La deuda total de España no ha parado de incrementarse desde 2020, desde 1,23 billones hasta alcanzar el récord de 1,575 billones en diciembre, como consecuencia del shock de la pandemia y de la crisis de precios. Frente al esfuerzo de inversión pública de los últimos años para responder a estas crisis históricas “y ayudar a familias y empresas [financiación de los ERTE de la COVID, del IMV o de las medidas anti inflación]” —según ha recalcado el Ministro de Economía, Carlos Cuerpo—, el escenario ha cambiado con el regreso de las reglas fiscales a la UE y con la austeridad monetaria del BCE. La deuda ha vuelto al centro de las preocupaciones económicas, y tanto la derecha política como los economistas más ortodoxos están aprovechando la ocasión para alarmar con el aumento de la cantidad de dinero que el Estado español se va comprometiendo a devolver en un futuro.
Habitualmente, la primera medida de sostenibilidad de la deuda pública es la ratio que la relaciona directamente con el PIB. Se la conoce como el endeudamiento, y en España alcanzó el 125,3% en el primer trimestre de 2021. En 2023, el Banco de España ha confirmado este viernes que se redujo 4 puntos, desde 2022, hasta el 107,7%. Para este año, el Gobiernoo espera que baje al 106%. Serían casi 20 puntos de reducción, gracias a la progresiva disminución del déficit (el desequilibrio entre ingresos y gastos del Estado) y, sobre todo, al crecimiento económico.
Pese a esta reducción, la deuda sigue en niveles históricamente altos respecto al PIB. Aunque en el mundo, y en concreto en la UE, hay más tolerancia con estos desequilibrios que hace una década. “El crecimiento de España es responsable puesto que seguimos reduciendo tanto la ratio de deuda con respecto a PIB como la ratio de déficit con respecto a PIB. Este elemento de responsabilidad fiscal es también una de las dimensiones clave de los compromisos de este Gobierno”, viene defendiendo el nuevo ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo.
“Estamos reconstruyendo ese colchón que hemos utilizado para responder a la crisis de covid y también para ayudar a familias y empresas ante el incremento de los precios como consecuencia de la guerra de Ucrania”, recalcó Carlos Cuerpo.
La vicepresidenta primera del Gobierno de España y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha afirmado que España está cumpliendo “holgadamente” el objetivo comprometido con la Unión Europea (UE) al reducir en cuatro puntos la deuda pública, hasta el 107,7% del PIB al cierre de 2023.
Intereses pagados de la deuda pública frente al PIB
La tolerancia de la UE y las afirmaciones del ministro serían demasiado ingenuas si no fuera por el verdadero dato que hay que mirar sobre la deuda, y que apenas ha empeorado desde la pandemia: la carga que supone cada año sobre las cuentas públicas en relación con toda la actividad de nuestro país.
El 2,4% del PIB que supone la factura de intereses anual a la que hace frente el Estado es sostenible en términos históricos y las previsiones apuntan a que lo será también a futuro. Esta carga llegó a dispararse al 3,7% en 2013. Un nivel del que están cerca actualmente Italia o Grecia, según se puede observar en el primer gráfico de esta información.
España ha logrado contener la factura de la deuda porque el Tesoro Público aprovechó los tipos de interés en mínimos históricos que favoreció el BCE durante años, hasta la escalada de la inflación en 2022, para reducir el coste medio de la deuda y alargar los vencimientos.
“En los años previos a la llegada de la guerra de Ucrania, de la inflación y del incremento de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo para combatir la inflación, España había hecho un esfuerzo, el Tesoro había hecho un esfuerzo muy grande para aumentar la vida media de nuestra cartera, de nuestra cartera de deuda”, explicó Carlos Cuerpo recientemente.
“Esta vida media llegó y se mantiene en el entorno de los ocho años. Por qué es tan importante precisamente conseguir que la cartera tenga una vida media más larga. Pues esto significa que cada año tenemos que refinanciar una parte más pequeña del total de nuestra deuda. Es decir, cada año en torno al 12%-14% del total de la deuda tiene que ser refinanciado y esto nos permite ir a amortiguando la subida de los tipos de interés del BCE”, continuó.
“El coste medio de nuestra deuda apenas ha aumentado 40 puntos básicos, frente al incremento de los tipos oficiales que ha sido de 450”, añadió.