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ANÁLISIS

¿De verdad ha crecido más de un 5% la presión fiscal en 2020?

11 de diciembre de 2021 22:35 h

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La OCDE, que recoge para España los datos de la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE), señala en su último informe que la presión fiscal aparente (PFA), que se calcula expresando los impuestos y cotizaciones como porcentaje del PIB, ha crecido en España más de un 5% en 2020. Con los datos de la IGAE- actualizados a finales de octubre pasado- la PFA crece en 2020 un 5,9% hasta alcanzar el 37,3%, superando el 37,1% registrado en 2007. 

En la serie histórica de esta PFA se aprecia con claridad el carácter anómalo de este incremento, no observado en los últimos 25 años cubiertos por las series de la IGAE.

Por el lado de los impuestos, sabemos que los tipos efectivos no han registrado alzas relevantes en 2020. De hecho, la AEAT estima que el tipo efectivo medio de tributación en 2020 se ha reducido ligeramente (-0,7%) en 2020.

En las cotizaciones sociales tampoco existen en 2020 cambios normativos que justifiquen la subida como puede verse en el Anexo al Informe Económico-Financiero a los Presupuestos de la Seguridad Social de 2021 que contiene las series históricas de los tipos legales y de las bases mínima y máxima de cotización. El INE ha publicado las series de sueldos y salarios (SS) y de cotizaciones sociales de los empleadores (CSE) hasta 2020 y según esta información el ratio CSE/SS se elevó un 4,2% en 2019, en respuesta a las fuertes subidas de las bases mínima y máxima que se registraron ese año en paralelo a la subida del salario mínimo, y vuelve a elevarse un 7,6% en 2020 sin razón aparente. 

El carácter excepcional de esta subida del tipo se aprecia al estudiar la evolución en los últimos 25 años.

En 2019 los tipos legales se mantuvieron constantes pero el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) se elevó un 22,3% y las bases mínimas de cotización se incrementaron en la misma proporción mientras que las bases máximas se elevaron un 7%. En respuesta el tipo de cotización aparente creció un 4,2% , una tasa extraordinaria sólo superada en el año 2000.

En 2020 los tipos legales se mantienen constantes y las bases máximas también. Solo las bases mínimas crecen un 5,5% en sintonía con la subida del SMI. Que el tipo aparente de cotización crezca un 7,6% con este escenario normativo no tiene justificación dada la experiencia del año anterior.

En mi opinión, la única explicación posible de esta anómala elevación del tipo aparente de cotización se encuentra en la exageración de la caída de los salarios en 2020 por parte de la Contabilidad del INE. La AEAT ha publicado hace poco la estadística de las rentas del trabajo en 2020 que constituye, a mi juicio, la mejor medida de los salarios disponible en España, ya que se basa en las declaraciones (el modelo 190) presentadas por 1,7 millones de empleadores y otros pagadores de rentas del trabajo con datos individualizados de 28 millones de personas.  

En la edición de 2020 el Servicio de Estudios de la AEAT ha realizado un encomiable esfuerzo, en colaboración con la Seguridad Social, para explicitar el papel desarrollado por los ERTE en la amortiguación de los efectos de la pandemia ofreciendo el detalle de las empresas y los trabajadores afectadas por sector y por CCAA. El coste de los ERTE en 2020 se cifra en 12.800 millones de euros o un 3,4% de la masa salarial satisfecha.

La caída de los salarios en 2020 se cifra en un 3,8%, casi la mitad de la estimada por la Contabilidad Nacional del INE. Como las prestaciones por desempleo (sin contar los ERTE) crecieron casi un 14% y las pensiones (públicas y privadas) crecieron un 3,5%, las rentas del trabajo en conjunto crecieron en 2020 un 0,9% contribuyendo decisivamente a la práctica estabilidad de las rentas de los hogares. El Informe Anual de Recaudación Tributaria de 2020 de la AEAT y el último Informe mensual de Recaudación Tributaria, correspondiente a octubre, permiten estudiar con detalle la evolución de la rentas de los hogares y de las bases imponibles de los restantes impuestos. En conjunto, las bases de los impuestos caen en 2020 solo un 7,6%, frente a la caída del 9,8% estimada para el PIB por la CN del INE. Y el desajuste en la evolución de los salarios es, probablemente, el principal responsable. 

En conclusión, si la caída de los salarios se reduce al -3,8% como calcula la AEAT, el tipo aparente de cotización en 2020 se situaría en un 30,6% con un crecimiento del 3,8% todavía muy alto dado el escenario normativo pero inferior al de 2019. Y si la caída nominal del PIB en 2020 se igualara a la de la Base Imponible Agregada que calcula la AEAT, la presión fiscal aparente se situaría en 36,4% con un incremento del 3,4% respecto a 2019.