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La otra electricidad posible: seis ejemplos de socialización de la energía renovable en España

Un molino de viento de 2,3 megavatios (MW) cofinanciado por 615 partícipes; tres cooperativas sin ánimo de lucro que han convencido a 70.000 personas para invertir en energías limpias o suministrarse de electricidad 100% renovable; el primer proyecto de crowdfunding para renovables con licencia de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV); un ayuntamiento que apuesta por empoderar a sus vecinos como consumidores…

Son algunos ejemplos de socialización de la energía que se han puesto en marcha en España en los últimos años, en algunos casos peleando contra un marco regulatorio adverso. Proyectos que han alcanzado la madurez ahora que se habla de una revolución energética derivada de las obligaciones de descarbonización que impone la UE a sus socios, y en la que puede marcar un pequeño hito el decreto de regulación del autoconsumo que ultima el Gobierno para impulsar esta solución energética.

Algunos de estos casos fueron expuestos el pasado miércoles en la feria Genera, celebrada esta semana en Ifema (Madrid), en una jornada sobre autoconsumo organizada por el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE). Estas son sus propuestas:

Som Energia: más de 55.800 socios

Con sede central en Girona, Som Energia es una cooperativa de consumo y producción de energía verde sin ánimo de lucro que nació en 2010 con el objetivo de cambiar el modelo energético hacia uno 100% renovable y democrático. Cuenta con 55.885 socios, tiene en vigor más de 91.800 contratos de suministro eléctrico en toda España (a un ritmo de unas 300 altas por semana) y genera unos 13,5 GWh anuales con sus instalaciones de energía renovable.

La cooperativa, que cerró la última aportación a su capital en octubre de 2017 con 5 millones captados en quince días que permitieron construir tres nuevas plantas, estudia entre otros proyectos construir un parque en eólico en Navarra que implicaría invertir 26 millones y permitiría a su comercializadora alcanzar el 50% de autoabastecimiento (ahora no llega al 10% y el resto de la energía se compra a través de certificados de energía verde). Som, cuyos socios aprobaron en 2018 en asamblea no recurrir a la banca tradicional para financiar sus proyectos, va a lanzar este año además una iniciativa de autoproducción de energía.

Rubí Brilla

Rubí, localidad de 76.000 habitantes en el cinturón industrial de Barcelona, se ha convertido en referente en materia de energía participativa a través de su iniciativa Rubí Brilla, centrada en eficiencia energética y uso de renovables en entornos industriales, comercios y domésticos. En 2012, lanzó su proyecto 50-50 en escuelas y entidades deportivas, para la medición de consumos energéticos y ceder la mitad del ahorro obtenido (un total de 295.000 euros en cinco años) a los centros y reinvertir el 50% restante en actuaciones de eficiencia energética.

El municipio ha radiografiado el potencial fotovoltaico de sus once polígonos industriales, que suponen el 40% de su consumo energético y emisiones: 165,1 gigavatios (GV) que permitirían un ahorro de hasta 28 millones y la cobertura del 33% del consumo de esos polígonos.

El año pasado, lanzó un proyecto de compra agregada de energía 100% renovable para empresas al que se sumaron 69 puntos de consumo y ahora ultima un proyecto para cofinanciar iniciativas de economía circular en el ámbito de la energía, los residuos, la movilidad y el agua. También apuesta por el autoconsumo. “Producimos nuestra energía en fotolineras y cuando no hay consumo de vehículos la inyectamos a los edificios municipales”, resumía el miércoles Jordi Núñez, director del área de Desarrollo Económico y Local del consistorio.

Las oleadas solares de ecooo

La cooperativa sin ánimo de lucro ecooo lleva 14 años trabajando por una transición energética ciudadana desde los valores de la economía social y solidaria. En abril de 2017 lanzó, en un momento dramático para el sector, su Oleada Solar, primera compra colectiva en España para permitir abaratar los costes del autoconsumo fotovoltaico. Con financiación de Triodos Bank, incluyó la donación de una instalación fotovoltaica a una organización sin ánimo de lucro al completar la ronda, que consiguió su objetivo en 45 días tras sumar 100 viviendas. Ahora ya van por la tercera oleada.

Según Cote Romero, miembro de la cooperativa, ya han logrado sumar 95 plantas fotovoltaicas socializadas en una comunidad de 4.000 personas con participaciones a partir de los 100 euros, “para que un estudiante pueda ser titular de una planta que está produciendo energía y evitando la quema de gas”, lo que ha permitido recuperar instalaciones que estaban en riesgo de desconexión con una potencia pico total de 4,91 megavatios. En los suscriptores, según Romero, “se produce un clic que va más allá de tener un panel o participar en las energías renovables; te hace pensar en lo que comes, cómo te movilizas, cuál es tu transporte o si tiene sentido tener un coche privado”.

Goiener: hacia los 10.000 socios

La cooperativa sin ánimo de lucro Goiener, nacida en 2012 y centrada en País Vasco y Navarra, cuenta con una comercializadora que actualmente tiene 9.850 socios y que en 2018 gestionó 57 GWh, con una facturación de más de 8 millones. Recientemente ha dado el salto a la generación de energía renovable con su iniciativa Sorkuntza, que a través de dos rondas de aportaciones al capital recaudó 800.000 euros entre 500 personas para proyectos cercanos y participativos.

La tercera pata es Goiener Elkartea, asociación que gestiona la labor de voluntariado de más de 120 personas que ayudan en la formación y concienciación en el uso racional de la energía, dan talleres de factura eléctrica y trabajan temas como la pobreza energética, blockchain o educación.

“Nuestros objetivos para 2019 son el impulso de proyectos de autoconsumo además de otros proyectos de generación de energía renovable, continuar con la comercialización y fomentar la participación interna así como nuestra labor de sensibilización”, resume la portavoz de Goiener, Erika Martínez. La entidad quiere “seguir dando pasos para ser un proyecto cooperativo donde exista una igualdad real entre hombre y mujeres y que ponga la vida y a las personas en el centro de su actividad”.

Un molino popular

El proyecto Viure de l'Aire, que se define como “la primera eólica popular” del sur de Europa, ha conseguido instalar en el término municipal de Pujalt, cerca de Barcelona, el primer aerogenerador de Europa financiado por suscripción popular, con una potencia de 2,3 megavatios (MW). 615 partícipes (personas físicas, asociaciones, empresas…) aportaron 2,8 millones de euros para hacerlo posible.

El proyecto se puso en marcha en marzo de 2009, coincidiendo con el 25 aniversario de la puesta en marcha en Catalunya del primer aerogenerador moderno, aunque los trámites no se iniciaron hasta 2012. El próximo 10 de marzo cumplirá un año en operación.

“Hasta anoche habíamos generado 3.589.000 kilovatios hora”, contaba el miércoles en Genera el promotor del proyecto, Pep Puig: “Pretendemos democratizar la energía, que la gente se apropie de la tecnología como lo hemos hecho con los móviles inteligentes o los portátiles; crear riqueza local, contribuir a la independencia energética y reducir las emisiones”. En definitiva, poner “la energía en manos de la gente”.

Crowdfunding renovable

La plataforma de crowdfunding de energías renovables Fundeen, constituida el verano pasado y recientemente autorizada por la CNMV, ha logrado cerrar esta semana la financiación para su primer proyecto, una pequeña planta fotovoltaica de 0,03 MW para abastecer de electricidad a un campo de golf en Málaga. Con una inversión de 42.000 euros, se sumaron 37 inversores que cubrieron el importe previsto en 24 horas, con un ticket mínimo para invertir de 500 euros. “Democratizamos la inversión en renovables”, resumía el miércoles Nacho Bautista, consejero delegado y cofundador de la firma de financiación participativa.