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La economía de España liderará el crecimiento de la eurozona en 2023

Daniel Yebra

31 de diciembre de 2022 18:38 h

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España esquivará la recesión en 2023 y liderará el ritmo de crecimiento entre las economías desarrolladas, tras hacerlo ya en 2022. La previsión más optimista, la del Gobierno, apunta a un incremento de la actividad del 2,1% el próximo año. Esta tasa cuadruplicaría la del conjunto de la eurozona en un contexto de elevada incertidumbre por la invasión rusa de Ucrania.

La estimación más prudente del 1,3% del Banco de España, y más alineada con la media de instituciones nacionales y extranjeras, también descarta una contracción del PIB (Producto interior bruto) y supera las del resto de grandes economías. En todos los supuestos, nuestro país completará la recuperación tras el histórico shock de la COVID.

“La inercia positiva de 2022 y los fondos europeos ayudarán a no caer en recesión e incluso existe la posibilidad de que el año termine siendo mejor de lo esperado”, observa el equipo de investigadores del Real Instituto Elcano. “Las medidas desplegadas por las autoridades para hacer frente a la crisis energética y al repunte de la inflación proporcionarían un cierto apoyo a la actividad durante los primeros meses del próximo año [la más complicada]. A partir de la primavera, la actividad recobrará un dinamismo creciente”, añade el Banco de España.

La inflación volverá a ser clave en la evolución general de la economía. Y en nuestro país la expectativa es que continúe la senda de moderación de los últimos meses y se mantenga en niveles más bajos que en el resto de la eurozona. Desde que el IPC (Índice de precios de consumo) hizo techo en el 10,8% se ha reducido hasta el 5,8% de diciembre, según el dato interanual adelantado por el INE (Instituto Nacional de Estadística) este mismo viernes.

El Banco de España prevé que las subidas de precios se moderarán al 4,9% de media en 2023, por debajo del 6,3% que se estima en el conjunto de los socios que comparten el euro. “Respecto a la remisión de las presiones inflacionistas, ya se esperaba que se produjeran en el tramo final del año, pero el giro está siendo algo más pronunciado de lo previsto, sobre todo, gracias a la moderación del precio de la electricidad”, incide Oriol Aspachs, economista de Caixabank Research.

“La recuperación de la producción de energía renovable, el ajuste del precio del gas en los mercados internacionales, así como la mayor eficacia del tope del gas (gracias al descenso de la producción eléctrica con gas y a que ha aumentado el número de consumidores que pagan la compensación) han sido los elementos clave hasta la fecha”, continúa este experto. “Para los próximos meses, es de esperar que la moderación de las presiones inflacionistas prosiga, lo que debería facilitar que se consolide la incipiente mejora de la confianza del consumo, muy lastrada hasta la fecha”, remata.

De hecho, el consumo de las familias será el principal motor del crecimiento económico en 2023, según la descomposición de las previsiones. Y dado el daño de la inflación en el poder adquisitivo, la única explicación a esta resistencia es la fortaleza del mercado de trabajo tras la reforma laboral de 2021.

“El ajuste [la caída] de la renta de los hogares, en términos reales, ha sido muy notable, pero cómo se ha repartido este impacto entre la población es muy distinto respecto a crisis anteriores”, arguye Oriol Aspachs. La pérdida de poder de compra es histórica, de cerca de seis puntos en 2022 de media por la ausencia de un acuerdo de subidas salariales. “Como referencia, esto representa casi la mitad del retroceso que se produjo durante la crisis financiera, que se situó en el 14,6%”, se detiene el economista de Caixabank Research.

“Sin embargo, hace una década el grueso del ajuste se concentró en la parte de la población que perdió su empleo. El fuerte aumento de la tasa de paro, que llegó a superar el 25%, ha quedado en la memoria de todos. En cambio, esta vez, la resiliencia del mercado de trabajo está permitiendo que el impacto de la crisis se transmita de forma más homogénea entre la población”, argumenta. La expectativa es que la tasa de paro se mantenga por debajo del 13% el próximo año.

Los trabajadores tienen menos poder adquisitivo, pero mantienen los ingresos y se ha reducido la temporalidad. Es decir, afrontan el futuro con una certidumbre desconocida en España ante otras crisis, marcadas dramáticamente por rápidas y dolorosas escaladas del desempleo. Y eso salva las decisiones de compra, el consumo.

“Las expectativas económicas de la eurozona se han deteriorado significativamente fruto de la continua pérdida de poder adquisitivo de los hogares al son de la persistencia de la tensión en precios, el endurecimiento de las condiciones de financiación [por las subidas de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE)] y unos costes energéticos elevados. Pero vemos factible evitar el racionamiento energético, por las medidas fiscales de protección a los hogares y empresas más vulnerables y la gradual convergencia de la inflación hacia niveles más próximos al objetivo [un IPC del 2%] a partir del segundo semestre de 2023”, reflexionan los expertos de Norbolsa, la firma de inversión de Kutxabank, Caja de Ingenieros, Caja Laboral y Abanca.

Dentro de la eurozona, “Alemania e Italia se prevé que salgan peor paradas por la intensidad energética de su industria, mientras que Francia y España se vean más beneficiadas gracias a la diversificación de sus fuentes energéticas y estar más expuestas al sector servicios”, detallan estos analistas.

Según las estimaciones del Banco de España, la contribución de la demanda nacional explicará todo el crecimiento económico en 2023. Mientras, el aumento de las exportaciones (con el turismo repuntando tras el golpe de la pandemia) compensará el encarecimiento de las importaciones, sobre todo de petróleo o gas, y de otras materias primas cruciales para la industria o la agricultura, que también sufre la subida de los fertilizantes.

Las decisiones de inversión de las empresas y la economía en general contará además con respaldo del despliegue del Plan de Recuperación, para el que el Gobierno calcula un impacto de 2,8 puntos porcentuales “sobre el escenario inercial” en nuestro país, el más avanzado de la UE en la gestión de los fondos europeos, según el Ministerio de Asuntos Económicos.

Además, “la política fiscal en países como España seguirá siendo expansiva, pero debería ser más quirúrgica y no incrementar el déficit estructural”, recuerdan en el Real Instituto Elcano. En el último Consejo de Ministros del año, el Gobierno aprobó un nuevo plan de choque de 10.000 millones, más focalizado en las familias y empresas vulnerables respecto a los anteriores.

La estrategia del propio BCE de asfixiar la economía con los aumentos de los tipos de interés para luchar contra las subidas de precios es uno de los principales obstáculos para el crecimiento. Aunque, de momento, el encarecimiento de las hipotecas y del resto de los préstamos que se refleja en el gráfico anterior no se ha trasladado a la demanda de crédito, según recalca el Banco de España.

Las subidas de los tipos de interés oficiales del BCE suponen un gran escollo para familias y empresas endeudadas o que necesitan financiación, que están sufriendo simultáneamente el daño de las subidas de precios. El muro es el mercado laboral, y la institución incluso asume el riesgo de derribarlo. Su prioridad es bajar la inflación, desde hipótesis que defienden los principales países acreedores de la eurozona, como Alemania o Países Bajos. Desde todas las posiciones progresistas se está criticando esta estrategia duramente.

Hace solo unas semanas, el Gobierno de España reaccionó a la agresividad del BCE con un paquete de medidas para limitar las subidas de las hipotecas y ampliar sus plazos para quienes tengan hasta 29.400 euros de renta.

“Más allá del riesgo en el ámbito monetario, deben señalarse igualmente otras amenazas que acechan el curso de la economía mundial y, por extensión, española. A algunas de carácter económico –como pudieran ser los desequilibrios financieros de China derivados de su sector inmobiliario, la política fiscal del nuevo gobierno italiano de derecha, las tensiones comerciales transatlánticas derivadas del nuevo proteccionismo norteamericano o las erráticas medidas del Reino Unido para hacer frente a un Brexit que ya ha consumido cuatro primeros ministros– se le suman otras más geopolíticas, como la deriva de las protestas en Irán, la sempiterna tensión militar entre China y Taiwán y, por encima de todas, la evolución de la guerra en Ucrania”, concluye el equipo de expertos del Real Instituto Elcano.