Desde el comienzo de la crisis, el Gobierno alemán se ha esforzado por intentar atraer a lo que han denominado como “inmigrantes cualificados”. El año pasado emigraron a Alemania un 52% más de españoles que el anterior, según datos oficiales. La política migratoria alemana ha pasado a primar a las personas que traen un título universitario de sus países de origen con una nueva ley que aprobó el parlamento el pasado abril. Según la nueva norma, mientras el resto de inmigrantes procedentes de fuera de la UE han de demostrar unos ingresos anuales de 66.000 euros para obtener un permiso de residencia, los que acrediten un certificado universitario deberán disponer de 44.800 euros. Para aquellos que hayan estudiado carreras de ciencias, para matemáticos, ingenieros, médicos o especialistas en tecnología dicha frontera de ingresos baja hasta los 35.000 euros al año.
La norma se aprobó con los votos a favor del partido conservador CDU de la canciller Ángela Merkel y del partido liberal FPD, las abstenciones de socialdemócratas del SPD y del partido de los verdes Die Grüne, y el voto en contra del partido de la izquierda Die Linke. Éste último se pronunció en contra a través de su diputado Jörn Wünderlich por considerar que, si bien ellos están a favor de facilitar la inmigración, es ésta una decisión en términos humanos, y no están a favor de hacerlo “exclusivamente en función de principios de utilidad de las personas”.
La patronal y medios conservadores como el periódico Die Welt han alertado una y otra vez de que hay estudios que señalan que la senda del crecimiento alemán llevará al país a una carencia de especialistas. Motivos añadidos serían además el retraso de la edad de jubilación y la falta de títulos académicos de los parados alemanes. El debate en torno a este tema estuvo durante todo el año pasado en la agenda mediática porque el Parlamento estaba preparando la ley citada más arriba.
El responsable de política y mercado laboral del sindicato DGB en la Baja Sajonia, Lars Niggemeyer, contradecía la tesis de dicha necesidad de trabajadores cualificados argumentando que en mayo de 2011 unos 22.000 ingenieros alemanes estaban en paro, lo cual superaba con creces el número de ofertas. Según él, en Alemania no hay una falta generalizada de trabajadores cualificados, sino un paro masivo que afecta a cinco millones de alemanes, y una demanda de expertos en determinadas áreas. “En casi todas las profesiones hay más parados que ofertas”, aseguraba al programa de entrevistas matinales “Morgenmagazin” de la televisión pública WDR.
Karl Brenke, del Instituto Alemán para la Investigación Económica DIW señalaba asimismo que el año pasado solamente hubo falta de médicos y técnicos especialistas en electrónica. Según él, detrás de todo este debate está “el deseo de las empresas alemanas de que haya más candidatos que ofertas para poder decidirse por los que salgan más baratos”.
Mientras tanto, en España la cámara de comercio alemana ha organizado jornadas informativas dirigidas a ingenieros con interés en trabajar en el país y se ha pronunciado públicamente con afirmaciones como ésta: “En Alemania necesitamos también trabajadores menos cualificados, hay ofertas de empleo para cuidado de mayores y oficios de la construcción o peones de almacén”. Organizan también jornadas informativas para los españoles que quieran trabajar en el país. Los cursos de alemán están a tope y muchos españoles con estudios están viniendo en respuesta a dicha llamada.