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Análisis
La estadística de “Ventas, empleo y salarios de las grandes empresas y PYMES societarias (VESGEP)” de la Agencia Tributaria muestra un crecimiento real de las ventas en el segundo trimestre de 2022 del 11,1% que supera en 1,8 puntos el crecimiento real estimado por la Contabilidad Nacional Trimestral (CNTR) en los mismos sectores. En términos nominales, la presunta subestimación del crecimiento supera los 16 puntos, con un crecimiento del 27,7% en las ventas y del 11,1% en el Valor añadido Bruto (VAB). Con un crecimiento nominal del PIB del 9,9% en el primer semestre de 2022 y unos ingresos tributarios creciendo un 18,3% en el mismo periodo, la presión fiscal aparente volverá a crecer en 2022 sin causa normativa que lo justifique.
El 10 de agosto la Agencia Tributaria (AEAT) ha publicado los datos del segundo trimestre de esta estadística, basada en las declaraciones de IVA y retenciones de más de un millón de empresas con forma de sociedad anónima o de responsabilidad limitada.
Es la estadística coyuntural más completa de la AEAT, ya que estas empresas facturaron en 2019 1,9 billones euros, que representa más del 90% de la facturación de los 3,5 millones de empresas declarantes de IVA , y cubren satisfactoriamente las actividades dominadas por PYMES como la hostelería, el comercio minorista, la construcción o los servicios inmobiliarios. La únicas actividades excluidas son la energía, las Administraciones Públicas (AAPP), la sanidad y enseñanza y los servicios financieros y de seguros.
La estadística dibuja una coyuntura en aceleración, con un crecimiento anual de las ventas del 27,7% a precios corrientes y del 11,1% a precios constantes confirmando el diagnóstico publicado el 6 de julio en elDiario.es basado en las ventas diarias hasta mayo de las 65 mil empresas sujetas al Suministro Inmediato de Información (SII) del IVA. El amplio detalle sectorial indica que la mayor aceleración se registra en los servicios de hostelería y restauración y en los de transporte y almacenamiento pero también incrementan su crecimiento los servicios culturales y recreativos y la industria manufacturera. En sentido opuesto juegan la construcción y el comercio mayorista incluyendo venta de vehículos, que concentra el 30% de las ventas.
Los interesados en la coyuntura encontrarán en el Informe Interactivo y en los ficheros de acompañamiento un estudio completo de la oferta y la demanda, interna y externa, a precios corrientes y constantes, incluyendo el empleo y los salarios con el mismo detalle sectorial (22 sectores) que las ventas y el comercio exterior. Pero esta nota se dedica principalmente a la comparación con la Contabilidad Nacional Trimestral (CNTR), primero a precios constantes y luego en términos nominales o a precios corrientes.
La comparación de los resultados de VESGEP con los datos de avance del segundo trimestre de 2022 publicados el 29 de julio por la CNTR del INE no es inmediata. De entrada, hay que recordar que el PIB, desde la óptica de la oferta, es la suma del VAB en las diversas ramas de la producción más los impuestos sobre la producción, como el IVA, netos de subvenciones. Y el VAB es la diferencia entre la producción y los consumos intermedios, que podríamos aproximar por la diferencia entre las ventas y las compras. Así que lo primero que debemos hacer es suponer que el ratio o margen VAB/Ventas se mantiene aproximadamente constante o, dicho de otro modo, que el VAB se mueve en sintonía con las ventas. Volveremos más adelante sobre esta hipótesis de constancia de los márgenes empresariales que puede ser arriesgada en periodos, como el actual, de alta inflación.
En segundo lugar, del VAB total de la CNTR es necesario excluir el generado en las actividades ya citadas no cubiertas por el VESGEP para aislar la economía mercantil, no financiera y excluyendo la energía. En las series a precios corrientes esto no plantea problemas porque basta sumar en las tablas de la CNTR las ramas cubiertas por VESGEP que representaban en 2019 el 74% del VAB total. A precios constantes es necesario agregar los correspondientes índices de volumen. Como factores de ponderación en la agregación he usado el VAB a precios a corrientes en 2019 de las ramas cubiertas por VESGEP.
Según la CNTR, el VAB de la economía mercantil, no financiera y excluyendo la energía, crece en el segundo trimestre de 2022 un 9,4% a precios constantes, con un repunte de 7 décimas respecto al primer trimestre. Las ventas VESGEP a precios constantes crecen un 11,1 en el segundo trimestre con aceleración de 1,1 puntos respecto a la tasa anual del trimestre anterior.
El gráfico 1 presenta las tasas anuales de ambas fuentes en los últimos 14 trimestres ilustrando la práctica coincidencia en 2019 e incluso en el primer trimestre de 2020 y la subestimación en que incurre la CNTR desde el 2º trimestre de 2020. En el 4º trimestre de 2020 y el primero de 2021 la CNTR exagera en más de 5 puntos la intensidad de la caída. Desde entonces se aprecia una mayor proximidad entre las fuentes pero todavía en el 2º trimestre de 2022 la intensidad del crecimiento real en VESGEP supera en 1,8 puntos -casi un 20%- el crecimiento estimado por la CNTR.
Esta prolongada divergencia entre las fuentes en el ritmo anual del crecimiento real se traduce en una creciente distancia entre los niveles de las series a precios constantes. El Gráfico 2 presenta las series de nivel, deflactadas y corregidas de variaciones estacionales y de calendario, del VAB de la CNTR y las ventas totales de VESGEP para la economía mercantil, no financiera, excluyendo el sector de la energía. Ambas series se muestran con base 100 en el cuarto trimestre de 2019 para que pueda apreciarse con claridad el momento en que se superó el nivel pre pandemia.
Se observa que ambas fuentes de información, CNTR y VESGEP, son plenamente consistentes en 2018 y 2019 pero desde el 1º trimestre de 2020 la CNTR se mantiene por debajo de VESGEP con una diferencia creciente que llega al máximo en el segundo trimestre de 2022. En particular, la estadística de ventas de la AEAT indica que en el cuarto trimestre de 2021 ya se superó en un 3% el nivel de ventas del cuarto trimestre de 2019. Por el contrario, para la CNTR todavía no se ha superado el nivel pre pandemia.
La subestimación del crecimiento real del VAB mercantil en que incurre la CNTR se manifiesta también al compararlo con la evolución del empleo que arroja la propia CNTR. Entre el cuarto trimestre de 2019 y el segundo trimestre de 2022 el empleo total, medido en puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo (PTETC) creció un 0,5 en el conjunto de la economía según la CNTR (la EPA arroja un 2,6% y la Afiliación un 3,2%), pero en la economía mercantil no financiera, excluyendo energía, se registró una caída del 1,3%. Como en el mismo periodo el VAB se redujo un 5,5% esto querría decir que en estos 10 trimestres la productividad se ha reducido un 4,3% , lo que constituiría un hecho insólito tanto desde una perspectiva histórica, como en comparación con el resto de países europeos.
En VESGEP esta asombrosa divergencia entre empleo y ventas reales no se produce. Entre el cuarto trimestre de 2019 y el segundo trimestre de 2022 las ventas crecen un 5,8% a precios constantes y el empleo, medido por el número de perceptores de salarios consignado en la declaración de retenciones del trabajo, crece un 3,1%. La productividad en la economía mercantil no financiera crece, por tanto, un 2,7% en este periodo, por encima de la media europea. Según Eurostat, la productividad por persona en el conjunto de la economía creció un 0,5% de media en UE, entre el cuarto trimestre de 2019 y el primer trimestre de 2021, con un máximo del 20% en Irlanda y un increíble mínimo del 4% en España.
El análisis por sectores revela que en algunas actividades las caídas de la productividad que estima la CNTR en el periodo considerado alcanzan valores extraordinarios.
Es el caso de la construcción (-14,9%), los servicios de información y comunicaciones (-10,2%) y las actividades profesionales, científicas y técnicas (-13,3%).
En su Informe anual de 2021 el Banco de España llama la atención (págs. 97 y 98) sobre estas abultadas discrepancias: “En algunas ramas fue especialmente marcada la aparente discrepancia entre el comportamiento de la actividad y el del empleo, más positivo. En el agregado de agricultura, industria y construcción, la afiliación efectiva a la Seguridad Social superaba el nivel precrisis en 0,7 puntos porcentuales en el promedio del primer trimestre de 2022, mientras que su VAB distaba todavía 6 puntos porcentuales de este. La divergencia era especialmente notable en la construcción, donde, en el primer trimestre de este año, el empleo estaba 3,8 puntos porcentuales por encima del nivel previo a la crisis, pero su VAB se encontraba aún 12,9 puntos porcentuales por debajo. Estas diferencias no tienen una interpretación sencilla”.
En la CNTR el PIB a precios corrientes tiene gran interés porque es el relevante para establecer el reparto del VAB entre el trabajo (remuneración de los asalariados) y el capital y la empresa (excedente bruto de explotación y renta mixta de las empresas personales). Por esto, en la óptica de las rentas la CNTR sólo publica los datos a precios corrientes. Además, el PIB a precios corrientes es también el utilizado cuando se mide la presión fiscal aparente (ingresos fiscales/PIB) y el peso de la deuda pública (deuda/PIB) .
Sobre el ritmo de crecimiento nominal de la economía mercantil en el primer semestre de 2022 deberían existir pocas dudas. Las ventas de VESGEP crecen un 25,4%, el Índice de Cifra de Negocio empresarial (ICNE) del INE un 29% (enero-mayo) y un 23% si se excluye la electricidad. Los ingresos por IVA crecen un 20,6% y un 23% si se incluyen los 800 millones de euros de la rebaja del tipo de la electricidad como indica el Informe mensual de Recaudación Tributaria (IMRT) de junio publicado el 29 de julio.
Hemos conocido también recientemente, la facturación de las empresas cotizadas, con un crecimiento del 29,5% en el primer semestre y la facturación en España de las empresas del IBEX, con un crecimiento del 52% .
Por eso resulta tan chocante que la CNTR cifre el crecimiento nominal del PIB en el primer semestre de 2022 en un 9,9%. Y como el PIB real crece un 6,3% en el mismo periodo, el deflactor implícito del PIB en el primer semestre se cifra en un 3,4%, dibujando una economía sin inflación. ¿Cómo es posible con un Índice de Precios de Consumo (IPC) creciendo al 8,5% anual y un índice de precios industriales sin energía al 14% en el mismo periodo?
La pregunta es pertinente porque si se estudia la evolución comparada del IPC y el deflactor del PIB desde 1966 hasta ahora se observará que la diferencia de 5 puntos que se registra en el primer semestre de 2022 es la más alta en los 57 años analizados. En particular, en los años de alta inflación -superior al 8%- desde 1971 a 1986, la diferencia absoluta media entre ambos índices era inferior a un punto.
No obstante, para comparar debidamente el crecimiento nominal de la CNTR con las ventas del VESGEP es necesario, como se ha dicho antes, excluir el VAB de las AAPP, la sanidad y enseñanza, los servicios financieros y la energía. En 2019 esto suponía quedarse con el 74% del VAB total.
En el gráfico 3 se muestran las ventas totales de VESGEP y el VAB mercantil no financiero, excluyendo energía, de la CNTR, a precios corrientes y sin correcciones de estacionalidad y calendario. Se presentan las series desde el primer trimestre de 2018 con base 100 en el cuarto trimestre de 2019 para identificar con claridad el momento de superación del nivel pre pandemia. Las series coinciden plenamente en 2018 y 2019 e incluso en el primer semestre de 2020.
La divergencia se inicia en el tercer trimestre de 2020 y se va incrementando paulatinamente. Las ventas del VESGEP superan en un 13% el nivel pre pandemia en el cuarto trimestre de 2021 pero el VAB se mantiene todavía en el 2º trimestre de 2022 un 3% por debajo del nivel anterior a la pandemia. En este último trimestre las ventas VESGEP superan en un 22% el nivel pre pandemia.
En esta óptica nominal o a precios corrientes, la divergencia entre VESGEP y CNTR se va ampliando también en las tasas de variación anual, como ilustra el grafico 4.
En el segundo trimestre de 2022 las ventas VESGEP crecen un 27,7% mientras que el VAB de la economía mercantil no financiera y sin energía, crece un 11,1%. Una diferencia de 16,6 puntos nunca antes observada.
Paralelamente, el deflactor de las ventas crece un 14,6% en el 2º trimestre de 2022 mientras que el deflactor del VAB mercantil sólo crece un 1,6% en tasa anual en el mismo periodo.
¿Cómo puede explicarse esta extraordinaria y creciente diferencia entre los crecimientos de las ventas y el VAB y entre los correspondientes deflactores?
Se ha señalado antes que la Contabilidad Nacional por el lado de la oferta no mide la producción ni las ventas sino el Valor Añadido Bruto como diferencia entre la producción y los consumos intermedios. Así que quizás la CNTR esté midiendo realmente el VAB. Pero la metodología de la CNTR descarta con claridad esta hipótesis: “Para cada una de las ramas se construyen indicadores sintéticos de valor, de volumen y de precios (normalmente uno de ellos implícito). Dada la ausencia de indicadores trimestrales fiables de valor o de volumen de los consumos intermedios, los indicadores de valor añadido bruto son indicadores de producción como, por ejemplo, indicadores de cifra de negocios, índices de producción, ventas, etc. ”.
Además, aunque la CNTR estimara el VAB como diferencia entre producción y consumos intermedios, podría discutirse que el VAB mercantil crezca sólo un 10,5% a precios corrientes en el primer semestre de 2022. Para ello el margen o tasa de valor añadido (VAB/V) debería estar reduciéndose como si los empresarios se resistieran a repercutir íntegramente en las ventas los mayores precios de las compras.
Y existe, de hecho, una fuente de información que avalaría esta hipótesis. Son los datos que la Central de Balances trimestral del Banco de España (CBT) ha publicado el 15 de julio relativos al primer trimestre. Los consumos intermedios crecen un 50% pero la producción sólo crece un 38%, de modo que el incremento del VAB se reduce a un 11,1%.
Pero la CBT se basa en una muestra de 900 empresas que pueden no ser representativas del conjunto de la economía mercantil. De hecho sólo cubren un 11% del VAB total.
La única fuente que proporciona información trimestral de máxima cobertura sobre la magnitud y la evolución de las compras, aunque sin detalle sectorial, es la base de de datos con las series históricas de bases, tipos e impuestos devengados, que publica la AEAT acompañando a los Informes Mensuales de Recaudación Tributaria. En esta fuente puede estudiarse la estacionalidad y la tendencia del margen o tasa (V-C)/V desde el primer trimestre de 1995 al primero de 2022, último publicado.
Los datos del primer trimestre de 2022 muestran una tasa de valor añadido del 22,6%, un 3,2% más alto que el observado en el mismo trimestre de 2021, lo que sugiere que los empresarios trasladan sobradamente a las ventas los incrementos de precios en las compras interiores e importaciones. Las compras crecen un 21,6% pero las ventas, al contrario de lo que ocurre en la CTB, crecen a mayor ritmo -un 22,9%- , de forma que el VAB estimado por diferencia entre ventas y compras, crece un 27,5%.
Por otra parte, una ventaja de de contar con un impuesto sobre el valor añadido -en lugar de un impuesto sobre las ventas- es que su recaudación es un magnífico indicador de la variación nominal del VAB, en ausencia de cambios en la normativa o en la mecánica liquidatoria. Recuérdese que el empresario ingresa sólo la diferencia entre el IVA repercutido en las ventas y el IVA soportado en las compras. Y el Informe mensual de Recaudación Tributaria (IMRT) de junio publicado el 29 de julio indica que los ingresos por IVA crecen en enero-junio un 20,6% y un 23% si se incluyen los 800 millones de euros de la rebaja del tipo de la electricidad. Este 23% es una buena aproximación al crecimiento del VAB mercantil no financiero en el primer semestre de 2022 aunque, dado el desfase entre las ventas y el ingreso, habrá que esperar al IMRT de julio, que se publicará el 12 de septiembre, para tener la medida más fiable.
Desde esta perspectiva de la aproximación a la evolución del VAB a través del IVA tiene especial interés un deflactor que publica la CNTR y que pasa usualmente desapercibido (ver apartado 4.3 de la Metodología de la CNTR). Es el correspondiente a los impuestos sobre la producción, netos de subvenciones, que en su mayor parte están integrados por el IVA. A precios corrientes los impuestos netos crecen un 19,1% y el deflactor crece un 13%, no muy lejos del deflactor de las ventas del VESGEP.
Otra indicación de la subestimación del crecimiento nominal de la economía mercantil se desprende de la comparación del crecimiento de la masa salarial que arrojan la CNTR y VESGEP. Para la primera, los sueldos y salarios crecen en el primer semestre de 2022 un 11,4% mientras que VESGEP arroja un 14,7%.
En resumen, resulta muy difícil explicar la creciente divergencia entre las ventas y el VAB y el reducido crecimiento del PIB nominal y del deflactor del PIB así que sería de enorme interés que la CNTR indicara si se han producido cambios metodológicos y diera las explicaciones pertinentes. ¿Han dejado de ser válidos los indicadores de producción o ventas para aproximar el VAB? Si es así, ¿qué hipótesis se están realizando sobre la tasa de valor añadido?.
Y en todo caso este problema debería servir para solucionar “la ausencia de indicadores trimestrales fiables de valor o de volumen de los consumos intermedios ” que denuncia la Metodología de la CNTR. Esta ausencia podría subsanarse simplemente si el INE pidiese a la AEAT, con el mismo detalle sectorial que las ventas, las compras corrientes y de capital que consignan los empresarios en sus declaraciones de IVA, como hace con la información anual disponible en la estadística de Resultados Económicos y Tributarios en el IVA cuya última edición corresponde a 2020.
La discusión no es una mera cuestión técnica, tiene consecuencias sociales y políticas de distinto alcance. Si los datos definitivos del segundo trimestre que la CNTR publicará el 23 de septiembre no corrigen los del Avance del 29 de julio, la importante subestimación del crecimiento nominal del PIB que vuelve a producirse, presuntamente, en 2022 se traducirá en una nueva e indebida elevación de la presión fiscal aparente ya que los ingresos tributarios en el primer semestre crecen un 18,3%, más de 8 puntos por encima del crecimiento nominal del PIB. Y la carga de la deuda pública sobre el PIB estará incorrectamente medida con consecuencias negativas en la visión que tienen los organismos internacionales y los inversores exteriores.
Además, como el agregado de Excedente Bruto de Explotación y Renta Mixta Bruta de la economía nacional se obtiene como diferencia entre el PIB a precios corrientes y la suma de remuneración de asalariados e impuestos sobre la producción netos de subvenciones (ver apartado 6.3 de la Metodología de la CNTR), la subestimación del crecimiento nominal del PIB exagera de manera incorrecta la participación del factor trabajo en el PIB.
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