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Escepticismo ante el anuncio de Elon Musk de la toma de Berlín por Tesla

Aldo Mas

Elon Musk, el CEO del fabricante de coches eléctricos estadounidense Tesla, recibía este martes en Berlín el “Volante de oro”, un galardón que otorga el popular dominical germano Bild am Sonntag y la revista del mundo del motor Auto Bild. En presencia de lo más granado de la industria del automóvil alemán, Musk no se limitó a agradecer el premio, un reconocimiento a 'su' coche eléctrico Tesla Model 3. Musk casi dejó a los presentes anonadados al decir tras recibir el premio que tenía un “anuncio”.

“Tengo un anuncio que hacer, y que espero se reciba bien, hemos decidido poner la Gigafactory de Europa en el área de Berlín”, dijo Musk. Habló de la decisión sin preámbulos, casi como si no dijera nada y todavía con el “Volante de oro” en la mano. Tras la sorpresa inicial, hubo aplausos en la sala. Poco después, todo el sector del automóvil alemán y gran parte de la clase política manifestaban estar de enhorabuena.

Eso, pese a que la llegada en tromba a Berlín de Tesla que implica la construcción de una Gigafactory – así llaman en la empresa de Musk a sus centros de producción – constituye una vuelta de tuerca a la intensa competición que existe en la industria del automóvil de Alemania. No en vano, el país de la canciller Angela Merkel también es la patria de Volkswagen, BMW y Daimler – fabricante de marcas como Mercedes-Benz o Smart.

Herbert Diess, presidente del consorcio Volkswagen, estaba presente en la sala en la que Musk recibió el “Volante de oro”. Las circunstancias le llevaron a salir a la palestra junto al líder de Tesla para “agradecerle” su última gran decisión. “Le doy las las gracias por ser un pionero, por tirar de nosotros, por empujarnos”, decía a Musk un Diess cuyo consorcio lucha de momento con más gloria que resultados por hacer de su modelo eléctrico ID.3 un éxito comprable a sus Golf o Escarabajo, dos históricos del motor de combustión.

Agradecimientos a parte, a Tesla lo que le espera en Alemania es un “campo de batalla”, según los términos de The New York Times. Volkswagen, Daimler y BMW están a la espera de poder aprovechar que Alemania se convierta en un país líder mundial de demanda de coches eléctricos. Ferdinand Dudenhöffer, profesor de la Universidad de Duisburgo-Essen y reputado experto de la industria del automóvil germana, ve con buenos ojos la iniciativa de Musk, aunque no niega que ahora la competición vaya a significar que las empresas alemanas del sector tengan que ser “más rápidas y mejores”.

“Tesla es una empresa líder en innovación y eso ha de llevar a los otros fabricantes a ser más innovadores”, dice Dudenhöffer a eldiario.es. Si el aumento de la competencia parece asegurado con esta llegada de Tesla a Alemania, entre los expertos los hay que mostraban cautela ante la iniciativa de Musk y compañía. “Hay detalles importantes – el tamaño del centro de producción y su financiación – que están todavía por aclararse completamente”, ha señalado Wilfried Eckl-Dorna, uno de los editores de la revista económica Manager Magazin.

La Gigafactory de coches Tesla en Europa servirá para fabricar baterías para sus vehículos, sistemas de propulsión y los coches del tipo Model Y y Model 3. Según ha trascendido en los medios de comunicación germanos, la fábrica estará al sureste de Berlín, no lejos del aeropuerto de Berlín Brandeburgo Willy Brandt (BER), una mastodóntica infraestructura que va camino de sumar una década retrasando su apertura. Se supone que tenía que haber abierto y entrado en funcionamiento en 2011. Tras varios y muy sonados retrasos, su fecha oficial de apertura está ahora en 2020.

Musk quiere que su gran fábrica europea esté operativa en 2021. La cercanía física del proyecto de Tesla al BER ha generado justificados comentarios irónicos. “¿Estará lista [la fábrica de Musk] antes que el BER?”, se preguntaban con sorna a cuenta del anuncio de Musk en el diario Bild, el más leído del país. Sabiendo de lo despacio que pueden ir las obras en Berlín y alrededores, Dudenhöffer, se muestra escéptico con las fechas que dice manejar Musk. “Que la producción comience en 2021 es algo sobre lo que uno puede poner signos de interrogación”, plantea el profesor de la universidad Duisburgo-Essen.

Cuando se termine, este sería el cuarto centro de producción de Tesla, que ya tiene dos fábricas en Estados Unidos y otra a punto de empezar a producir en China. En el comunicado en el que anunció en octubre unas pérdidas netas de 907 millones de dólares en los nueve primeros meses de 2019, un 28,7 % menos que en 2018, Tesla explicó que su planta de producción en China, Gigafactory Shanghai, se ha construido antes de lo programado. “Gigafactory Shanghai fue construida en 10 meses y está lista para la producción”, explicó la compañía, aunque todavía no ha salido ningún vehículo de esta fábrica. Las condiciones laborales en Alemania son muy diferentes a China.

Tampoco parece estar claro el número de empleos que va a crear Tesla en Berlín y Brandeburgo, ciudad-estado y Land germanos que darán espacio a la firma estadounidense de coches eléctricos. Se ha dicho que en las 300 hectáreas que se supone ocupará laGigafactory europea podrían trabajar un máximo de personal que oscilaría entre las 7.000 y las 10.000 personas.

Dudenhöffer también se muestra escéptico frente a esos números. “El número de trabajadores no hay que sobrevalorarlo”, avisa. Mucho del trabajo de la Gigafactory de Berlín estará automatizado, según Dudenhöffer. Otros expertos valoran que el número de empleos que creará la empresa de Musk no superará, de entrada, los 3.000.

Avisos a Musk por su aversión a los sindicatos

Aún así, la multimillonaria inversión de Tesla ha sido recibida con los brazos abiertos en una región Brandeburgo y una capital germana donde la industria del automóvil no tenía un gran centro de producción comparable al que planean Musk y los suyos. “El movimiento de Tesla dará un gran empuje a la movilidad eléctrica y al muy necesitado cambio en la movilidad en Berlín y en Alemania”, decía la responsable de economía de la capital, la ecologista Ramona Pop.

Entre los políticos progresistas, sin embargo, no sólo ha habido halagos para Musk. El líder de la formación izquierdista Die Linke en Brandeburgo, Sebastian Walter, era de los que recordaba esta semana que el CEO de Tesla no sólo es conocido en Estados Unidos por la visión positiva que se tiene de él, “sino también por su aversión a los sindicatos”.

Sea como fuere, “la elección de Berlín-Brandeburgo ha sido una sorpresa, pero no es absurda. Hay condiciones favorables, como el espacio, los precios del suelo o las infraestructuras”, según Dudenhöffer. Alude, entre otros factores, al precio al alza del suelo en esta parte del este alemán, todavía más barato que en Länder como Baviera o Baden-Wurttemberg, donde tienen su sede BMW y Daimler respectivamente.

Que Musk traiga hasta Berlín su empresa no es de extrañar. La ciudad pasa a ser ahora un motivo más para atraer talento y mano de obra cualificada a Tesla. La capital alemana “es un centro cultural que va muy bien a una marca Premium como Tesla”, asegura en este sentido Dudenhöffer.

La llegada de más población a la región, aunque las autoridades económicas, regionales y gubernamentales hayan celebrado la decisión de Musk, despierta inquietudes. Porque si debido a la decisión de Tesla vienen aún más personas a vivir a Berlín y sus alrededores, también los habrá que sufran efectos adversos.

Así, Christin, una peluquera y vecina de la zona donde se supone se levantará la Gigafactory, se quejaba en el diario Berliner Tageszeitung: “Habrá que talar arboles. ¿Y dónde se supone que tienen que vivir los trabajadores? Los alquileres son ya muy altos. Además, habrá muchísimo más tráfico, porque mucha gente vendrá de fuera”.