y más favorable al crecimiento”.
En este punto, ha añadido: “La combinación fiscal actual de la UE depende en gran medida de los impuestos laborales, que representan más del 50% de los ingresos fiscales totales. El IVA (con más del 15% de los ingresos fiscales totales) son el segundo componente más importante. Otras bases imponibles contribuyen considerablemente menos. Por ejemplo, la tributación ambiental se ha mantenido estable en un nivel muy bajo durante más de una década y solo representa el 2% del PIB. En el contexto de la transición verde, ciertamente hay margen para mejorar el principio de ”quien contamina paga“, teniendo en cuenta el impacto social potencial de los impuestos verdes para garantizar resultados equitativos”.
Prioridades
“El sistema tiene que responder a tres prioridades: ajustarse a los ciclos económicos, responder a los impactos y garantizar la sostenibilidad a largo plazo de nuestro Estado de bienestar, particularmente en el caso de Europa”, ha dicho la vicepresidenta económica española, Nadia Calviño: “En el caso del sistema español, nuestra política fiscal y económica en general se basa en la responsabilidad fiscal. Hemos sido capaces de reducir nuestros ratios de endeudamiento y déficit en cuanto se ha reanudado el crecimiento en 2021. Eso nos ha permitido, creo, tener un sistema fiscal más sólido”.
Calviño ha defendido que el Gobierno ha respondido “de manera eficaz y ágil a los choques derivados de la pandemia, protegiendo empleos, protegiendo empresas y ahora teniendo que responder a la guerra y la inflación. Todos hemos tenido que reaccionar muy rápido reduciendo el IVA y otros impuestos indirectos sobre la energía, brindando apoyo a las familias. Ahora tenemos que pensar un poco más detenidamente para asegurarnos de que estas medidas sean compatibles con la agenda verde. Y finalmente, hemos estado tratando de mejorar constantemente nuestro sistema fiscal para alinearlo con las agendas políticas más amplias de la UE, la fiscalidad digital, también la fiscalidad verde, y hacerlo lo más justo y progresivo posible”.
“Al ser un gobierno progresista”, ha dicho Calviño, “una de las principales prioridades es que tengamos una distribución justa del impacto de la guerra. Hay que reaccionar a lo urgente sin perder de vista las principales prioridades con una perspectiva de medio y largo plazo”.