La pandemia de la COVID-19 no impide que el negocio de los viajes experimente estos días abundantes reservas en Alemania. De hecho, desde mediados de este mes ya se venía apuntando que empresas como Eurowings, filial de la gran compañía aérea alemana Lufthansa, estaban beneficiándose de un “boom de reservas”, según los términos del semanario económico teutón Manager Magazin.
Tanto es así que, para las vacaciones de Semana Santa, Eurowings ha puesto de servicio 300 vuelos adicionales con destino a Mallorca, apodada aquí como “la isla favorita de los alemanes” o, incluso, el “17º estado federado alemán”. El pasado 14 de marzo, día en que Mallorca dejó de estar en la lista de zonas de riesgo por coronavirus del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán, ya empezaron a salir turistas germanos con ese destino en beneficio de Eurowings.
En tiempos de pandemia, ésta es de las pocas noticias positivas en Lufthansa, que por culpa de la COVID-19 ha tenido que ser rescatada por el estado alemán. El gobierno de la canciller alemana Angela Merkel ha inyectado 9.000 millones de euros para que la firma pueda hacer frente al difícil contexto que supone la pandemia para las compañías aéreas.
Parecidas noticias a las que celebran hoy en Eurowings están llegando estos días a TUI, gigante alemán de la industria del turismo. También esta empresa ha sido rescatada con una cantidad estimada en 4.300 millones de euros, y también ahora está TUI haciendo negocios de cara a las vacaciones de Semana Santa.
“Para su viaje a Mallorca, usted tendrá muchas posibilidades de alojamiento: hay más de 900 hoteles diferentes en las Islas Baleares”, se lee en las 'muy deseadas' ofertas de TUI. Hace dos fines de semana, según Manager Magazin, TUI “ya había reservado tantos viajes a Mallorca como hace dos años”, antes de que la pandemia fuera un problema global.
Críticas a consumidores y compañías aéreas
Éxitos comerciales como éste han sido posibles por las relajaciones de medidas anti-COVID-19 que plantearon Merkel y los presidentes de los Länder alemanes a principios de mes. Sin embargo, los datos de contagios, después de casi tres semanas desde que se plantearan esas relajaciones, se han disparado en Alemania. El país vuelve a registrar del orden de 20.000 nuevos contagios diarios y está, según reconocen las autoridades, en la tercera ola de infecciones.
De ahí que esta semana Merkel y los presidentes regionales germanos decidieran tirar del “freno de emergencia” frente al coronavirus. Con esa disposición vuelven las restricciones en las regiones donde la incidencia es de más de 100 nuevos casos por 100.000 habitantes en la última semana. Esta decisión de Merkel y compañía llegó después de días de debate público en el que, por ejemplo, el socialdemócrata Olaf Scholz, ministro de Hacienda y vicecanciller alemán, apelara a no ir de vacaciones a destinos como Mallorca o Turquía.
“Quien se va de vacaciones así corre un riesgo, y no sólo para sí mismo, sino para todo el resto”, decía Scholz al dominical Bild am Sonntag. A su entender, lo que está en juego en esta Semana Santa son las vacaciones de verano de la población del país.
Si Scholz criticaba a los consumidores de este tipo de viajes en plena pandemia, el político izquierdista del partido Die Linke Bodo Ramelow, presidente de la región de Turingia, cargaba contra las compañías aéreas que posibilitaban esos desplazamientos.
“Me hubiera gustado que las compañías aéreas que han conseguido tanto dinero del Estado hubieran pensado antes si aumentando el número de vuelos de forma drástica creaban una impresión de que aconsejaban volar apretados y rápido a Mallorca”, manifestaba Ramelow en declaraciones a la radio pública Deutschlandfunk el lunes.
El riesgo de viajar en la tercera ola de contagios
Ese mismo día, Ramelow y los otros quince presidentes de los Länder se reunían con Merkel para, tras once horas de negociaciones, dar una rueda de prensa anunciando el uso del “freno de emergencia” además de, entre otras cosas, presentar dos días de confinamiento severo durante las fiestas de Semana Santa. Pero, dos días después, las jornadas de cierres excepcionales ideadas por Merkel quedaban desconvocados porque la canciller había cometido un “error”.
La propia Merkel pediría perdón públicamente por ese fallo, consistente en imaginar dos días de cierres durante las fiestas que no se podían implementar. “Caos” ha sido una palabra muy utilizada esta semana para describir la política de los responsables del país, incapaces de tomar medidas más contundentes para atajar la tercera ola de contagios.
Entre tanto, las compañías de viajes siguen ofreciendo billetes para los turistas alemanes que quieran viajar. Y esta invitación, desde un punto de vista sanitario, constituye un “riesgo”, dice a ElDiario.es Frank T. Hufert, director del Instituto para la Microbiología y la Virología de la Escuela Superior de Medicina de Brandeburgo.
“¡Vuele lejos del confinamiento!”
“Corremos riesgos con esos viajes, porque aunque allí la incidencia sea menor que aquí, Mallorca, por ejemplo, puede ser un punto de partida de cómo se repartan a distintos puntos de Europa más infecciones. Lo conveniente en esta situación son las limitaciones de movilidad”, aclara este experto.
El Gobierno alemán estudiaba a finales de esta semana si podía “impedir los viajes a los lugares favoritos de los alemanes en el extranjero”, según recogía en sus páginas el diario económico Handelsblatt. Este viernes, el ministro de Sanidad, el conservador Jens Spahn, hablaba de imponer, a partir del lunes, la obligación de tener un test negativo antes de tomar un avión.
Sin una solución definitiva al respecto, viajar desde Berlín a Mallorca, con salida el lunes y la vuelta para el próximo domingo, cuesta 130 euros con Eurowings, según los precios consultados a finales de esta semana. Con este tipo de ofertas, según señalaba el veterano periodista Hugo Müller-Vogg en la página web del mensual conservador Cicero, parecería que las compañías están ofertando lo siguiente: “¡Vuele lejos del confinamiento!”