El plagiador protegido por Cristóbal Montoro, en la cuerda floja tras cobrar más de 465.000 euros como alto cargo

Falseó su currículum inventándose una cátedra inexistente. Plagió a múltiples autores en un libro editado en 2010. En otro artículo contra la “profanación de las ideas originales” que publicó en 2014, ya como alto cargo del Gobierno de Mariano Rajoy, copió varias entradas de la Wikipedia. Por plagiar, plagió hasta la tesis doctoral que le dirigió en 1996 Juan Iranzo, hoy a la espera de sentencia por las tarjetas ‘black’.

Con ese historial de copia-pegas, nunca desmentido por el Ministerio de Hacienda, el caso de José Antonio Martínez Álvarez, aún director del Instituto de Estudios Fiscales (IEF), el depauperado ‘think tank’ de Hacienda, recuerda al del todavía rector de la Universidad Rey Juan Carlos, Fernando Suárez, cuya trayectoria de plagios también ha documentado extensamente eldiario.es en los últimos meses y que ha renunciado a presentarse a la reelección como rector.

Martínez Álvarez, amigo personal del ministro Cristóbal Montoro, es a día de hoy el último cargo del organigrama de la Secretaría de Estado de Hacienda (a la que está adscrita el IEF) que queda por confirmar, tres meses después de la formación del nuevo Gobierno. Sigue en su puesto más de dos años después de que eldiario.es destapase un “fraude académico de primera magnitud, inaceptable en un profesor universitario y más en el director del Instituto de Estudios Fiscales”, como señalaba en enero de 2016 el blog especializado en economía Nada es gratis.

Podría durarle poco. En las últimas semanas se ha extendido el rumor de su relevo inminente. Varias fuentes aseguran que la decisión podría tomarse en el Consejo de Ministros de este viernes, aunque Hacienda y Moncloa no lo confirman. Entre los nombres que se barajan para sustituirle está el de José Alberto Plaza, exdirector de la extinta Fundación CECO (Centro de Estudios Económicos y Comerciales) del ICEX y compañero de los hermanos Álvaro y Alberto Nadal (hoy ministro de Energía y secretario de Estado de Presupuestos en Hacienda, respectivamente) en la promoción de técnicos comerciales y economistas del Estado de 1995.

Plaza quedó tercero en esa oposición, tras los famosos gemelos. Sería el primer 'teco' al frente del organismo, habitualmente dirigido por gente del mundo universitario e inspectores de Hacienda. Quienes le conocen le definen como “serio y trabajador”. Nada que ver con Martínez Álvarez, visto su historial.

Balones fuera

El 15 de marzo de 2012, seis días después de ser nombrado, Martínez Álvarez se presentaba por primera vez en el IEF. Desde entonces, ha cobrado más de 465.000 euros brutos como director del organismo, según una estimación a partir de los datos publicados en el portal de Transparencia. Su sueldo como alto cargo es público desde 2013. En 2015 (último ejercicio disponible) fue de 96.820,21 euros, incluyendo sus siete trienios como funcionario. Más de lo que cobraron ese año Montoro (que acreditaba entonces trece trienios) o el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

Sus travesuras han ido más allá de plagiar a diestro y siniestro o atribuirse una cátedra que no tenía. También financió un proyecto de investigación en el que participaba su hijo con fondos del IEF, y utilizó su cargo para medrar en la UNED, universidad de la que es profesor titular (no “titular de la Cátedra de Política Económica”, como aseguraba), publicando una decena de artículos en revistas científicas vinculadas al IEF para engordar su currículum, pese al evidente conflicto de intereses, para cuando vuelva al mundo académico.

En un país en el que el absentismo es causa de despido procedente para los funcionarios (Martínez Álvarez lo es), trabajadores del organismo que todavía dirige aseguran que apenas pisa su despacho desde hace tiempo: “Es como si no existiera”, dicen, con una mezcla de resignación y alivio. Un despacho que el director del IEF decidió blindar con un código numérico (no le bastaba la simple llave que ya tenía) porque, decía, estaba amenazado por ETA.

Con esta hoja de servicios, el director del IEF ha estado hasta ahora, al menos sobre el papel, al frente del organismo, creado en 1960 y que fue referencia durante décadas para la investigación en materia tributaria. Su prestigio se ha derrumbado en estos años: Hacienda ni siquiera contó con las aportaciones del instituto en su última reforma fiscal.

Acérrimo seguidor del Real Madrid (en el IEF se cuenta que despidió a su chófer porque era del Atleti), Martínez Álvarez, que acostumbra a trufar sus textos de referencias bíblicas y tiene una cierta obsesión por la canción ‘Viva la vida’ del grupo británico Coldplay (visiten su página personal en la UNED y conecten los auriculares), ha manejado estos años un presupuesto público de más de 15 millones de euros anuales en el IEF.

Tras el escándalo de los plagios del director del IEF, el entorno del ministro Montoro, que es catedrático de Hacienda y por tanto debería estar especialmente sensibilizado sobre estas prácticas, echó balones fuera y señaló como responsable directo de su continuidad al entonces secretario de Estado de Hacienda, Miguel Ferre.

Ferre se fue al sector privado a finales del año pasado. Le sustituyó José Enrique Fernández de Moya, doctor en Derecho y ex alcalde de Jaén. Martínez Álvarez ha continuado en su puesto hasta ahora y ya acaricia el lustro en el IEF con un sueldo de cienmileurista.