Si el gasto del Estado baja... ¿Cómo es que cuando han presentado los Presupuestos parece que todo sube?
Hacienda ha hecho varios enjuagues a las cuentas públicas de este año para disimular lo que es en realidad un año más de recortes y de abrocharse el cinturón. Que el techo de gasto era menor que el de 2016 era algo que ya se sabía (obligados por Bruselas cansados de los incumplimientos). Pero, además, teniendo menos se ha tenido que repartir entre más porque los primeros presupuestos con minoría parlamentaria están cargados de concesiones a partidos nacionalistas. Entonces, ¿cómo cuadran las cuentas?
Para empezar. Aunque el Ejecutivo vende que el gasto social aumenta un 1,7% (incluso dice que un 2,7% si aisla el efecto de la reducción del desempleo), lo cierto es que son unas cuentas públicas de ajustarse el cinturón. Según las previsiones de Economía, el PIB nominal (esto es, sin tener en cuenta la inflación) va a crecer este año un 4,1%. Así que una evolución del 1,7% está muy por debajo del crecimiento esperado para la economía, lo que supone seguir abrochándose el cinturón.
Tanto es así que el esfuerzo en gasto público será el menor en un lustro. Suponiendo solo un 41,3% del PIB. Buena parte del esfuerzo en gasto público se lo comerá la inflación, que el consenso sitúa este año por encima del 2%.
Las pensiones tienen una fuerte inercia porque aunque se congelan las prestaciones individuales, se siguen incorporando nuevos pensionistas lo que hacen que la partida suba un 3,1%. Para compensar esta subida, es la partida de Cultura, de Acceso a la Vivienda o de Educación las que más absorben el golpe.
Gasto menguante
Precisamente, la subida salarial de los funcionarios también viene con trampa. Aunque se dice que va a subir un 1%, lo cierto es que ante la previsión de inflación de un 2,5% que defienden los organismos internacionales, los empleados públicos pierden poder adquistivo. También lo pierden los pensionistas. El gasto en pensiones sube porue hay más beneficiarios, pero la prestación individual que le toca a cada uno se incrementará un 0,25%. Esto es, perderán poder adquisitivo.
Esta comparación con el IPC se puede hacer con casi cualquier otro indicador que esté relacionado con el nivel de vida. La subida del IPREM, que el Gobierno ha dicho que será de un 1%, también se la tragará la inflación.
Los presupuestos se comparan con lo presupuestado el año anterior. Esto que parece una obviedad no se cumple este año. Hacienda ha tomado otra cifra: la del presupuesto ejecutado. Esta cifra ejecutada es inferior a la prevista el año anterior porque a mitad de curso Bruselas le sacó la bandera roja a Cristóbal Montoro por haberse desviado del déficit y haber hecho unos presupuestos expansivos en línea con el año electoral que se avecinaba.
Así que aunque lo comparable es ver la variación de lo presupuestado sobre lo presupuestado, cuando les ha convenido el Ejecutivo ha escogido otra cifra. Es el caso de Fomento, que si se compara con lo que se ejecutó en 2016 parece que este año se gastará un 24% más. Pero si se compara con lo que había previsto el Gobierno, caen un 3,3%.
También llama la atención el gasto de personal que aparentemente baja (un 1,6%), porque se compara con lo ejecutado y no con lo previsto. En realidad, el gasto en personal va a subir casi un 5% por la subida salarial y por la oferta pública de empleo extraordinaria.